El diagnóstico OBD: qué significa, para qué sirve y cómo funciona
Se llama OBD y es la solución de diagnóstico a bordo que llevan todos los coches del mercado. Una solución estandarizada que dispone de una memoria interna donde se almacenan todos los fallos que se producen en el vehículo. En principio reservada solo para los talleres y la ITV, cada vez más usuarios utilizan este puerto para reconfigurar sus coches.
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Publicado: 24/03/2020 20:00
Seguramente has oído más de una vez hablar de la conexión OBD. Es el sistema de diagnóstico del vehículo, donde se concentran todos los fallos del mismo. El acceso se encuentra por debajo del salpicadero, siendo necesario en algunos modelos el desmontaje de parte del panel inferior.
La conexión OBD nació en Estados Unidos a finales de los años 80. Mientras que algunos modelos Premium los montaban sin ser obligatorios, la Unión Europea lo consideró de obligado cumplimiento en el año 2000 para los modelos de gasolina y desde 2003 para los diésel, según una directiva comunitaria y con una leyenda pre-establecida y adaptada para todos los fabricantes.
Un sistema que permite leer e interpretar los datos y fallos por cualquier taller. De otra forma, sería imposible. El funcionamiento del sistema OBD es simple: se trata de captar toda la información de los diferentes sensores repartidos por el coche y almacenarlos en una memoria interna. Los fallos se almacenan con un código estandarizado de cinco dígitos: el primero responde a las letras: "P", para electrónica de motor y transmisión, "B" para carrocería, "C" para chasis y "U", sin definición expresa.
El segundo será 0 o 1, el primero un código SAE común a todas las marcas, y el segundo indicando el fabricante del vehículo. El tercer dígito responde también a una numeración del 1 al 7, cada uno asignado a una función específica del coche, de manera que el 0 responde a toda la electrónica del vehículo, los 1 y 2 son responsables del control del aire y combustible, 3 para el sistema de encendido, 4 para el control emisión auxiliar, 5 para el control de velocidad y ralentí, 6 para la unidad de control general (ECU) y 7 para la transmisión.
Los dos últimos dígitos, cuarto y quinto, están específicamente relacionados con el fallo del vehículo, y solamente los expertos son capaces de señalar a qué se refiere concretamente, especialmente porque cada marca implanta un protocolo especial, si bien agentes externos como Bosch también disponen de herramientas especiales para acceder.
El verdadero propósito del sistema OBD ha dejado paso a otros cometidos, las actualizaciones de las centralitas y las modificaciones de las funciones de seguridad, conectividad, confort, multimedia, etc. proporcionadas por proveedores externos, además de la puerta a la ITV como medio de vigilancia para el cumplimiento de los límites de emisiones contaminantes.