Donald Trump y la posible reforma del TLCAN, lo que debes saber

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ya está trabajando. La industria del automóvil está nerviosa ante sus amenazas, pues pretende castigar a las empresas que producen automóviles fuera de EEUU para venderlos allí. Miles de millones de inversión están en la cuerda floja.

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Publicado: 22/01/2017 21:00

Donald Trump, 45º presidente de Estados Unidos, en la foto oficial de la Casa Blanca

Donald Trump empieza a cumplir algunas de sus amenazas al entrar en la Casa Blanca. De la página Web de la institución han desaparecido referencias al cambio climático y temas LGTB. Ha suprimido la financiación para "Obama Care" (seguro médico accesible). ¿Qué será lo siguiente? Entre sus próximos objetivos estará el TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) o NAFTA en siglas inglesas.

En 1994 el presidente George Bush (padre) firmó el TLCAN con sus dos vecinos, Canadá y Méjico. En virtud de ese acuerdo se redujo mucho la cantidad de aranceles a un lado y otro de la frontera -o se eliminaron- y se favoreció la inversión. Pero Trump considera que ese acuerdo ha sido malo para la economía norteamericana, se han perdido puestos de trabajo y muchos millones de dólares.

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Trump ha amenazado en Twitter a las compañías automovilísticas que producen a menor coste fuera de EEUU (principalmente se refiere a Méjico) con elevarles los aranceles al 35%. Es más, quiere renegociar el TLCAN para que sea no mejor para EEUU, para que sea mucho mejor. Trump dijo del TLCAN que fue el peor acuerdo de la Historia.

Estados Unidos puede abandonar unilateralmente el TLCAN, siempre y cuando avise con seis meses de antelación a las demás partes. Bajo ese acuerdo, EEUU no puede imponer aranceles a mercancías del exterior. En teoría, Trump tampoco puede imponer el arancel a empresas concretas, sino a tipos de mercancía y naciones.

Para EEUU hay tres categorías a la hora de comerciar:

  1. Relación normal
  2. Con acuerdo comercial
  3. Sin relación comercial (Corea del Norte)

Méjico pasaría al escenario 1, el de "nación más favorecida". La Organización Mundial del Comercio establece un 10% de arancel entre países que no tengan un acuerdo de libre comercio (TLC/FTA). Si EEUU sube los aranceles, sus vecinos podrían hacer lo mismo, especialmente en aquellas mercancías que EEUU necesite mucho y tenga poco poder para negociar.

En otras palabras, se puede desatar una guerra comercial de difícil previsión de consecuencias. Es cierto que Méjico ha absorbido muchos encargos de la industria del automóvil, pero es muy aventurado echarles la culpa de lo que ha pasado a la industria norteamericana.

Todos estos países tienen tratados de libre comercio con Estados Unidos. Las políticas de Donald Trump buscan renegociar los acuerdos, o desvincularse de ellos (no ha pasado desde 1866)

Los problemas del Big Three de Detroit (Ford, General Motors y Chrysler) no son una novedad. En 2008 se declararon en bancarrota GM y Chrysler, y necesitaron miles de millones del contribuyente para no caer; Ford resistió. El negocio se saneó, se dividieron entre parte buena y parte mala, y el tesoro de Canadá y EEUU asumió cuantiosas pérdidas. Es más, la antigua capital del motor, Detroit, pasó de ser una ciudad próspera en los 50 a declararse en bancarrota en 2013.

Los consumidores habían estado dejando de lado los coches nacionales por los más racionales orientales y europeos. A las compañías extranjeras se les puso como condición tener una fábrica en EEUU si querían importar con aranceles reducidos, y se montaron plantas de Toyota, Subaru, Mitsubishi, Hyundai, Kia, Nissan, etc. La economía de combustible fue una de las razones, según fueron incrementando los precios de la gasolina.

En Méjico se producen sobre todo coches de precio bajo o medio, aunque hay productores Premium que producen o producirán coches de gama superior, como Audi o BMW. Si Trump elevase al 35% el arancel a esos modelos, diversos analistas creen que se volverán más inasumibles, no se comprarán alternativas "made in USA", y habrá pérdidas de empleo sobre todo en el sector logístico. No olvidemos que los mejicanos, para producir coches, no son autosuficientes en piezas en su totalidad.

En Méjico se producen los coches a un coste inferior, por lo que es más atractivo para modelos con menor margen comercial como utilitarios, compactos o sedanes pequeños

Por otro lado, el gusto americano cada vez tira más por coches de ámbito global, más racionales. La industria de EEUU conserva la producción de mayor margen comercial (pues es más caro producir) como pick-up, grandes SUV y berlinas medias/altas. No hay que olvidar las lecciones de lo que pasó en 2008. Puede que las medidas de Trump beneficien a corto plazo a su industria, a largo plazo será un desastre.

La industria de EEUU se está preparando para el gran valor: coches autónomos, eléctricos, etc

Posiblemente Trump consiga una renegociación del TLCAN que sea más beneficioso para su país, pero sus socios no se lo darán a cambio de nada. Está por ver si el Congreso y el Senado están de acuerdo con sus políticas. El proteccionismo comercial rara vez funciona, aunque los chinos pueden decir que les ha ido de maravilla. De hecho China es el principal productor mundial de automóviles, y casi todo lo que hace es para su mercado interno. Jugada maestra.

Aunque EEUU baje súbitamente sus importaciones de coches "made in Mexico" nuestros parientes lejanos no tendrán problema en colocar su producción en otros países. Es más, pueden competir con la industria de EEUU. El beneficio para los estadounidenses es muy dudoso, pero Trump consiguió muchos votos de las zonas deprimidas de su país donde antes había una próspera industria automovilística. A menos que Trump consiga milagros, muy difícilmente poner aranceles va a lograr crear empleos en Estados Unidos.

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