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EEUU no quiere ni ver los coches eléctricos procedentes de China, y ahora tampoco este otro componente vital

La administración Biden anunció en mayo aranceles del cien por cien a los coches eléctricos procedentes desde China, y ahora quieren imponer restricciones a su tecnología de software. Todo, según ellos, por motivos de seguridad.

EEUU no quiere ni ver los coches eléctricos procedentes de China, y ahora tampoco este otro componente vital
Estados Unidos quiere imponer una barrera más contra los coches eléctricos procedentes de China.

5 min. lectura

Publicado: 18/07/2024 12:00

En Europa hemos asistido en las últimas semanas a la imposición de nuevos aranceles provisionales contra la importación de coches eléctricos procedentes desde China. Este fue el resultado de una investigación, todavía en marcha, sobre los subsidios por parte del gobierno chino que la Comisión Europea considera de ilegales, lo que genera bajo sus ojos una situación de competencia desleal.

Al otro lado del charco, en Estados Unidos, las cosas se han tomado todavía más serias. Más allá de las amenazas del todavía candidato Donald Trump, el actual gobierno de Biden se puso serio al respecto y presentó unos aranceles del 100% contra los coches eléctricos chinos, con el claro mensaje de proteger a sus fabricantes locales.

Pero la administración Biden quiere ir más allá y quiere reducir el coto de los fabricantes chinos más allá de sus vehículos, atacando un componente clave que podría comprometer la seguridad de sus ciudadanos. Las sospechas y los temores contra una posible situación de espionaje chino han vuelto a levantar las alarmas.

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Los coches eléctricos chinos lo tendrán muy complicado para asentarse en Norteamérica.

USA quiere más restricciones contra el software chino

El Departamento de Comercio de Estados Unidos, a través de su subsecretario para Industria y Seguridad, fue muy claro. Alan Estévez advirtió de los miedos que traería consigo la avalancha de coches eléctricos procedentes de China, así como de su tecnología de software y componentes.

«Un vehículo es algo que da mucho miedo. Un coche moderno tiene mucho software, toma muchas fotografías y está conectado a tu teléfono. Sabe a quién llamas y a dónde vas, sabe mucho sobre ti», resaltó Estévez en declaraciones recogidas por Reuters.

Los nuevos aranceles contra los coches eléctricos chinos deberían entrar en vigor este mismo 1 de agosto, pero la administración Biden quiere dar un paso más. El gobierno quiere imponer restricciones al software de los vehículos fabricados en China: entre otras medidas, los créditos fiscales presentes en el país excluirían los vehículos con ciertos componentes vinculados con el gigante asiático.

El coche conectado trae muchas ventajas, pero también temores por posible espionaje.

Estados Unidos está endureciendo su postura frente a la industria automovilística china, a la par que analiza los riesgos para la seguridad nacional del software chino a través de una investigación que ya se inició en febrero. «Estamos analizando algunos componentes y algo de software, pero no todo el vehículo: serían algunos componentes clave que administran el software y los datos, que tendrían que fabricarse en un país aliado».

La historia y la disputa entre China y Estados Unidos no cesan a razón de las sospechas siempre continuas sobre espionaje. «No hace falta mucha imaginación para pensar en cómo un gobierno extranjero con acceso a vehículos conectados podría suponer un grave riesgo tanto para nuestra seguridad nacional como para la privacidad personal de los ciudadanos estadounidenses», dijo en su día la secretaria de Comercio del país, Gina Raimondo, a razón de la investigación llevada a cabo en el país.

Los temores en USA están más que presentes con el coche conectado y el claro dominio de los fabricantes chinos también en cuanto a componentes. «Podrían registrar información detallada sobre la infraestructura estadounidense y podrían conducirse o desactivarse de forma remota», pero también compartir datos con dispositivos externos, alerta el subsecretario de comercio estadounidense.

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