El coche autónomo como promesa empieza a enfriarse

Se acercan las fechas en las que se había prometido la conducción autónoma, y los plazos empiezan a dilatarse. Lo que parecía muy razonable alcanzar está demostrándose como un proceso tedioso, muy costoso, y repleto de obstáculos técnicos, éticos y legales.

7 min. lectura

Publicado: 09/08/2019 21:00

Farid Khairallah (ZF) cree que la conducción autónoma llegará primero a los ámbitos industriales y en aplicaciones específicas, y que está lejos todavía para los particulares

Si nos fijamos en los titulares y las declaraciones que eran habituales en la industria hace tres años parecía que el coche autónomo se encontraba a la vuelta de la esquina. Hablaban de "a partir de 2020" y conducción plenamente autónoma, nivel 5, donde el conductor humano es totalmente prescindible.

Pero durante estos años -solo tres son muchos hablando de tecnología- los fabricantes, proveedores y empresas tecnológicas se están dando cuenta de que se les infló un poco la boca. Lograr una capacidad de conducción plenamente autónoma requiere mucha potencia de proceso, muchos sensores... y todo eso cuesta mucho, desarrollarlo y venderlo.

Farid Khairallah, director del catálogo de tecnologías de control de seguridad de ZF, ha sido claro al respecto: "La percepción de la industria, hace un par de años, es que era un camino de rosas. Ahora la industria está... buscándo un punto de vista más racional y práctico. No es fácil llegar a ese punto", declaró Khairallah en una conferencia el pasado martes.

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El directivo especificó que para que un coche autónomo no necesite conductor en absoluto debe contemplar una enorme casuística, incluyendo lo retorcido y lo imprevisible. Ya hay experiencias de pruebas de vehículos autónomos en los que se han producido heridos -y algún fallecido- por su propia imprudencia, no la del vehículo ni de sus sistemas.

Un sistema de nivel 5 necesita recopilar la información de varios sensores a la vez: cámaras de televisión, radares, LIDAR, ultrasonidos... y procesar esa información en tiempo real, sin ninguna demora. Solo así las acciones pueden tomarse a tiempo. La capacidad de proceso necesaria es un millón de veces superior a la que se maneja hoy día.

La informática, al ritmo que progresa, no tiene demasiado lejos llegar a ese punto fantástico, otra cosa es a qué precio se pueda ofrecer. Además, hay que considerar otras problemáticas, como que tanta potencia de proceso produce mucho calor, y que ese calor hay que mantenerlo bajo control. Un sistema de refrigeración adicional también se añadiría al coste, por no hablar del consumo necesario en electricidad y su impacto en las emisiones o la autonomía.

Toda esta parafernalia es para mover un prototipo de PSA de coche prácticamente autónomo. Esto habría que miniaturizarlo y hacerlo muchísimo más potente, un problema de complejidad exponencialmente superior

Algunas voces en la industria ya estaban tratando de aplicar algo de calma a la euforia del coche autónomo, dejando caer que durante una buena temporada no sería algo asequible para un cliente común. Solo estaría disponible como una opción cara para modelos de muy alta gama, o para vehículos diseñados para no tener conductor, sin pedales ni volante.

El horizonte que dibuja ahora la industria se aleja un poco más de esa visión idílica de que cualquiera podrá pulsar un botón y olvidarse de conducir. Más bien apunta a que serán vehículos que se usarán en rodajas de tiempo, como una suerte de taxi autónomo, para que el coste sea soportable entre muchos usuarios. La profesión de taxista o chófer no tiene un horizonte tan negro, recupera unos años de supervivencia al menos.

En la carrera hacia el coche autónomo hay empresas que están perdiendo unos recursos y tiempo preciosos, incluso llegando al desperdicio total. Un nivel 2 de conducción asistida está al alcance de la mayoría de los fabricantes, pero la conducción 100% autónoma es harina de otro costal. No hay apenas margen para el fallo.

Se ha avanzado mucho desde las Urban Challenge (competición de coches sin conductor) financiadas por el Gobierno de EEUU, pero la viabilidad comercial del coche autónomo no está tan cerca como se creía

¿Y qué hay de la inteligencia artificial? En los últimos años hemos visto enormes progresos, como IAs especializadas en colorear fotos en blanco y negro, simular el envejecimiento de las personas con aterradora precisión o incluso poder desnudar por completo a una mujer con una foto en bañador. Hasta se pueden falsificar por completo discursos y voces completos (deep fakes).

Pero el alcance y precisión de esas IA es limitado, y puede dar resultados completamente absurdos. Eso no es una opción cuando se mueve un vehículo de más de una tonelada con seres vivos a bordo, en un mundo en el que hay abogados, compañías de seguros y jueces. Si no puede ser algo prácticamente infalible, no es viable comercializarlo.

El coche autónomo llegará, solo es una cuestión de tiempo, pero no será asequible. Habrá que esperar más tiempo del previsto inicialmente para que sea una tecnología que cualquiera pueda pedir para su coche, o para poder comprar un vehículo que nos libere completamente de la necesidad de conducir. La industria ya se ha estrellado con otras grandes promesas, como la realidad virtual, los coches voladores o la seguridad de los datos personales.

Poca broma con este tema, puede salir gente herida, o peor, que muera.

Fuente: Automotive News

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