El combustible caro en Estados Unidos acelerará muchos cambios, como ya pasó antes
Si bien la media del galón de gasolina es de 3,61 dólares, ya hay gasolineras en California que han pasado de la barrera psicológica de 6 dólares. Estos precios son históricamente altos para EEUU, y forzará a los fabricantes a espabilar.
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Publicado: 04/03/2022 23:00
Si no me falla la memoria, esta es la tercera vez que los estadounidenses han visto la gasolina por las nubes desde el año 2000, ya pasó en la crisis de 2008 y en la de 2011-2014. En la web de Titlemax podemos ver una interesantísima gráfica sobre los precios medios del combustible en ese país, con y sin inflación ajustada.
La gasolina cara no es un fenómeno exclusivamente europeo, ni mucho menos. A Estados Unidos también le salpica el problema aunque su dependencia de las exportaciones de petróleo desde Rusia supongan el 10% de su consumo. Y la situación va camino de empeorar en las próximas semanas también.
6 dólares por galón equivalen a 1,587 euros por litro
Los conductores más veteranos del país podrán decir que antes de 1980 no habían pagado de media el galón de gasolina a más de 1 DÓLAR, si bien ajustando la inflación la gasolina más barata que disfrutaron fue de 1970 a 1973. A partir de entonces, con la crisis del Yom Kippur en octubre, se acabó la gasolina barata e infinita. Muchos surtidores mecánicos no podían marcar precios superiores a 2,99 dólares el galón.
Encontraremos una curiosa correlación entre las épocas en las que la gasolina la «regalaban» y los lanzamientos comerciales de coches cada vez más grandes, más potentes, más pesados o más absurdos. De hecho, la gasolina históricamente barata coincidió con la época dorada de los muscle car. Fue la época del «f*ck the fuel economy».
Sin necesidad de irnos tan lejos, desde que empezó el Siglo XXI la gasolina ha ido aumentando de precio hasta tal punto que, en 2008, tuvieron que pedir un rescate gubernamental General Motors y Chrysler porque su catálogo de modelos era muy ineficiente, las ventas se desplomaron, y la competencia asiática se lo llevó crudo. Ford aguantó el temporal con sus propios recursos.
Tras ese tortazo, los fabricantes domésticos de EEUU tuvieron que espabilar y hacer un esfuerzo por ajustar los consumos de sus motores nuevos, aunque la fiebre de los SUV y los crossover ha sido tal que se han comido a los turismos convencionales, ya más de la mitad de lo que se vende es sobreelevado, y por tanto, menos eficiente por definición.
Ford, General Motors y Stellantis (antes Chrysler y FCA) se han puesto morados a ganar dinero vendiendo SUV y pick-up en su mercado doméstico, por ser segmentos muy rentables, mientras se descuidaban otros mercados donde los coches consumen menos. Por ejemplo, General Motors abandonó prácticamente el mercado europeo -su trozo de tarta la tiene actualmente Stellantis-.
Incluso Ford llegó a cuadrar sus cuentas mundiales con pérdidas en todos los grandes mercados salvo el norteamericano, pese a eso ganaron dinero. Este modelo de negocio se está explotando hasta que la vaca ya no pueda dar una gota más de leche. Y ahora emerge una competencia en su propio suelo con nuevos fabricantes, siendo Tesla el que más daño les está haciendo.
Cuanto más les suba la gasolina a los estadounidenses, más rápido se van a acelerar los planes de electrificación ya anunciados, porque el consumidor volverá a fijarse en modelos más eficientes. Para un coche mediano que haga 25 millas por galón (9,4 l/100 km), y a 6 dólares (5,49 euros) el galón (3,78 litros), recorrer 100 km sale -al cambio- a 15 euros.
A medio y largo plazo podemos ver más tendencias. Por ejemplo, los SUV de mayor consumo y con pocos años -pero no muchos- pueden empezar a caer de precio a plomo y costar lo mismo que un sedán normalito de los 90, poco más que su peso en chatarra. Al menos, eso puede ser donde no son necesarios, especialmente grandes ciudades de la costa, el interior es otra cosa.
Habrá gente que le importará un bledo lo que cueste la gasolina, que siempre la hay, pero la demanda es elástica solo hasta cierto punto, y a partir de ahí el consumidor medio valora otras alternativas, incluso montar en bicicleta eléctrica. Como diésel apenas se vende nada desde el Dieselgate (2015), siempre quedan los híbridos (enchufables y normales) y los eléctricos. Si no lo vende Fulanito, lo venderá Zutanito.
Siempre que hay una crisis energética y precios altos pasa lo mismo, los que han roto su elasticidad a la hora de consumir gasolina, la abandonan y compran otra cosa. Preveo que las cuotas de coches eléctricos en Estados Unidos van a pegar un buen rebote a lo largo de este año, más de lo habitual de los últimos años.