El Congreso debatirá la prohibición de publicidad de vehículos gasolina y diésel la semana próxima
Aunque la prohibición de matricular vehículos de combustión interna aún está un poco lejos, 2035, hay quien aboga por suprimir su publicidad para sensibilizar al público. Mas País y Equo llevarán al Pleno del Congreso la posible prohibición de su publicidad.
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Publicado: 16/02/2022 21:00
A lo largo de 2021, el 45,1% de los coches que se matricularon en España iban a gasolina y el 19,9% fueron diésel. La suma de todas las energías alternativas, que incluyen híbridos y convertidos a gas, coparon un récord del 34,9% de cuota. Prácticamente dos tercios del mercado se mantienen tradicionales.
Hay que tener en cuenta que de las 859.477 unidades matriculadas en 2021, solo un 1% más que en 2020 -con un mes y medio de cierre total de las ventas- se explican en parte por la falta de componentes en las fábricas, lo cual ha afectado fundamentalmente a modelos gasolina y diésel sin hibridar.
¿Es el momento para prohibir la publicidad de los vehículos de combustión tradicional? Los partidos políticos Mas País y Equo piensan que sí, el Pleno del Congreso debatirá su propuesta en la sesión del 22 de febrero. Se trata de una proposición no de ley con pocos visos de prosperar por aritmética parlamentaria.
Cálculos políticos al margen, la propuesta pide que en 2025 se cese la publicidad en medios de comunicación, soportes publicitarios -como vallas- y las publicaciones académicas. Darían hasta 2027 para permitir patrocinios deportivos, culturales o científicos, y eventos públicos.
Pasada esa fecha, en teoría, solo podrían anunciarse vehículos eléctricos, aunque seguirá habiendo una notable oferta de vehículos de combustión interna. Hay que recordar que los híbridos de cualquier tipo siguen siendo vehículos de combustión interna, aunque tengan parte eléctrica. La DGT les da la consideración de ECO o Cero, según tecnología.
Dicha medida afectaría de forma relevante a medios del sector como Motor.es, que reciben parte de sus ingresos de la publicidad, obligándonos a no mostrar anuncios de vehículos que van a seguir en el mercado y de los que tendremos que seguir hablando porque no habrán dejado de existir. En parte, la nueva medida sería un brindis al sol, aunque nos puede perjudicar económicamente -y bastante-.
Se da la circunstancia de que la industria del automóvil en nuestro país es la que más invierte en publicidad, y de los primeros 20 anunciantes que más gastan, siete son empresas del sector. Es Volkswagen el mayor anunciante de España (84 millones de euros en 2020), seguido de Stellantis (67 millones), SEAT (45 millones), Renault (40 millones), etc.
Difícilmente se van a invertir las mismas cantidades exclusivamente en coches eléctricos, pues todavía no son el corazón del mercado, y desde luego no en nuestro país. De forma progresiva el esfuerzo publicitario acabará igual en los eléctricos, eso es impepinable, pero hacerlo a la fuerza puede causar distorsiones.
A estas alturas se supone que el público está más que concienciado con la existencia de alternativas al binominio gasolina/gasóleo, pero no siempre esas alternativas casan con sus necesidades diga lo que diga la publicidad. De hecho, la mayoría de los vehículos de ocasión siguen siendo diésel.
Tanto Mas País como Equo argumentan que nuestro país se ha comprometido con la Unión Europea para reducir las emisiones de carbono y perseguir los objetivos de electrificación de la movilidad. Tan cierto es como que el apoyo del Gobierno a electromovilidad sigue siendo tibio a efectos prácticos.
Si los poderes públicos pretenden que los españoles nos electrifiquemos más deprisa hay que tomar decisiones más contundentes, favoreciendo más a los eléctricos y contribuyendo al despliegue de más infraestructura y ayudas a la compra para los que aún no tienen claras las matemáticas. O eso, o el camino duro, que es aumentar más la fiscalidad -ya elevada- a los automóviles convencionales y sus titulares.
Como dijimos previamente, seguramente la PNL no llegará a ningún sitio, y aunque llegue no tendrá un carácter vinculante. Habría que hacer reformas legales para restringir o suprimir la publicidad de vehículos de combustión interna, como cuando se hizo lo mismo con el alcohol y el tabaco, aunque cada vez el automóvil nuevo tenga menos que ver con la salud pública para mal.