El Congreso rechaza prohibir la publicidad de vehículos con emisiones de escape

Aunque los vehículos actualmente a la venta tienen las emisiones más bajas de la historia del automóvil, persiste la retórica acerca de su enorme «peligrosidad» tanto respecto al medio ambiente como para la salud de las personas. Cierto es que tienen su impacto, decir lo contrario sería una necedad, pero ese impacto sigue reduciéndose.

Ya podemos distinguir entre vehículos con elevadas emisiones, de emisiones normales, de bajas emisiones e incluso sin emisiones. A los primeros y segundos el mercado los está erradicando la Unión Europea con los límites de CO2 y las normas Euro. Los de bajas emisiones están más tolerados y los que no tienen emisiones son el futuro.

Solo hay dos formas de que las emisiones de carbono sean nulas. La primera es con vehículos eléctricos, que no tienen sistema de escape, o con vehículos de pila de combustible de hidrógeno. Estos últimos tienen sistema de escape, pero o suelta vapor de agua o líquido elemento ya condensado. Contra todos los demás iba la propuesta de Más País-Equo.

La publicidad de los vehículos con emisiones tiene más finalidades que «blanquearlos», como hacerse conocer a sus potenciales clientes. Los consumidores ya saben que hay vehículos sin emisiones, y también suelen saber que están lejos de su poder adquisitivo como término medio. La verdad, conozco poca gente que se compre un vehículo por el placer de contaminar.

El Congreso, previsiblemente, ha desestimado la Proposición no de Ley (PNL) de los ecologistas, con el rechazo de los principales partidos: PSOE, PP, Vox, Ciudadanos, PNV, Junts, PDeCAT, UPN, Foro, PRC, Coalición Canaria y Foro Asturias dijeron que no. Solo apoyaron la propuesta los ponentes, CUP, Compromís y BNG.

Tal vez sorprende más el grupo de abstencionistas: Unidas Podemos, Esquerra Republicana, EH-Bildu y Teruel Existe tampoco lo han visto claro. La PNL ha sido en consecuencia un absoluto fracaso, tanto a nivel de votos como de impacto mediático. Además, su efecto habría sido ciertamente muy limitado, de haber tenido alguno.

Voy a permitirme el lujo de sugerir a los grupos ecologistas medidas para proponer a la Cámara Baja que sean más eficaces para proteger la salud de los ciudadanos y el medio ambiente. Podrían proponer a todos los cuerpos policiales con competencias en tráfico que hagan controles de emisiones excesivas, tal y como se hacen controles de drogas y alcohol. En cualquier sitio, a cualquier hora y sin avisar.

Esta medida tendría un impacto directo en la protección al medio ambiente, aumentando la persecución sobre los vehículos que no pasarían la ITV limpiamente. Una de las triquiñuelas es que los coches con modificaciones ilegales en el escape pongan las piezas originales solo para pasar la inspección, y el resto del tiempo contaminan mucho más de lo permitido por normas obsoletas, menos restrictivas que las actuales.

Estos controles pondrían una presión añadida sobre aquellos que consideran que las normas no van con ellos salvo cuando están pasando la ITV, y eso considerando que no pasan la ITV irregularmente. Todos conocemos casos. Eso bien puede fiscalizarse, a los talleres les pueden dar algo de actividad económica, se sacan manzanas podridas de las estaciones ITV y todos respiraremos mejor. Y todo esto 100% libre de demagogia.

Aquí va un ejemplo extraído de una popular plataforma de compraventa entre particulares. Un escape no homologado solo tiene sentido para utilizarlo en un circuito, fuera del mismo esto es simple y llanamente ilegal; o no cumple la normativa de ruido o no cumple la de gases de escape. Dejo abierto el melón, pero dudo que ningún político se acerque a por él. Los escapes libres se prohibieron en vías públicas hace 30 años por algo -en vehículos nuevos, no fue retroactivo-.

Por cada «elemento» o «elementa» que pillen con graves defectos de mantenimiento, modificaciones ilegales o elementos de escape no homologados se compensan las emisiones de varios vehículos nuevos de golpe, y sin necesidad de afectar a su publicidad. Estos controles se hacen poco, pero existir, existen. Me refiero tanto a lo visible a simple vista como a lo que no, y que hay formas de detectar también.

En último lugar, cabe recordar que aunque la publicidad del tabaco ha desaparecido y que los envases de curso legal tienen unos avisos muy explícitos y desagradables, a los fumadores les sigue sin entrar el concepto. En otras palabras, la medida seguramente habría sido absolutamente ineficaz, aunque con un evidente daño para todos los profesionales que viven de la publicidad, por no hablar de medios de comunicación como el que estás leyendo ahora mismo.