¿Se acerca el fin de los concesionarios de coches?
Cada cambio tecnológico puede suponer la desaparición de oficios o su profunda reconversión. Uno de esos oficios será el de vendedor de coches, ya que progresivamente los concesionarios irán siendo menos necesarios. ¿Significará entonces eso su desaparición? No del todo.
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Publicado: 14/04/2018 21:00
A lo largo de la Historia la industria del automóvil ha tenido que reinventarse varias veces. En sus inicios, se dedicó a atender las necesidades de las clases más acomodadas. Luego llegó la producción en masa, dos guerras mundiales, dos grandes depresiones, las crisis energéticas... Pero uno de los mayores cambios se está produciendo ahora.
En cuestión de años, será menos habitual ver a la gente conduciendo sus propios vehículos, ya que multitud de gente se desplazará de un lugar a otro en coches autónomos por los que solo pagará su uso. Esa fórmula, respecto a la actual, tiene más sentido desde el punto de vista económico, ecológico y de la seguridad vial, por mucho que nos choque.
En ese horizonte, cada vez serán menos importantes figuras como los concesionarios tal y como los conocemos. Al reducirse el uso de vehículos en propiedad, se venderán menos unidades a particulares, por lo cual muchos de estos negocios cerrarán o se dedicarán a la compra/venta de clásicos o vehículos más lúdicos.
Según Bob Lutz, un conocido ejecutivo de la industria del automóvil, los concesionarios son una especie amenazada, el paso intermedio a ser declarados en riesgo de extinción. La amenaza se basa en que los coches autónomos reducirán mucho la necesidad de exposiciones de venta, declaró en Automotive News y en un congreso internacional de SAE.
Antes de seguir, hay que indicar que el señor Lutz empezó su carrera automovilística en 1963 con General Motors. Ha trabajado con Ford, Chrysler y BMW, y todavía sigue en activo en VIA Motors y VLF Automotive. Visión tiene, dijo allá por 2008 que era inevitable la electrificación en el mundo del automóvil.
Considerando la visión de halcón del señor Lutz, lo que dice tiene sentido. Por ejemplo, ¿cuánta gente repara en el fabricante del autobús, vagón de metro o tren de cercanías que le lleva de un lugar a otro? Si obviamos a los profesionales y frikis del transporte público, como Sheldon Cooper, la verdad, es una cuestión poco relevante. Con los taxis pasa un poco menos.
Bob Lutz cree que grandes compañías como Uber o Lyft encargarán miles de coches autónomos para prestar su servicio, y que puede que vayan marcados directamente como productos de esas empresas, aunque hayan sido diseñados y producidos por un fabricante o un consorcio de otros tantos. En España eso podría pasar con Cabify y futuros competidores.
"Faltan como otros 20-25 años para que todo se acabe" - Bob Lutz
En algunas ciudades españolas ya se puede ver un anticipo de que eso va a ocurrir. Por ejemplo, la compañía de alquiler de motos por minutos, Muving, usa modelos fabricados por Torrot, pero son conocidas básicamente por ser amarillas y llevar la decoración propia de Muving.
Por contra, podemos ver que los coches de car2go son todos smart, que los de emov son todos Citroën y que los de Zity son todos Renault. Dependerá de la estrategia de cada fabricante ser proveedores de un producto, proveedores de un servicio, o una mezcla de las dos cosas. Lo que está claro es que el número de personas que emplea el sector de la distribución va a encoger.
Ahora bien, el sector tiene salidas, como en la gama alta. Muy seguramente no deje de haber concesionarios de BMW, Porsche o Jaguar, ya que las personas con mayor poder adquisitivo podrán seguir prefiriendo tener su coche, a su gusto, y no compartirlo con desconocidos. La previsión tiene más sentido para fabricantes generalistas que pierdan masa de consumidores en propiedad.
Ya existen escaparates virtuales y los clientes suelen acudir al concesionario con los "deberes" hechos en casa. También existen algunas empresas que permiten encargar un coche a través de un navegador web o una aplicación móvil, y que se entregue el vehículo a domicilio llevándolo en grúa.
Después de una progresiva extinción parcial, en la distribución se quedará gente que comerciará con empresas (modelo B2B), y para vender a particulares se quedarán los dedicados a lo exclusivo, la alta gama, los clásicos... Será uno más de los cambios sociales que experimentaremos a medio y largo plazo, y como dice el señor Lutz, son inevitables.