El mayor enemigo del peatón que camina mirando el móvil no es la farola, sino el atropello. Esta señal pretende evitarlo

En las últimas dos décadas, los teléfonos móviles y los auriculares se han convertido en compañeros inseparables de millones de personas, transformando nuestra forma de interactuar con el entorno, incluyendo cómo nos desplazamos por la ciudad.

Sin embargo, esta evolución tecnológica ha traído consigo nuevos desafíos en materia de seguridad vial, especialmente para los peatones.

Los teléfonos móviles y los auriculares

Uno de los principales efectos del uso de teléfonos móviles y auriculares al desplazarse por la ciudad es la disminución de la atención.

Los peatones, al estar concentrados en sus pantallas o inmersos en el audio, se vuelven menos conscientes de su entorno. Esto afecta negativamente su capacidad para percibir y reaccionar ante posibles peligros, como vehículos que se aproximan o cambios en las señales de tráfico.

Por ejemplo, es común ver a personas cruzando calles mientras revisan sus mensajes o redes sociales, lo que incrementa notablemente el riesgo de ser atropellados. Este fenómeno, conocido como «smombie» (una combinación de «smartphone» y «zombie»), se ha vuelto tan común que ha comenzado a plantar un serio problema de seguridad vial.

Por su parte, los auriculares añaden otra capa de riesgo, ya que, al bloquear o disminuir los sonidos externos, limitan la capacidad del peatón para escuchar advertencias importantes, como el claxon de un coche o el ruido de un vehículo acercándose. Este aislamiento sensorial puede resultar fatal en situaciones donde la rapidez de reacción es crucial para evitar un accidente.

Además, los auriculares pueden crear una falsa sensación de seguridad, haciendo que los peatones subestimen los peligros que los rodean. Este problema se agrava en entornos urbanos densos, donde la proximidad entre vehículos y peatones aumenta las posibilidades de atropellos.

Señales luminosas coordinadas con los semáforos

A consecuencia de esta nueva problemática, empiezan a surgir iniciativas con la intención de atajarla.

Una de las más llamativas es la que puso en marcha hace tres años la ciudad de Zaragoza, en la que los tranvías y vehículos se han convertido en un gran peligro para estos peatones distraídos. La primera acción se puso en marcha en los pasos de peatones situados en la Plaza de Paraíso y en las proximidades del Hospital Miguel Servet.

Esta consiste en la instalación de balizas o señales luminosas en el suelo. Estas se sincronizan con los semáforos y, cuando estos pasan a rojo, se encienden para alertar a los peatones distraídos de que deben detenerse.

Tras el éxito de la iniciativa, el ayuntamiento decidió ampliar la presencia de estas balizas luminosas a los pasos de peatones adyacentes a las vías de los tranvías, así como a más calles de la ciudad.

Las señales luminosas, que son visibles tanto de día como de noche, han sido concebidas para adaptar su intensidad a las condiciones de visibilidad, evitando así ser molestas o provocar deslumbramientos.

El plan del ayuntamiento se ha ido ampliando sucesivamente, llegando a abarcar los siguientes puntos de la ciudad:

• Vía Ibérica-Embarcadero
• Paseo Independencia- Plaza España
• Paseo Independencia-San Clemente
• María Zambrano-Adolfo Aznar
• Avellaneda-Clara Campoamor
• María Zambrano-Clara Campoamor
• María Zambrano-Manuel Gil
• Avellaneda-Sor Juana de la Cruz
• Plaza San Francisco Norte
• Plaza San Francisco Sur
• Plaza Aragón

Fuente: El Periódico de Aragón