¿Es fácil robar mi coche usando llaves con telemando o "manos libres"?

Durante muchos años la preocupación de los propietarios era que los cacos forzasen la cerradura del coche e hiciesen un puente, y adiós coche. Hoy día no es tan sencillo, pero los ladrones también han evolucionado y ningún sistema es perfecto

6 min. lectura

Publicado: 22/08/2015 11:00

El robo de coches se ha sofisticado mucho con la llegada de los inmobilizadores electrónicos y las llaves con telemando. Ningún sistema ofrece una seguridad total, y algunos sistemas son más vulnerables que otros. Tomando unas elementales protecciones, se puede dificultar la tarea a los ladrones.

Cuando accionamos el telemando para abrir o cerrar el coche, se envían ondas de radio hacia él, y este identifica la validez de la llave. Si está en las cercanías un ladrón con un dispositivo que capte esas ondas, puede hacer un ataque del hombre enmedio (man-in-the-middle), en un radio de 10 metros o inferior.

Por ejemplo, el sistema Megamos, que utilizan varios fabricantes como Grupo VAG, Fiat, Volvo, Honda... tiene una clave de 96 bits, así que acertar la combinación correcta es un poco complicado, es un número con decenas de cifras y llevaría años acertarla. Pero si se capta la transmisión entre coche y llave, entonces la casuística se reduce una barbaridad, menos de 200.000 combinaciones. Probarlas todas lleva menos de media hora, mediante "fuerza bruta".

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Por lo tanto, en una zona mínimamente sospechosa, es preferible cerrar el coche con la llave convencional, y no con el telemando, porque se evita el tráfico de información criptográfica que ponga en peligro la seguridad de la clave. Se puede acertar de todas formas por puro azar, pero es prácticamente improbable en poco tiempo.

Los sistemas DST Transponder y Keeloq también son vulnerables

En el caso de que se hagan con la clave, pueden entrar al coche, lo que costará más esfuerzo es arrancarlo.

El sistema de encendido volverá a buscar la llave original, pero ya estará probando una clave distinta. Los ladrones que roban modelos por encargo sabrán cómo saltarse esa limitación, un delincuente común no.

También hay que prestar mucha atención a las llaves "manos libres" o keyless entry, que incluyen un chip RFID, es decir, identificación por radiofrecuencia. Estos sistemas funcionan por proximidad, uno o dos metros de distancia. Cuando el coche recibe la petición de apertura o cierre, emite ondas para buscar el chip RFID.

En el futuro, los relojes inteligentes añadirán seguridad, porque se podrá abrir o cerrar el coche a través de Internet, así como saber si se ha abierto sin nuestro consentimiento

El circuito RFID, al recibir la energía de esas ondas, se activa, y transmite la información de identificación, estableciéndose un diálogo entre el coche (interrogador) y la llave (identificador). Este sistema tiene menor alcance que el telemando normal, pero los ladrones pueden utilizar un amplificador de señal. Pondré un ejemplo.

Imaginemos un coche con este tipo de llave "manos libres" en una zona residencial de chalés, y se emplea un amplificador. Al darle el ladrón al botón de apertura del coche, la señal amplificada del interrogador buscará las llaves a más distancia, pudiendo alcanzarlas en el interior del hogar. Si la llave responde, se facilita muchísimo la apertura.

La forma más eficaz para evitar este tipo de ataque es encerrar la llave en una jaula de Faraday, que impide el tránsito de ondas electromagnéticas. Una cajetilla de tabaco forrada con papel aluminio o la nevera de casa consiguen ese mismo efecto. Si hablamos de un coche en un garaje, y la llave está a varios pisos, no hay que preocuparse, las ondas no llegan.

No está de más recurrir a soluciones externas al fabricante, que enrevesen el proceso un poco más, por ejemplo incluyendo un teclado numérico para incluir una clave de seguridad adicional. Otra modalidad es colocar un interruptor, que solo el conductor conoce, que también inhibe el arranque aunque se salte la protección de la llave.

Por lo demás, los consejos habituales siempre vienen bien:

  • No dejar objetos de valor a la vista
  • Grabar en las lunas la matrícula del coche
  • Evitar dejar marcas de ventosas (GPS, soporte de móvil) limpiando con un paño
  • Aparcar en zonas visibles y bien iluminadas
  • Al retirar la llave del bombín, girar el volante hasta bloquear la dirección
  • Un vistazo rápido en el entorno del coche, al abrirlo o cerrarlo, puede permitirnos detectar a gente sospechosa

Si quieren entrar, entrarán, y si se lo quieren llevar, se lo llevarán. Puede ser inevitable, pero todo lo que se pueda dificultad la tarea a los ladrones, mejor. En modelos de alta gama no es mala idea la instalación oculta de un sistema de geolocalización, que será efectivo a menos que se usen inhibidores. Si el tema te preocupa, acude a un profesional, que te asesorará para reforzar la seguridad de tu coche.

Fuente: Bloomberg

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