España y el vehículo eléctrico: 6 motivos para ser optimista

La presentación del Nissan Leaf 2018, la segunda generación del coche eléctrico más vendido del mundo, tuvo lugar en Tenerife.

En el capítulo anterior intenté explicar los motivos, más bien los problemas o retos, a los que una implementación masiva del coche eléctrico en España se enfrentará eventualmente. Sin el ánimo de chafar la guitarra a nadie, más bien bajo el posicionamiento, honesto, de que para llegar a un ideal primero tiene uno que saber perfectamente de dónde parte.

Cabe destacar que si bien hablábamos de un 25 o 30% de coches enchufables en Europa en 2030 (es decir, eléctricos o híbridos enchufables), la previsión que se maneja a fecha de 2018 en España es de un 20% para ese año. Considero que llegar a ese 20% sería todo un hito en nuestro país, habida cuenta de lo expuesto en el capítulo anterior. Recientemente en SEAT un directivo comentaba, a propósito del Mobile World Congress 2018, que en 2025 manejan un escenario entre "el 11% y el 25%". Cualquiera sabe, pues.

1. Abaratamiento constante de la materia prima

El abaratamiento constante de la materia prima para fabricar placas solares hace que, según las empresas fabricantes de obleas de silicio e instaladores, esta energía ya puede salir rentable incluso sin las subvenciones que nos llevaron a la burbuja de las renovables, burbuja a la que el estado se enfrenta en forma de multimillonarias demandas de los fondos de inversión multinacionales que se metieron en ese absoluto disparate.

Jaguar I-Pace, el primer coche 100% eléctrico de producción en serie de Jaguar es una realidad. Ya se encuentra a la venta.

Al margen de ese gran agujero, en los próximos años puede haber un boom de instalación de equipos solares, por más, insisto, que pensar que con energía solar se puede abastecer a un estado con el estado del arte tecnológico actual es una utopía. Habrá que ver si el aumento del factor solar en el mix energético, si hay ese boom, trae o no un incremento de los precios, no hay que frenar el fenómeno de los fenómenos globales. Y recordemos que estamos acabando hasta con la arena.

2. La Unión Europea no indica otro camino

Las normativas de la UE no indican otro camino que no sea el desarrollo de las renovables, de manera más o menos intensiva. A la fuerza ahorcan. Se han marcado unos acuerdos en materia de producción de renovables; y en el horizonte se está debatiendo estos días si fijar ese objetivo en un 30% del total de la energía de los países miembros del Euro-28. Fíjense ustedes que estamos hablando, en el caso de España, de un aumento porcentual del mix energético renovable de menos del 10% (actualmente nuestra producción está ligeramente por encima del 20%). Tenemos 12 años por delante y menos de un 10% a cubrir, y aun así hay dudas.

Esas dudas no explican si no las dificultades legales, técnicas y políticas que una empresa de este tamaño tiene para un estado grande con tanto terreno desaprovechado y con una deleznable política energética en la que, según cuentan los que estaban allí, los papás de la transición se estaban repartiendo el pastel y las prebendas de las futuras privatizaciones como compensación para traernos la democracia y la paz.

El Renault Zoe fue el coche eléctrico más vendido en España en 2017. Y en el Salón de Ginebra 2018 ha estrenado nueva versión con un motor más potente.

3. Desarrollo de una economía energética «verde»

El desarrollo de una economía energética "verde" podría ser un semillero de puestos de trabajo espectacular, y permitiría que muchas personas, millones de este país, que no tienen mayor formación que trabajos relacionados con la construcción, pudieran aportar al estado una nueva fuente de ingresos y desarrollo reciclando de manera realista sus conocimientos -no es realista pensar que un escayolista va a hacerse experto en big data-. Personalmente, me doy de cabezazos contra la pared al constatar que nadie habla de esto ni se abre este debate.

4. Aumento de las factorías dedicadas a la producción de baterías

El aumento de factorías dedicadas a la fabricación de baterías para automoción está haciendo que los costes económicos y energéticos de fabricarlas, todavía muy altos, estén empezando a reducirse a buen ritmo. Se está avanzando mucho en el conocimiento a escala industrial de los procesos químicos para su fabricación, optimizándolos; Cuando en un plazo de entre 5 y 10 años haya unas cuantas gigafactorías como la de Tesla en funcionamiento podríamos estar hablando de un descenso en el precio unitario de una batería de gran capacidad del 50% o más.

Esto siempre y cuando la evolución y perfeccionamiento de la escala industrial en la producción no se vea sobrepasada por el aumento de los costes de la materia prima. El litio, pero también el cobalto necesitan de minería intensiva para ser extraídos, no son muy abundantes y hay pocas explotaciones a día de hoy funcionando a pleno rendimiento. El coche eléctrico los devora, al menos en el estado del arte tecnológico actual, y tendremos que ver en el futuro si su producción a pie de mina aumenta al ritmo de la demanda, con nuevas explotaciones, o si la evolución tecnológica permite en el futuro utilizar nuevas materias primas que las sustituyan ventajosamente, llegados a ese caso.

El nuevo Hyundai Kona Eléctrico es otro de los nuevos vehículos eléctricos que próximamente llegarán al mercado.

5. La revolución de la movilidad personal

La revolución de la movilidad, superpuesta a la revolución del coche eléctrico: En los próximos años vamos a ver un cambio radical en la forma de consumir automóviles: La revolución del alquiler de vehículos para desplazarse, combinada con la automatización de la conducción, trae como resultado una previsión en la que vamos a tener coches en propiedad en mucho menor porcentaje. Estos coches autónomos o semiautónomos de alquiler tienen su mayor sentido en la ciudad: Pero esto trae aparejado, también, un cambio total de cultura automovilística, y de cómo concebimos el coche en la actualidad: Una máquina para tener guardada debajo o delante de casa que podemos usar en cualquier momento para ir a cualquier lugar.

En España, siendo como somos el país con mayor densidad de población de toda Europa de facto, es el país a donde este fenómeno podría ser más fácilmente extensible y a donde más sentido tiene: el 50% de la población nos concentraremos en 15 ciudades en 15 años). ¿Habrá realmente este cambio de mentalidad?

6. El avance de los vehículos híbridos enchufables

Soy un gran defensor de las bicis eléctricas, los scooter eléctricos y los híbridos enchufables. Me parecen la solución correcta y adecuada para un país como el nuestro. En el caso de los vehículos de dos ruedas, me parecen fantásticos por la adecuación del uso de la energía que hacen a las necesidades de transporte diarios de un individuo particular. Digamos que no hay producto que sea más energéticamente escalado y ecológico para la movilidad personal que una bici eléctrica o una motocicleta (por supuesto, en la cima de la pirámide está la bicicleta tradicional, y por encima, ir andando).

El Mitsubishi Outlander PHEV fue el coche híbrido enchufable más vendido en España en 2017.

En un país como el nuestro donde la recarga intensiva de docenas de miles de coches puede traer más problemas que soluciones por la estructura geodemográfica, el híbrido enchufable ofrece una serie de ventajas que a mi juicio son insuperables, y sobre los que me extenderé más adelante.

Podría hacer esta entrada interminable hablando a partir de aquí de políticas y costes sobre energías renovables, pero ese es un melón gigantesco y nos desviaríamos del tema de la automoción. En todo caso, el lector que ha llegado hasta aquí debe de saber que a las compañías eléctricas les encanta el coche eléctrico y su desarrollo, especialmente si les dejaran seguir trabajando con las centrales térmicas que actualmente manejan y que les son rentables.

Mientras los políticos siguen o sigan jugando a no tomar decisiones, mientras alguien decide qué hacer, de una vez por toda, con las nucleares, sus residuos --¡¡seguimos sin un Almacén Temporal Centralizado!!- y su desmantelamiento, más y más tiempo perdemos hacia la transición "verde", sin que hasta la fecha esto sea un asunto de debate público generalizado o pase factura, parece, en las urnas.

Servicios de car sharing como emov (del Grupo PSA) en grandes ciudades revolucionarán la movilidad personal a corto plazo.

El paso a una energía verde me interesa no sólo por lo que tiene de "verde", sino también por lo que podría aportar al país en materia de empleo. Mientras eso, como digo, ocurre, ustedes verán cómo poco a poco irán apareciendo puntos de carga de coches eléctricos por todas partes, gracias a la liberalización que se avecina -hasta la fecha las eléctricas querían que los ciudadanos pagáramos una parte de su implantación, pero no lo han conseguido, a dios gracias-. Así mismo, de aquí a los próximos años veremos un claro aumento de protagonismo en el uso del gas natural especialmente, y de otros posibles y prometedores derivados del gas y de hidrocarburos no convencionales y posiblemente sintéticos.

Todos estos movimientos no van a cambiar las magnitudes del mercado energético en más de un 10% respecto a la posición actual, según los cálculos más realistas que existen. Si les parece, en 2030 volvemos a comentar todo esto, y vemos hasta dónde hemos llegado.