España necesita 150 estaciones de servicio para 2025 para el despegue del hidrógeno
España tiene un objetivo de una red mínima de hidrogeneras para el año 2030, combinando centros urbanos con puntos en las rutas principales de transporte. Los principales adalides del hidrógeno como combustible, ANFAC y GASNAM, piden que el objetivo se adelante a 2025.
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Publicado: 30/06/2021 18:00
El hidrógeno lleva un ritmo tremendamente lento en nuestro país. Tal y como señalan la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC) y la Asociación de Transporte Sostenible que integra la cadena de valor del Gas y el Hidrógeno (GASNAM), España lleva retraso respecto a los principales países europeos.
Solo hay 12 vehículos matriculados de pila de combustible de hidrógeno (*), de los cuales todos son de Toyota y de Hyundai, y que se utilizan por parte de estas empresas. Ninguno es de particular. Y de los cuatro surtidores que hay en España, pues tampoco reciben clientes que no sean de empresa.
La transición hacia el hidrógeno será lenta y costosa en nuestro país (sobre todo si se hace sin emisiones), pero puede ser un poco menos lenta si se utilizan los recursos públicos adecuadamente. Hablando en plata, el Gobierno tiene que apoyar la creación de hidrogeneras (estimulación de oferta) y la adquisición de los primeros vehículos de hidrógeno (estimulación de demanda).
NOTA: No confundir con vehículos de motores de combustión interna adaptados para usar hidrógeno, como algunos autobuses.
Este mapa ilustra la propuesta de ANFAC y GASNAM para la implantación del hidrógeno en España. La red mínima de hidrogeneras (HRS, por abreviar), constará de surtidores en núcleos urbanos de más de 100.000 habitantes básicamente para alimentar vehículos de transporte público o de servicios municipales.
Hablamos de 71 puntos de repostaje que distarán entre ellos un máximo de 400 kilómetros. Para poder cubrir los desplazamientos interurbanos hacen falta surtidores en los principales corredores de transporte (Atlántico, Mediterráneo, Henares), 67, a los que se añadirán 12 surtidores en las inmediaciones de refinerías o industrias consumidoras. En total, sumarán 150 puntos de repostaje.
De cumplirse el plan propuesto, habría una distancia máxima de 250 kilómetros entre surtidores de hidrógeno, y la operación de repostaje lleva solo unos minutos, permitiendo el viaje de mercancías, y más tarde de pasajeros, con unas mínimas garantías. El mapa tiene varias zonas huecas, pero eso se iría solucionando progresivamente, como pasó con el GLP y como pasa con el GNC.
Ubicación | Apertura | Presión de servicio | Operador |
---|---|---|---|
Parque tecnológico de Walqa Ctra. Zaragoza-Huesca km 75 (Huesca) | 2010 | 350 bares (700 bares en un futuro) | Fundación del Hidrógeno de Aragón |
La Torrecica (Albacete) | 2012 | 350 bares | AJUSA |
Puertollano (Ciudad Real) | 2016 | 350 bares (700 bares a final de 2020) | CNH2 |
Avenida de Manoteras, 34 (Madrid) | 2021 | 700 bares | Scale Gas (junto a CEPSA) |
De acuerdo a las previsiones de ANFAC y GASNAM, este año se han empezado a construir 15 hidrogeneras, en 2022 habrá otras 23 en entornos urbanos y 19 fuera de población, y en 2023 ya habrá 100 entre las disponibles y las que inicien su construcción. El objetivo es que en 2026 haya 150 ubicaciones disponibles para repostar.
Cada hidrogenera es una infraestructura cara, de 1 a 8 millones de euros, siendo lo más habitual 1,5 a 3,5 millones de euros. Obviamente, dada la falta de clientes, eso se tarda mucho en rentabilizar, así que estas entidades piden que se meta dinero público para que haya un mínimo de interés empresarial en este sentido. La demanda real será baja durante unos años.
Y para que esta demanda crezca, hacen falta vehículos. Actualmente la oferta comercial es muy escasa, Hyundai NEXO y Toyota Mirai. El año que viene llegará el primer comercial ligero de pila de combustible, y desde 2023 de transporte pesado. Hablamos de disponibilidad comercial, no de experimentos a baja escala de las empresas implicadas. Que se puedan comprar, vaya.
Todo esto significa que aún queda bastante para que los particulares compren vehículos de hidrógeno y que les salga económicamente a cuenta. Mientras hay que romper la baraja en algún momento, y es desde el lado de la empresa y las administraciones públicas, para que empiece a haber tanto oferta como demanda.
Ahora mismo no tiene ningún sentido para un particular comprar un coche de hidrógeno. Son carísimos, las opciones de repostaje son prácticamente nulas, el coste por kilómetro no es inferior a un gasolina o diésel, etc. Pero para empresas públicas o privadas, con acceso a un surtidor cercano, y con flotas de pila de combustible, un mínimo de sentido empieza a tener.
Pero volviendo al mundo real, no está de más recordar que España se encuentra ahora mismo endeudada hasta las cejas, tanto a nivel público como privado, que no se han acabado las consecuencias ni de la crisis del 2008 ni de la provocada por la pandemia de coronavirus, y que igual las prioridades del Gobierno no van necesariamente en la misma dirección que ANFAC y GASNAM.
Fuente: GASNAM