Las fábricas españolas pierden un poco de carácter Premium

Con el anuncio doble de hoy, la industria automovilística española se alegra de la adjudicación del Audi A1, pero a su vez, pierde el Q3. Este último es uno de los coches de gama más alta que se están fabricando aquí

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Publicado: 20/01/2016 20:00

España es el segundo mayor fabricante de automóviles del continente europeo, y uno de los 10 más importantes del mundo. Empezamos con palabras gruesas. Las políticas del gobierno franquista sentaron las bases de nuestro desarrollo industrial, poniendo trabas a la importación de coches de Europa, forzando a los fabricantes a implantarse en nuestro suelo para ser competitivos.

España es el quinto mercado europeo en volumen

Con la llegada de la Comunidad Económica Europea y posterior Unión Europea, España ganó protagonismo como país productor para exportación. La gran mayoría de lo que se fabrica en España se destina al exterior, y somos especialistas en coches de gran volumen y vehículos industriales (tanto ligeros como pesados).

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El problema de los turismos de volumen y los VI ligeros es que no proporcionan tanta rentabilidad, porque su valor añadido no es tan alto. Cuando Audi decidió producir en Martorell los SEAT Exeo (Audi A4 B7) y luego el Audi Q3, nuestra industria ganó caché, por pasar a fabricar coches Premium aunque fuesen de volumen. Esa posición se perderá cuando acabe la producción del Q3, de aquí a dos años.

Cuando llegue la segunda generación del Q3 y el A1, si no hay más adjudicaciones, lo más lujoso que se va a fabricar -en serie- en España son los Ford Mondeo (incluyendo los Vignale), Galaxy y S-MAX. Sin querer hacer ningún asco a Ford, son modelos generalistas. La industria española ha resistido la oleada de cierres en Europa durante la crisis, solo han tenido que echar la persiana la fábrica de Santana en Linares (Jaén) y otra de IVECO Irisbus en Barcelona.

El Audi A1 es Premium, pero de segmento inferior al Q3

En 2007, justo antes de estallar la crisis, España fabricó 2,9 millones de vehículos. El año pasado, según ANFAC, 2.733.201 unidades, y eso está 133.000 unidades por encima de las previsiones. Para 2017 se espera llegar al tercer millón anual, hito conseguido en 2000, 2003 y 2004. España ha ganado varias adjudicaciones en los últimos años.

Es bueno que los fabricantes apuesten por España, sin duda. Las medidas de competitividad y los aprietes de cinturón han merecido la pena. Ahora bien, ANFAC debe procurar que España salga del modelo de país de bajo coste (o coste competitivo), y fabricar coches de mayor margen comercial.


Tenemos la competencia de los países del este, más cercanos geográficamente a los principales mercados (Alemania, Reino Unido, Francia e Italia), bien industrializados, bien comunicados, y muy competitivos en sueldos. España puede mejorar su competitividad, solucionando problemas como el del transporte ferroviario. Recordemos que ya se permiten los "megacamiones" por nuestras carreteras.

Varios países del este fabrican modelos Premium, ¿por qué España no?

Casi todo lo que se fabrica, se exporta. De los 2,7 millones de vehículos fabricados, 2,2 millones se han ido fuera por barco, camión o, en menor medida, por vías férreas. Razón de más para mejorar en ese sentido. España tiene que atraer modelos de mayor margen, que refuerce nuestra posición como fabricante. El grueso de la producción nacional de turismos son compactos y subcompactos.

No se puede decir que España haya perdido el futuro Audi Q3 por mala calidad o falta de competitividad. Eso sería un disparate. El Grupo Volkswagen lo ha decidido así. Los fabricantes suelen hablar bien de España, de su calidad y su competitividad. Pero hace falta algo más, hay que trabajar en elevar la cadena de valor.

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