Estadísticas de seguridad vial 2017: las carreteras europeas continúan siendo las más seguras
La Comisión Europea publica el informa anual de seguridad en las carreteras europeas. El descenso en la mayor parte de los países de fallecidos en las carreteras pone de manifiesto la necesidad de continuar trabajando en una mayor reducción, presentando esta primavera un paquete de medidas para que los países apliquen y permitan lograr una tasa de reducción del cincuenta por ciento en 2030.
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Publicado: 25/04/2018 16:00
La seguridad vial sigue siendo una misión importante para la Unión Europea. Un nuevo informe, que hace referencia al pasado año 2017, apunta que las carreteras europeas siguen siendo las más seguras del mundo contando 49 muertes por cada millón de habitantes, frente a las 174 muertes por millón en todo el mundo.
Una reducción importante que pone de manifiesto que los esfuerzos que se están realizando desde Bruselas, junto con las administraciones locales y nacionales -como la DGT- está funcionando. No lo suficiente como deseamos, pero también es cierto que después de la ralentización de los años 2014 y 2015, la cifra de accidentes mortales se redujo en un dos por ciento en 2016 y en el mismo porcentaje en 2017.
Estos datos suponen también una dosis de optimismo para la Comisión Europea, que tiene por delante un objetivo más que ambicioso, el de alcanzar una tasa del cincuenta por ciento en 2020 pero es obvio que no sólo la Comisión Europea tiene parte de responsabilidad, ni los fabricantes ni las administraciones, sino todos los usuarios de la carretera.
Este informe de seguridad en las carreteras europeas avisa que por cada vida perdida en accidente de tráfico, cinco personas resultan gravemente heridas; tanto como para suponer un cambio importante en sus vidas normales, y lo que ocasiona también un gasto valorado en, aproximadamente, de 130 millones de euros a las administraciones, sobretodo de recuperación médica, valorando que unas 135.000 personas sufren daños en carretera al año.
De hecho, la mayor parte de esta cifra corresponde a los usuarios más vulnerables -peatones, ciclistas y motoristas, con una mayor proporción en las travesías urbanas, pueblos y ciudades. Y es especialmente en estas ubicaciones donde la Comisión Europea y las partes implicadas debemos de prestar más atención: en 2017, el ocho por ciento de las muertes se produjeron en autopistas, un 37 por ciento de los fallecidos perdieron su vida en zonas urbanas y nada menos que un 55 por ciento en carreteras locales del ámbito rural.
Continuando con los usuarios más vulnerables, estos suponen casi la mitad de las muertes que se producen en carretera sorprendiendo, en cierto modo, que el 21 por ciento de las muertes corresponden a peatones, un 14 por ciento conductores de motos de gran cilindrada, un ocho por ciento ciclistas y un tres por ciento conductores de ciclomotores.
La verdad es que las cifras de jóvenes fallecidos asustan. Durante el pasado año, más de tres mil jóvenes perdieron la vida en carreteras europeas, con un porcentaje del 14 por ciento correspondiente a los jóvenes con edades comprendidas entre 18 y 24 años, lo cual indica que son los más propensos a sufrir accidentes mortales comparados con otros grupos de edades, si bien en este punto también se ha producido un significativo aumento en las muertes de ancianos, pasando del 22 por ciento en 2010 al 27 por ciento en el pasado año 2017.
Países como Finlandia, Francia, Dinamarca, Alemania o Estonia se mueven en horquillas de entre 35 y 50 muertes por millón de habitantes, unas cifras que se mantienen en el promedio de la Unión Europea, pero que quedan muy lejos de las 25 muertes por millón de habitantes de Suecia o las 27 de Reino Unido. En el caso de España, los esfuerzos realizados en seguridad vial le ha llevado a una cifra de 40 muertes por millón en 2017, no deseando de ninguna forma llegar a las elevadas cifras de 64 muertes por millón de Hungría o a los 75 de Polonia.
Esta primavera, la Comisión Europea presentará nuevas iniciativas para reducir las cifras
Está claro que, aunque los pasos son cortos y pequeños, es obligatoriamente necesario continuar invirtiendo en mejorar la seguridad en las carreteras. La Comisión Europea es perfectamente consciente de que el objetivo marcado de reducción del 50 por ciento entre 2010 y 2020 es imposible de lograr, por lo que ha decidido retrasarlo a la siguiente década marcando 2030 como año límite.
Un período en el que se aplicará un nuevo programa marco y en el que la Declaración de Valletta sobre seguridad vialserá uno de los ejes principales, con unas medidas concretas que contribuyan a carreteras más seguras incluyendo una cooperación más estrecha entre todos los agentes de seguridad vial, una mejor supervisión y financiación específica, prestando especial atención a las siguientes:
- Seguridad del vehículo: teniendo en cuenta los últimos avances tecnológicos, como los sistemas de asistencia al conductor, para evitar accidentes y proteger a los peatones y ciclistas.
- Gestión de la seguridad de las infraestructuras: aumentar la transparencia de los procedimientos y trabajar para un nivel igual de seguridad de las infraestructuras.
- Movilidad conectada y autónoma: garantizar una transición segura a estas tecnologías, que ofrecen un potencial para reducir los errores del conductor -responsables de alrededor del 90 por ciento de los accidentes- pero también crean nuevos desafíos, como la interacción segura con otros usuarios de la carretera.