Europa prepara una purga que afectará a millones de coches diésel, algunos no tendrán escapatoria
Europa le ha declarado la guerra a los coches con más de diez años. Bruselas ya ha propuesto novedades a los miembros con las que, supuestamente, rebajar la siniestralidad. Una cortina de humo para lo importante, cercar a millones de diésel y a los que pone al borde del abismo.

Los comisarios de transporte y de medio ambiente de la Unión Europea están de acuerdo en seguir cargando responsabilidades injustas sobre los conductores. La última de Bruselas apunta directamente a los coches con más de diez años de antigüedad a los que, claramente, quieren sacar del circuito al considerar que su vejez es causa de las elevadas cifras de siniestralidad en el continente.
En países como España, todos los coches con más de diez años están obligados a pasar la ITV anualmente, así como a registrar el kilometraje de los vehículos inspeccionados. Igual ocurre en Polonia, pero no en Alemania, donde las pruebas se realizan cada dos años y los procedimientos de pruebas superan las pautas que marcan desde Bruselas.

Europa sabe no son los coches los que causan los accidentes
Fuentes alemanas han calificado la propuesta de Europa de «desproporcionada y onerosa, especialmente para aquellos con vehículos antiguos pero en buen estado», en respuesta a una Europa que ya no sabe cómo reducir el número de muertes en accidentes de tráfico, por lo que se le ha ocurrido decir que «los vehículos más viejos son más propensos a averías, sufren accidentes con mayor frecuencia».
Pero esta no es la medida más polémica que ha anunciado, sino la que afecta a millones de coches diésel en todo el continente. Este es un frente más importante, porque han puesto el foco en los coches que no cuentan con filtro de partículas, especialmente los que tuvieron este purificador de gases y los desmontaron.
Los filtros de partículas más modernos se regeneran automáticamente, mientras conducimos o después de un largo viaje y el coche se encuentra al ralentí. Por ejemplo, mientras esperas a que el turbo se enfríe, se realiza el proceso y se nota porque el coche se acelera solo, por lo que no debes apagar el motor hasta que no vuelva a ser regular.
Los diésel sin DPF tienen los días contados en Europa
El uso urbano no ayuda a la regeneración y los síntomas de agotamiento o fallos empiezan a mostrarse entre los 150.000 y 200.000 kilómetros, obligando a sustituirse. Un componente que no es barato y que, según el coche, puede costar hasta 3.000 euros, por lo que muchos propietarios de estos coches decidieron eliminarlo.
Europa sabe que hay millones de coches diésel sin filtro de partículas circulando por las carreteras europeas, pero es imposible saber la cifra ya que nadie comprueba la eficacia de este componentes. En las ITV españolas, como en las europeas, se mide la opacidad de los gases, pero no las partículas en los gases de escape. Sin la herramienta para hacerlo, la única forma de comprobarlo es desmontando el sistema de escape, y ni está permitido ni es viable.
Por eso, estos coches escapan al control de Europa, y es lo que quiere evitar. Si la medida sale adelante, está claro que el cataclismo está asegurado y que miles de coches diésel se verán obligados a montar el filtro de partículas o acabar en el desguace. Este será el destino de una gran mayoría porque, ni siquiera montando el filtro, los más viejos no lograrán superar los límites de emisiones.
