OpiniónEl futuro del coche eléctrico se desvanece, las marcas no están dispuestas a asumir el riesgo y Europa no tiene dinero para sufragar ayudas
Por ahora, solo Stellantis ha tirado la piedra en España e Italia, mientras el resto de fabricantes están callados, pero no tardarán mucho tiempo en explotar. La decisión de imponer los coches eléctricos como obligatorios a partir de 2035 se va a convertir en un boomerang contra la UE en pocos meses. Un fuego que va a ser muy difícil de apagar.
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Publicado: 10/02/2024 18:00
Desde que hace poco más de un par de años se conoció la decisión de la Unión Europea de imponer los coches eléctricos a partir de 2035, todas las marcas han dirigido gran parte de sus esfuerzos e inversiones hacia este mercado, una medida que solamente afectará a los coches nuevos que salgan a la venta. Tras la gran pandemia del Covid-19, Europa lanzó un paquete de medidas para dinamizar la economía de los países a través de los fondos Next Generation.
Algunos países utilizaron su parte asignada como ayudas a la compra de los coches eléctricos, pero cuando se terminaron se convirtieron en un problema tanto para las marcas como para los clientes. Los primeros dejaron de vender y los segundos volvieron a apostar por la economía de los coches diésel, deshaciendo un camino ya hecho. Los coches eléctricos han estado ganando un terreno que ahora se está quedando en baldío e irá a más en los próximos años.
Los eléctricos deshacen su propio camino, vuelven los diésel
Una situación en la que la UE no tiene solamente la culpa, también las marcas con la política de cero descuentos. Stellantis ha sido el primero en tirar la piedra a España y a Italia, si quieren coches eléctricos, porque así lo votaron, tendrán que arrimar el hombro. Alemania terminó con las subvenciones antes de finales de año y otros países del norte de Europa también. El gran problema es que 2025 se ha perfilado como un punto de inflexión, en el que la oferta de cero emisiones crecerá como nunca antes.
Pero ningún cliente en su sano juicio está dispuesto a pagar 25.000 euros por un coche eléctrico de cuatro metros y 300 kilómetros de autonomía, 400 kilómetros a lo sumo. Pelado de equipamiento, a su gusto superará los 30.000 euros fácilmente, y sin los descuentos y sin ayudas, la respuesta al coche eléctrico será totalmente negativa. Las grandes marcas europeas han asumido el coste de las ayudas en Alemania tras la retirada gubernamental, y en pocas semanas, se terminarán, lo que deja un verdadero vacío y quedan al borde del abismo.
Los eléctricos chinos no son un peligro para Europa
La otra cara de la moneda es la invasión china, BYD ya ha confirmado que fabricará en Europa, pero hasta ahora sus modelos no son tan baratos. Además, los clientes europeos están acostumbrados a un estándar que los asiáticos no llegan a ofrecer, y menos aún en los Premium. Sí mucha tecnología, pero fallan todavía en otras áreas claves. Producir en Europa tiene un par de ventajas: los tiempos de entrega se reducen y se evitan los aranceles a la importación.
Está muy en el aire que sean más baratos al ahorrarse los costes de transporte desde el gigante asiático y los impuestos, unas ganancias que se pierden con el precio más caro de la mano de obra que en China. Lo que está claro es que no habrá ayudas para ninguna marca en muchos países, que Italia se las fundirá pronto, que las marcas no están dispuestas a invertir en baterías más potentes y, al mismo tiempo, volver a los descuentos, y que sin ayudas de la UE, su propio plan se viene abajo.