La trampa de Europa para hacer desaparecer los coches diésel (y lo que no te han contado)

Europa ha decidido dar una tregua a los fabricantes de coches, pero sigue sin dar pistas de qué ocurrirá en 2035. Los altos cargos en Bruselas siguen pensando que las marcas deben vender solo coches eléctricos a mediados de la próxima década, pero tienen un objetivo mucho más a corto plazo: cargarse los diésel.

La trampa de Europa para hacer desaparecer los coches diésel (y lo que no te han contado)
Los diésel tienen los días contados, ahora es la OMS la que también se mete por medio. - Volkswagen

6 min. lectura

Publicado: 08/03/2025 18:00

Hace ya unos años que Europa le declaró la guerra a los coches de combustión. Tres desde que los gobernantes de Bruselas decidieron matar a los coches térmicos, híbridos de todo tipo incluidos, y dejarlo todo en manos de los eléctricos. Una decisión con la que no está de acuerdo la ciudadanía, y tampoco algunas marcas que están sufriendo unos varapalos en términos de ventas como nunca antes los habían visto.

Una de las decisiones más polémicas que está causando despidos en la industria del automóvil, y a la que Bruselas está tratando de echar el freno con un paquete de medidas de apoyo al sector. Entre ellas, comprometerse al estudio de usar combustibles sintéticos en el futuro o permitir el uso de HVO a gran escala para reducir las emisiones. Incluso, la venta de híbridos enchufables PHEV a partir de 2035 y no solo coches eléctricos.

Tesla Model S
Europa no presionará a los eléctricos, que espera que aumentan con la caída de los diésel.

Europa encuentra la forma de que no compres coches diésel

En Bruselas se han dado cuenta de que las imposiciones de golpe y porrazo son un problema, por lo que las graduales son más aceptadas por los ciudadanos. Y es lo que esperan de un objetivo que se han marcado a más corto plazo, que pasa por borrar del mapa a los coches diésel. A todos, y no solo a los más antiguos, porque al rebajar el límite máximo de emisiones de dióxido de nitrógeno, los diésel más modernos se hacen más antiguos y ya no cumplen.

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El CO₂ no tiene efecto nocivo para la salud, pero sí el NO₂, por lo que la UE ya ha anunciado su intención de tomar medidas más duras, a petición de la Organización Mundial de la Salud. Desde 2010, en la Directiva de calidad del aire de la UE rige un valor medio anual de 40 microgramos por metro cúbico y este será reducido a la mitad para 2030, el doble de lo que pide la OMS.

Esta rebaja en el límite de emisiones de dióxido de nitrógeno impidió que los diésel Euro 4 y Euro 5 no pudiesen entrar en determinadas ciudades europeas, obligando a los propietarios a deshacerse de ellos, por lo que la historia va camino de repetirse y comprar coches diésel será más difícil.

Europa sabe que es mejor tomar decisiones que no impliquen costes desproporcionados, por lo que cuanto entre en vigor esta medida, directamente afectará a todos los vehículos del parque móvil europeo. Por eso, cuanto mayor sea la proporción de coches eléctricos, más fácil será cumplir los límites. Lo contrario supondrá que se impongan medidas más estrictas, como prohibiciones de circulación para vehículos con altas emisiones de NO₂, especialmente para los vehículos diésel.

Las ZBE son parte clave para Europa en su ofensiva contra los diésel

Aquí es donde entran en juego las ZBE. Las Zonas de Bajas Emisiones no permiten el acceso a los vehículos sin distintivo medioambiental, los de gasolina matriculados antes de 2001 (Euro 3) y los diésel anteriores al 2006 de la Euro 4. Serán los ayuntamientos los que amplíen el perímetro de las ZBE o amplíen las prohibiciones de circulación a los coches con distintivos ambientales B y C. Y esto será una realidad en cinco años.

Así es como Europa quiere ir disminuyendo la intención de compra de coches diésel. Una gran mayoría de fabricantes está abandonando este combustible y otros como Mercedes han decidido seguir apostando. La tendencia es a una oferta menor en los próximos años aunque con consecuencias: para los propietarios, una mayor depreciación, por lo que son los que tienen que pensar si les merece la pena arriesgarse.

Para los fabricantes, entrar en un laberinto que solo tiene una salida. Bruselas dice estar dispuesta a buscar un equilibrio que, en verdad, no existe. Las marcas pueden seguir vendiendo diésel pero invirtiendo en motores de bajas emisiones, pero al ejercer mayor presión sobre los límites de emisiones, los nuevos motores pronto se convierten en viejos. Una espiral que lleva a los fabricantes a preguntarse si seguir invirtiendo en diésel o apostar por los coches eléctricos.

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