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Europa suaviza su postura sobre los aranceles a China mientras que Alemania busca un trato preferente para sus marcas

La guerra comercial entre Europa y China está generando mucha confusión en los mercados. Hay miles de millones y millones de puestos de trabajo en juego. Se teme una dura respuesta por parte del gobierno chino.

Europa suaviza su postura sobre los aranceles a China mientras que Alemania busca un trato preferente para sus marcas
China ha acelerado el ritmo de las exportaciones ante la entrada en vigor de las nuevas tarifas.

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Publicado: 30/06/2024 09:23

La irrupción de China como la mayor potencia automovilística del mundo ha desatado un gran miedo en los mercados tradicionales. Europa, Estados Unidos y Japón han sido siempre los principales productores de automóviles del mundo, pero su hegemonía se tambalea ante el surgir del gigante asiático. Dichos temores han provocado una guerra comercial entre continentes. Europa tiene mucho que perder en esta confrontación y ha tomado medidas drásticas para minimizar el impacto. La subida en los aranceles a los vehículos importados está siendo el tema principal en las últimas semanas de la política europea.

Tras las elecciones europeas celebradas a principios de junio, el Parlamento Europeo hizo efectiva su mayor amenaza, una subida de más de 20 puntos en los aranceles a todo vehículo importado desde China, en especial a algunas marcas. Las reacciones no se hicieron esperar y rápidamente se abrió una mesa de diálogo entre ambos mercados a fin de buscar una solución intermedia que contentase a todas las partes implicadas. Los últimos rumores aseguran que Europa podría suavizar la medida. El tiempo apremia pues la entrada en vigor está marcada para el próximo 4 de julio.

Las marcas chinas acumulan unidades en Europa antes de la entrada en vigor de los nuevos aranceles.

China busca aliados europeos para minimizar el impacto de las medidas

La revisión de las tasas arancelarias no sería muy significativa, tal y como apuntan desde China. SAIC es el fabricante más penalizado. Las tasas habrían caído el 38,1% al 37,6%. Por su parte, el Grupo Geely también se ha visto beneficiada por la relajación europea, descendiendo su tasa aduanera del 20 al 19,9%. Otras marcas importantes como BYD mantienen los registros iniciales. Para ellos está propuesta un arancel del 17,4%. Otros fabricantes de vehículos eléctricos chinos que cooperaron con la investigación europea, pero que no fueron incluidos en la muestra, estarán sujetos a un arancel promedio ponderado del 20,8% en lugar del 21% inicialmente propuesto.

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Las negociaciones todavía están en marcha y muchas cosas pueden cambiar, aunque los plazos son inamovibles. El 4 de julio entrarán en vigor de forma provisional, quedando definitivamente fijados en el mes de noviembre. Se teme que China tome medidas contraofensivas para las marcas europeas que participen en su mercado. Alemania se juega mucho pues son muchos los intereses de sus marcas en la región. Fabricantes como Volkswagen, BMW o Mercedes tienen en China uno de sus principales mercados y de subirse sus aranceles podrían perder miles de millones en beneficios así como la competitividad con respecto a otras marcas locales.

En Europa corre cierto desconcierto. Muchos países buscan emprender la batalla en solitario.

Es por eso que el Gobierno alemán ha estado moviéndose de forma individual. El propio canciller alemán, Olaf Scholz, ha propuesto una polémica medida. El dirigente propone fijar un arancel uniforme de 15% a la importación de automóviles chinos y europeos. La Comisión Europea no ha tardado en contestar y considera que el plan de la canciller no es adecuado y que, por lo tanto, no lo considera una opción. Afirma que el trato hacia China no consiste en armonizar los aranceles, sino en crear condiciones de competencia justa para compensar las subvenciones del gobierno chino a sus fabricantes.

Desde Oriente buscan aliados en todos los aspectos. Hace unas semanas el ministro de Economía e Industria chino, Wang Wentao, solicitó a España intermediar en la agenda política europea. Ahora todos sus esfuerzos se centran en el gobierno alemán. Ya se rumorea que China quiere ofrecer beneficios particulares a los fabricantes alemanes con el objetivo de evitar o minimizar el impacto de las nuevas tasas. Las próximas semanas y meses se presentan especialmente importantes para buscar una solución que guste a ambos bandos. Al fin y al cabo la competitividad es buena para la industria y el cliente es el más perjudicado en esta guerra comercial.

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