Así es como China ha transformado su industria, el cambio es realmente asombroso y Europa debería aprender
Los chinos son el claro ejemplo de que el coche eléctrico tiene un enorme potencial. En apenas un lustro las ventas se han incrementado notablemente. Hoy China se ha transformado en el mayor mercado del mundo.
Después de un comienzo lento, la industria china de vehículos eléctricos se ha reorganizado en un tiempo récord, pasando de ser un rezagado mundial a ser líder mundial en unos cinco años, mostrando a otros países cómo se debe hacer. En 2020, China estaba todavía en las primeras etapas de su transición a la movilidad eléctrica, por detrás de muchos otros países y regiones. Sólo el 5,4% del mercado automovilístico del país correspondía a coches eléctricos, por de detrás de casi toda Europa, incluso de los países que adoptaron los vehículos más lentamente, como Rumania.
El Gobierno chino se fijó un objetivo relativamente poco ambicioso de que el 50% de las ventas fueran de vehículos eléctricos para 2035, y ese 50% ni siquiera tenía que ser sin gasolina, podrían ser híbridos o híbridos enchufables que aún tuvieran un motor de gasolina en su interior (Vehículos de Nueva Energía o NEV. Ya en 2020 Europa estaba pensando en prohibir las ventas de coches de combustión para 2035. Ahora, con 2025 a punto de llegar, es probable que China alcance su objetivo de 2035 diez años antes. La situación es tal que en 2027 esperan que el 45% de las matriculaciones correspondan a vehículo NEV. En enero de este año ya se ha llegado a ese punto.
China ha pisado a fondo el acelerador, mientras Europa sigue discutiendo
Es un indicio de lo mucho que China es capaz de hacer cuando se lo propone, y de cómo otros países han fracasado completamente en su intento de seguirle el ritmo debido a las disputas y la resistencia de empresas o gobiernos hostiles a una mejor tecnología. El año 2020 fue un punto de inflexión para la industria china de coches eléctricos. A pesar de los estragos provocados por la pandemia de la COVID-19, el país supo reponerse fácilmente. Las ventas se recuperaron. No sólo los fabricantes nacionales habían empezado a aumentar las tasas de producción y la calidad (después de una década de política industrial inteligente centrada en el suministro de minerales y el estímulo de los fabricantes nacionales).
Esto, sumado a las nuevas normas sobre emisiones chinas, para las que el resto de fabricantes de automóviles del mundo no se habían preparado adecuadamente, provocó un exceso de oferta de automóviles a gasolina, en su mayoría de marcas extranjeras. Los concesionarios chinos lejos de pedir un cambio en la política, pidieron, y se les concedió, una amnistía de seis meses para sacar de sus lotes los coches no vendidos y, además, exigieron que los fabricantes de automóviles construyeran más deprisa. Como resultado de esta mentalidad, China se convirtió este año en el principal exportador mundial de automóviles, un título que Japón ostentó durante décadas.
El rápido aumento de las ventas de vehículos eléctricos en China, que ha cumplido sus objetivos mucho antes de lo previsto, puede parecer anómalo a primera vista. No es frecuente que un objetivo se cumpla en un tercio del tiempo previsto, especialmente cuando se trata de un país de 1.500 millones de habitantes. Es mucha inercia la que hay que revertir. Pero hay otros ejemplos de objetivos que se cumplieron y superaron anticipadamente, y las empresas y los gobiernos deben ser conscientes de ellos y mantener la flexibilidad en lugar de luchar contra el cambio positivo.
Europa y el resto del mundo tienen mucho que aprender de las políticas y de los procedimientos chinos. Sí, es verdad que las marcas han jugado con ventaja recibiendo grandes aportaciones económicas del Gobierno, que han terminado por enfrentar a ambas regiones en forma de aranceles a la exportación, pero en Europa la industria del automóvil también está parcialmente subvencionada. Noruega es un ejemplo de lo que se puede lograr. El país ya estaba muy por delante de la comunidad internacional y se fijó el objetivo de acabar con las ventas de coches a gasolina en 2025. Aunque todavía se venden algunos coches de combustión, el mercado de Noruega ya estaba electrificado en más del 90% en 2021 .