¿El desplome de Exxon es el aviso del fin de la era del petróleo?

La crisis sanitaria ha causado un enorme impacto económico en la gran mayoría de industrias a nivel mundial, llegando al punto de vivir situaciones que hasta hace solo unos meses eran impensables, como el desplome de todo un gigante como Exxon, que durante años y hasta hace solo unas semanas era la primera compañía petrolera estadounidense.

El coronavirus está logrando en solo unos meses lo que muchos activistas medioambientales y detractores de los combustibles fósiles han vaticinado en las últimas décadas, la inevitable caída de la industria del petróleo. La paralización de la mayoría de las actividades industriales y comerciales a nivel global ha supuesto un enorme varapalo para compañías como las petroleras, que durante el último siglo han gozado de una salud económica de hierro. Pero que, sin embargo, a pesar de contar con arcas multimillonarias, han pasado a sufrir graves aprietos financieros en menos de un año. El mejor ejemplo de ello es Exxon (o ExxonMobil), la que durante años ha sido la mayor petrolera estadounidense y que recientemente ha sido adelantada por Chevron.

El abrupto descenso del consumo del petróleo durante el confinamiento que vivimos el primer semestre de este año provocó situaciones tan extrañas e inusuales como que la cotización del barril de petróleo pasará a valores negativos. Esa aparentemente imposible situación ya te la explicamos con todo detalle en su momento, pero ahí no acabaron los problemas de las grandes petroleras, que en el caso de Exxon no han logrado remontar suficiente en esta segunda mitad del año.

Los resultados de esta compañía con sede en Texas están siendo tan negativos este año, que el pasado lunes anunciaron una reducción del valor estimado de los campos de petróleo y gas que pretendían desarrollar este ejercicio en nada menos que 20.000 millones de dólares. Además, el presupuesto de 30.000 millones que pretendían gastar en exploración de nuevos yacimientos ha sido recortado a cerca de la mitad, aunque también anuncian que piensan aumentarlo hasta los 20.000 o 25.000 millones en 2021. Aunque muchos analistas aseguran que este anuncio es demasiado optimista dadas las pobres expectativas de demanda de crudo de los próximos meses.

Malos resultados

A estas alturas del año, Exxon ya ha perdido miles de millones de dólares, lo que ha supuesto una enorme caída de su valor en bolsa. Tan grande que incluso fue expulsada del Promedio Industrial Dow Jones (Dow Jones Industrial Average), índice compuesto por las 30 principales corporaciones estadounidenses y en el que debutó hace ya 92 años, cuando aún era conocida como Standard Oil, la célebre petrolera de John D. Rockefeller. El pasado mes de octubre fueron anunciados 14.000 despidos, por lo que aún no hemos asistido al último capítulo del annus horribilis de esta petrolera.

Evidentemente, la situación que estamos viviendo actualmente dista mucho de ser normal, aunque incluso las previsiones más optimistas apuntan que aún queda por delante un 2021 bastante duro. Por lo que si bien no podemos decir que este sea el fin de la era del petróleo, no podemos dejar de pensar qué es lo que sucederá en la próxima década, cuando la demanda de combustibles fósiles comience a verse resentida por el auge de los vehículos alimentados por baterías. Es demasiado ingenuo pensar que en 10 o 15 años las grandes petroleras van a quebrar porque el consumo de combustibles vaya a disminuir, ya que el petróleo es la piedra angular de numerosas industrias, como la petroquímica, pero es evidente que cuando la cuota de mercado de los vehículos eléctricos supere cierto nivel, la caída del consumo se va a dejar notar en las cuentas de resultados de las grandes petroleras.