La verdadera historia del Ferrari Testarossa blanco de Miami Vice

Si hay un Ferrari reconocible para la gran mayoría del público ése es el Testarossa de 1984, y el ejemplar más universal del modelo no es otro que el empleado en la serie de los ochenta 'MIami Vice'. Aunque el modelo se convirtió pronto en una de las atracciones principales de la serie, su historia es en gran parte desconocida para el gran público.

La verdadera historia del Ferrari Testarossa blanco de Miami Vice

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Publicado: 28/12/2016 08:00

Uno de los célebres Testarossa blancos de Miami Vice, el ejemplar de Peter Lima.

Actualización: Pocos días después de la publicación de este artículo conocíamos que el ejemplar de Peter Lima, que estuvo varias vences a la venta en los últimos tiempos, volverá a ser subastado en 2017. Aunque esta vez sale sin reserva, por lo que ahora sí parece que cambiará de manos..

No hay un modelo que encarne el espíritu de la década de los ochenta y sea tan reconocible tanto para aficionados y profanos como el Ferrari Testarossa, todo un icono de la época gracias a su papel estelar en la serie “Miami Vice”. Sin embargo, la verdadera historia del modelo en la serie es bastante desconocida para el gran público, sobre todo el europeo, donde no llegó a trascender a pesar del éxito mundial de la serie.

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El célebre Ferrari Testarossa blanco es el vehículo que más se recuerda de la producción, sin embargo pocos recuerdan ya que no era el vehículo original del personaje protagonizado por Don Johnson. Inicialmente, el vehículo escogido era un Ferrari 365 GTB/4 Daytona Spyder, aunque lo que realmente emplearon fue una más que evidente réplica, fácilmente reconocible por sus pilotos delanteros, bajo una burda tapa de plexiglás transparente.

Uno de los que cayó en la cuenta fue nada menos que “il Commendatore”, que rabioso tras ver su nombre en la réplica empleada procedió a demandar a los fabricantes de la réplica. De esta demanda nació el arreglo que terminó llevando no uno, sino dos ejemplares del entonces nuevo Testarossa a la exitosa serie.

Una de las pocas imágenes que existen de los modelos antes de cambiar de color.

Lo que sabe poca gente es que ambos ejemplares del Testarossa no eran blancos, sino de color negro, como la réplica del Daytona con base Corvette C3 que empleaban inicialmente. Tras probarlos decidieron pintarlos de color blanco porque la esculpida carrocería negra del Testarossa no se se apreciaba correctamente en las escenas nocturnas. Por lo que el famoso Testarossa de la serie en realidad no era blanco, sino negro, apareciendo brevemente de este color en el primer episodio en el que apareció.

Pero lo más impactante es que la productora, debido al alto coste de los vehículos, así como de su mantenimiento y reparación, además de unas cualidades de maniobrabidad bastante delicadas debido al pobre centro de gravedad del Testarossa -que dispone del V12 plano sobreelevado para alojar bajo el la caja de cambios- decidía encargar una réplica para las escenas de acción. Por lo que las espectaculares escenas de persecución que aparecían en pantalla realmente no estaban protagonizadas por ninguno de los verdaderos Testarossa con los que contaba la productora, sino con un De Tomaso Pantera convenientemente recarrozado para imitar a estos.

A pesar de evidentes diferencias entre los modelos, muchos no llegaron a percatarse del engaño, sobre todo en escenas en las que la velocidad era parte importante. Pero en parado, la réplica empleada para estas escenas muestra claras diferencias con el Testarossa.

La réplica empleada en la serie, basada en un De Tomaso Pantera.

Los productores recurrieron a Robert Motors Co., una empresa especializada que tomó un DeTomaso Pantera de 1972, un ejemplar con 19.300 kilómetros, y a partir de fotografías esculpió en fibra de vidrio los paneles de la carrocería, empleando también algunas piezas tomadas de un Testarossa real accidentado.

El primer problema que se encontraron es que las proporciones del Pantera no eran similares a las del Ferrari. Este último era más bajo y ancho, además de estar más pegado al suelo. Esto se resolvió cortando el suelo del Pantera y bajando los asientos, además de modificar la suspensión.

La transformación no fue solo estética, ya que el Pantera recibió una jaula antivuelco, disimulada tras los asientos y en la zona del motor. El volante era desmontable y el depósito de combustible de competición, por mayor seguridad. Toda la zona delantera de la carrocería era de una sola pieza, para poder acceder con mayor facilidad a la vez que permitía una más sencilla reparación en caso de golpe.

Radiografía de la réplica del Testarossa.

Disponía incluso de un doble pedal de freno, que actuaba una bomba auxiliar solo en los frenos traseros, para bloquear el tren trasero con más intensidad y provocar deslizamientos y derrapes, y así facilitar los espectaculares giros a gran velocidad.

La mecánica del Pantera era de origen Ford, un V8 Cleveland 351 (5.7 litros) con unos 300 caballos. Potencia más que suficiente para un vehículo de estas características, sin embargo, en Robert Motors Co. decidieron mejorar su rendimiento. Pero en lugar de actuar sobre la propia mecánica, con el añadido de un turbocompresor, decidieron emplear un nuevo carburador y óxido nitroso para elevar su potencia.

El motivo era bien sencillo, en caso de necesitar más potencia en alguna escena, nunca sería más de unos pocos segundos, por lo que el óxido nitroso podría añadir instantáneamente unos 100 caballos más, con la ventaja de no tener que añadir más complejidad al mantenimiento de la mecánica ni elementos al vano motor.

Los más avispados podían percibir las diferencias en algunas escenas.

Así mismo, había disponible una versión de motor V8 más potente, un V8 Cleveland 420 (6.9 litros) del catálogo Ford Performance capaz de entregar 456 CV (450 hp) y al que también se le podía añadir el sistema nitroso.

A simple vista, para el profano apenas hay diferencias entre una imagen del Testarossa y su réplica, pero fijando nuestra atención descubrimos unos paneles que no encajan al cien por cien con los originales, unos faros retráctiles que ya se ven diferentes incluso cerrados y unas proporciones que fallan en ciertos puntos, como tras las entradas de aire laterales o la zona del habitáculo. Sin duda, el signo más evidente son las llantas, que poco o nada tienen que ver con las que emplea el Testarossa.

Este falso Testarossa con motor Ford V8 fue realmente el héroe de la serie. Es el vehículo que aparece en las escenas de mayor riesgo o velocidad, a pesar de que la productora intercalaba metraje grabado con los vehículos reales. Sin embargo, el Pantera fuertemente modificado no llegó a trascender, a pesar de ser bien conocido en su momento, por lo que podemos afirmar que este ha sido el gran olvidado de esta historia.

El ejemplar de Preston Henn en la exposición donde es habitualmente exhibido.

Los dos ejemplares auténticos, y que aparecen en el resto de escenas, han logrado sobrevivir hasta el día de hoy. Uno de ellos aparecía a la venta en eBay en 2014, aunque poco después aparecía de nuevo en una subasta de Mecum. En ninguno de los dos casos logró encontrar comprador, a pesar de que la puja más alta fue de 475.000 dólares, varias veces el precio más alto pagado nunca por un Testarossa, apenas llegaban a los 1.75 millones de dólares que pedía el vendedor, Peter Lima de Real Muscle Car Boutique. Este además afirmaba poseer el Testarossa particular de Michael Mann, un ejemplar de color azul que actualmente está a la venta en un concesionario de Miami.

El segundo Testarossa blanco está expuesto permanentemente en una tienda en Florida, establecimiento propiedad del millonario Preston Henn, del que hablábamos recientemente puesto que en la misma exposición también podemos encontrar el Ferrari 275/C Speciale de 1964, considerado uno de los Ferrari más raros y valiosos a día de hoy. En su día pagó 750.000 dólares por el Testarossa blanco y se conoce que ha rechazado ofertas que sobrepasan el millón de dólares.

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