Los precios de los V8 australianos se han disparado hasta límites inimaginables
La desaparición de los tradicionales sedanes V8 australianos ha supuesto una explosión de la cotización de las unidades en buen estado que están disponibles en el mercado de ocasión, llegando en algunos casos a alcanzar precios estratosféricos que hasta hace solo unos años habrían sido imposibles.
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Publicado: 05/02/2021 08:00
Los V8 australianos eran auténticos muscle cars a la vieja usanza. Sedanes de marcas generalistas dotados de enormes y potentes mecánicas de 8 cilindros con transmisión manual y tracción trasera, pero con un precio lo suficientemente económico para una gran parte de la población. Esta receta la podíamos encontrar en varios modelos de muy distintos segmentos, desde sedanes de orientación familiar hasta coupés e incluso los pick-ups monocasco, los populares UTEs, un producto tan típicamente australiano como los canguros o los koalas.
La existencia de estos modelos se sustentaba en gran medida por las medidas proteccionistas que había tomado el gobierno australiano durante décadas y que penalizaban a los vehículos de importación, en favor del producto de fabricación local.
Ese escenario desapareció a inicios de la década pasada, cuando los impuestos se relajaron y el mercado australiano se abrió por primera vez y por completo al producto exterior, lo que inundó los concesionarios de productos manufacturados en distintos países asiáticos, como Indonesia, con precios mucho más bajos. Esto supuso una rápida e inexorable caída de las ventas de las marcas locales, como Ford o Holden.
Ante la caída de ventas, a mediados de la década pasada, tanto Ford como General Motors decidieron eliminar todas las operaciones de fabricación y en algunos casos, también de desarrollo en ese mercado, para sustituir los productos locales por otros modelos similares fabricados fuera de Australia. Es bien sabido que esto supuso la desaparición de modelos históricos como el Ford Falcon o el Holden Commodore y todos sus derivados, y más recientemente, la desaparición completa de Holden como marca.
La demanda de los exóticos V8 australianos no era suficiente para mantener una industria al completo, pero sí para influir notablemente en el mercado de ocasión, donde en los últimos tiempos se ha vivido un paulatino aumento de la cotización de los modelos deportivos anteriormente fabricados en ese mercado.
Explosión de precios
Según la prensa especializada australiana, el precio medio de los modelos V8 en el mercado de ocasión se ha incrementado en nada menos que un 40%, incluso en las versiones más básicas y que procedían de productos de producción regular. En el caso de las ediciones limitadas o de divisiones deportivas como HSV podemos encontrar casos realmente sorprendentes.
En los últimos años de producción del Ford Falcon y el Holden Commodore, los fabricantes lanzaron algunas ediciones limitadas de despedida, que ahora se han convertido en auténticas piezas de colección con precios tan altos que son solo aptos para millonarios. Hasta el punto de batir el récord al vehículo de calle más caro fabricado en Australia en varias ocasiones en poco tiempo, una barrera que hasta hace muy pocos años parecía inalcanzable, pues se encontraba en los 920.000 dólares australianos (705.000 dólares USA) de uno de los solo dos ejemplares fabricados del HSV HRT 427 Monaro. Ahora el nuevo récord está en manos de uno de los solo 4 ejemplares fabricados del HSV GTSR W1 Maloo en 2017 y que no llegaron a estar disponibles al público.
Este ya tenía el honor de ser el Holden más potente de la historia, gracias a su motor procedente del Corvette ZR1, y fue subastado por LLoyds hace varias semanas por 1.05 millones de dólares australianos más la comisión del 7.5% de la casa de subastas, una cifra que se traduce en 800.117 $ dólares estadounidenses sin contar la comisión. Aunque este no ha sido el único caso, ya que en los dos últimos años hemos visto varias unidades llegar a esos valores, como el Ford Falcon GTHO Phase III perteneciente al piloto Jeff Thomson, que alcanzó un precio de 1.03 millones de dólares AUS o los más de 300.000 $ que alcanzaron dos raras unidades del HSV VL Commodore Walkinshaw Group A SS de 1988 y el HSV VS GTS-R de 1996.
Por ahora, el precio más alto de un vehículo australiano más caro sigue siendo el Holden Commodore de carreras pilotado por Peter Brock en las ediciones de 1982 y 1983 de la Bathurst 1000, que alcanzó los 2.1 millones de dólares AUS en una subasta en 2018.