Ford Mustang Bullitt: el ejemplar que lleva escondido casi 40 años
Aunque recientemente aparecía el ejemplar "perdido" de los Mustang GT 390 empleados en el rodaje de Bullitt, lo cierto es que durante estos casi 50 años no se había vuelto a saber prácticamente nada de ellos. Esta la historia del considerado durante años el ejemplar "superviviente" de la película, que ha permanecido deliberadamente oculto durante todo este tiempo.
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Publicado: 25/03/2017 16:00
La aparición del ejemplar perdido de los Mustang GT 390 empleados en el rodaje de Bullitt no es solo una de las noticias del año, es también uno de los hallazgos más impresionantes de esta época. Si hablar del Ford Mustang es hablar de un icono, hablar de los Mustang de Bullitt es hablar de un mito.
Para muchos, el ejemplar superviviente (cuyo VIN acaba en 9) permanece a buen recaudo en una colección privada. Esto es cierto a medias, puesto que muy pocas personas conocen la identidad del propietario, y cuya historia recientemente teníamos la suerte de poder desgranar gracias a un antiguo artículo de un afortunado periodista estadounidense que había logrado contactar con el propietario hace más de dos décadas.
En síntesis, el Mustang superviviente fue comprado por un empleado de la Warner, Robert M. Ross, un personaje que no se alegra precisamente de haber sido propietario de una pieza tan célebre, pues en alguna ocasión ha visto como sus declaraciones eran tergiversadas, por lo que no acepta hablar con los medios sobre el vehículo en cuestión.En la imagen inferior uno de los artículos que hablaban de su persona, bajo el título se lee "el peor caso del arrepentimiento de un vendedor".
Este lo vendía poco más de un año después, precisamente a un policía, cuyo nombre sigue siendo desconocido y del que solo se sabe que residía en la costa este estadounidense. Este mantuvo el vehículo unos dos años, hasta que lo vendió en 1972 a su tercer y último propietario.
Sobre decir que un vehículo como el que estamos hablando alcanzó el estatus de pieza de colección hace ya muchos años, por lo que lo último que nos podemos esperar es que sus propietarios lo emplearan como vehículo para desplazamientos diarios, como cualquier utilitario. pero lo cierto es que así ha sido con sus tres propietarios posteriores, aunque el caso del último y actual propietario es quizás bastante llamativo.
El dueño actual del Mustang superviviente solo era un chico de 24 años cuando lo compró en 1972. Este, cuya identidad tampoco ha trascendido nunca, lo adquiría gracias a que estaba a la venta a un precio sorprendentemente bajo, y lo empleó como vehículo de diario durante años. En el momento de adquirirlo sabía que había sido empleado por una estrella como McQueen.
El periodista Brad Bowling tuvo la suerte de conocerlo años después, presentándole toda la documentación acreditativa del modelo, incluida la documentación de los propietarios anteriores y el VIN correcto, 8R02S125559. En el momento de esa entrevista, en 1990, el vehículo llevaba almacenado en un garaje unos seis años. Su propietario era ya un exitoso hombre de negocios, y aunque no era un gran aficionado del modelo, se resistía tanto a venderlo como a mostrarlo al público.
Tanto Steve McQueen como sus herederos trataron infructuosamente de comprárselo en varias ocasiones, ofreciéndole incluso elevadas sumas de dinero por el, además de incluir en el trato un Mustang similar, sin embargo, este no solo no lo vende, sino que ni siquiera permite que el coche sea visto o que se conozcan su identidad o la localización del vehículo. En alguna ocasión se ha visto obligado a cambiarlo de escondite, temiendo que lleguen a descubrir donde se encuentra.
Las ofertas por la compra del vehículo o su simple exhibición han sido numerosas. El Museo Petersen de Los Ángeles celebró los 30 años de la película, y ante su negativa tuvieron que mostrar una réplica. Y años después, la productora de “Los Ángeles de Charlie” logró hacerse con su identidad y trató de convencerle para poder emplear el Mustang en la película. Drew Barrymore quería emplear el vehículo en la película, y tras localizarle, lo llamaron repetidamente para tratar de convencerle. Le mandaron varios regalos, le ofrecieron dinero, un viaje a Hollywood e incluso una cena con la propia Drew Barrymore, pero este no solo se negó, sino que terminó amenazándoles con acciones legales si no le dejaban en paz.
Resulta curioso que no accediese ni tan siquiera a una película, cuando según sus propias palabras, su único interés por el Mustang nacía exclusivamente de su bajo precio de compra y su relación con una celebridad.
Su única intención es la de conservarlo para dárselo a su hijo cuando obtuviera el carnet de conducir, sin más. Lo cual sucedió hace ya 17 años, en el 2.000. Hasta el día de hoy, poco más se sabe del ejemplar, que probablemente nunca salga de la familia, donde ha ocupado el lugar de mero vehículo de transporte. Según el mismo, la única posibilidad de sacarlo de nuevo a la luz sería si algún día hubiera un museo oficial dedicado al Mustang.
A día de hoy, ya no es el único ejemplar superviviente de la película, por lo que probablemente haya perdido algo de valor, aunque por lo que parece, a este propietario (no coleccionista como denominan algunos) poca intención tiene de desahacerse de el.
Actualmente, el propietario ya tiene cerca de 70 años, y es más que probable que haya pasado a manos de su hijo, aunque la falta de informes sobre el modelo desde inicios de este siglo nos invita a pensar que continua parado, almacenado en un garaje o en un granero, que es donde ha pasado la mayor parte de su tiempo.
Quizás en unos años la familia reconsidere su postura o tal vez la aparición del ejemplar perdido les reste la desconfianza que han mostrado todos estos años a los distintos medios e instituciones que se han interesado por el modelo.
Por el momento, solo podemos afirmar que continuará siendo el ejemplar escondido del Mustang Bullitt original, la unidad que fue empleada para los planos que no conllevaban demasiado riesgo.