Frases para la historiaCitas famosas del mundo del motor (II)

Recopilamos algunas de las citas célebres más impactantes, ingeniosas y divertidas relacionadas con las competiciones sobre cuatro ruedas. Os ofreceremos un total de siete artículos. Perlas de sabiduría de la boca de los pilotos más relevantes de la historia en la Fórmula 1 y los rallyes ¿Qué frases te han gustado más?

7 min. lectura

Publicado: 17/09/2013 08:00

En esta segunda entrega seguimos con el repaso de citas y frases del mundo del automóvil, que quedan en la memoria de los aficionados para siempre. Esta vez hablaremos de coches, tanto monoplazas de Fórmula 1 como turismos de rallyes, compañeros inseparables de los protagonistas de las carreras.

Y qué mejor que empezar por el Mundial de Rallyes, en la época en la que los Grupo B destrozaban cronómetros y abrían el debate sobre la seguridad en esta disciplina. Bestias con cuatro ruedas y potencia casi incontrolable que protagonizaron multitud de accidentes hasta su prohibición en 1986.

¿Qué se siente al conducir un coche tan extremo? Walter Röhrl, hablaba así de su Audi Quattro S1: “Es muy difícil explicar a un conductor normal lo que se siente al volante de un coche así. Es como explicarle a un abstemio la deliciosa y transgresora sensación de tomarse un par de whiskies, nunca podrá comprenderlo porque nunca lo ha experimentado, es más, probablemente recriminará al que se los ha tomado. No puedo describir la “patada” que da el coche cuando pisas a fondo. La mayoría de la gente probablemente pensará que estoy chiflado. Su aceleración es impresionante, para llegar a 3ª saliendo en 1ª, pasando a 2ª y luego a 3ª sólo hacen falta 2 segundos. No da tiempo a mirar el cuentarrevoluciones, tengo que sentir lo que está haciendo el coche. Cuando la aguja llega a 8.000 rpm es demasiado tarde y llega a ellas en un instante. Cuando te quieres dar cuenta, ya vas a 8.000. Es como una pequeña explosión, es como ir montado en un cohete. Todo sucede muy deprisa, los cambios de marcha, la aceleración, las frenadas, es una especie de locura frenética. La brutal aceleración te aplasta contra el respaldo del asiento. Es realmente difícil controlar esta máquina, es como una manada de caballos salvajes o algo así. Una sensación increíble. En el futuro, la gente recordará estos años locos y yo seré uno de los escasos privilegiados que ha tenido la suerte de participar en esta aventura”.

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Rohrl, tetracampeón del mundo, también declaraba: “Pasar de 180 a más de 200 km/h es tan simple como pasar de 40 a 50 en un coche de calle, son fracciones de segundo. Tan sólo es necesario mover dos milímetros el acelerador y sientes como una pequeña explosión, la brutal aceleración de este coche te deja literalmente aplastado contra el asiento”.

Hannu Mikkola también quiso explicar lo que era el Audi Quattro S1: “Imagínate que estás esperando pacientemente a que un semáforo en rojo se ponga en verde. Al ponerse en amarillo subes hasta las 8.500 revoluciones por minuto y al pasar a verde sueltas el embrague; entonces sales tan brutalmente disparado hacia adelante que piensas que un vehículo de cinco toneladas acaba de embestirte por detrás. ¡Es increíble!”.

Juha Pironen, copiloto de Juha Kankkunen, aseguró lo siguiente sobre el Peugeot 205 T16: “Hubo un turbo que, por miedo, nunca llegamos a usar en carrera; con él la potencia era aún más brutal, acelerando patinábamos en todas las marchas y los ojos parecían clavarse en el cerebro”. Cómo sería para que le pareciera “demasiado” ¿verdad?

Walter Rohrl resumía en pocas palabras cómo hay que pilotar un monstruo como aquellos: “En un Grupo B tienes que anticipar cada movimiento, cada reacción que tendrá el coche, esperar a sentir lo que hace, puede que sea lo último que sientas”.

Incluso con máquinas más “pequeñas” como el Renault 5 Maxi Turbo era una bomba. 350 CV en un pequeño utilitario de 900 kilos de peso lo convertían en un coche de carreras muy serio. El bicampeón Carlos Sainz tuvo que enfrentarse a él para domarlo: “Con el Maxi Turbo se te ponían de corbata”.

Más manejables eran los clásicos de los años 70. El piloto británico Roger Clark presumía de la agilidad de su Ford Escort RS de propulsión trasera diciendo: “Mientras no vea la carretera por la ventana trasera, todo va bien”. Sobrevirando por los tramos, como debe ser.

Pero eso de derrapar, nada de nada con un monoplaza de Fórmula 1. En el GP de Canadá de 2007, un ingeniero preguntó por radio a David Coulthard qué tal iban los reglajes de su coche. El escocés, en tono irónico, contestó: “No es bueno, no va bien en los peraltes, no gira, no tracciona ¡Aparte de eso es genial, estoy teniendo mucha diversión!”.

En la primera entrega de esta colección de frases históricas ya juntamos a Jackie Stewart y el circuito de Nürburgring. El binomio vuelve a aparecer de nuevo, en esta ocasión con el piloto escocés dejando claro lo que era conducir con un Fórmula 1 en aquel trazado: “Cada vez que completabas una vuelta al Nürburgring en un Fórmula 1 y hacías un tiempo rápido simplemente dabas gracias por conseguir volver. En 1973 despegábamos unas 10 veces por vuelta, en 4º o 5º marcha y con una curva al final, de modo que subías una marcha en el aire para llevar una marcha más al aterrizar y que el coche no se despendolara. Piénsenlo. Vas a 280 ó 290 km/h, sabes q vas a despegar...”.

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