Los frenos de mi coche se han bloqueado, ¿qué tengo que hacer?
Al circular por las carreteras y caminos, nos exponemos a encontrarnos con situaciones imprevistas que nos obliguen a reaccionar de manera rápida y enérgica. Sin embargo, a la hora de aplicar los frenos, debemos huír del instinto y saber bien cómo actuar para evitar alargar la frenada o perder el control del vehículo.
6 min. lectura
Publicado: 27/05/2020 15:30
Los conductores más veteranos saben bien que, cuando frenamos de manera enérgica al encontrarnos cualquier obstáculo en la calzada, nos exponemos a sufrir el bloqueo de los frenos y, por tanto, el patinaje de las ruedas.
Hoy en día el sistema antibloqueo de frenos (ABS) se encarga de gestionar este tipo de situaciones, pero en muchos vehículos antiguos este elemento electrónico de seguridad activa no está presente y debemos tener muy claro cómo actuar cuando se haga necesario.
¿Por qué se bloquean los frenos?
Sean de tambor o de disco, los frenos en esencia lo que hacen es generar fricción con un elemento anclado a la rueda. En el caso de los primeros se trata de una campana que gira al unísono con ella, mientras que en el caso de los segundos dicha función la realiza un disco, generalmente de acero.
La fuerza de la fricción dependerá del estado de los frenos, pero también de la presión que nosotros apliquemos en el pedal. Si la fricción aplicada es superior a la capacidad que tiene el neumático de agarrarse al firme por el que circulamos, entonces los frenos bloquearán la rueda, que dejará de girar y comenzará a patinar.
Obviamente, cuanto menor sea el índice de adherencia de la calzada, más fácil será bloquear y más cuidadosos deberemos ser a la hora de frenar. Tierra, nieve, lluvia o aceite son algunos de los agentes externos que pueden hacernos patinar, pero también otros que sí podemos controlar:
- El estado de los neumáticos (presión, dibujo, calidad)
- El estado de los frenos (mantenimiento, control periódico)
- Modo de frenar (progresividad, energía)
Qué hacer si se bloquean los frenos
Una vez conocidos los condicionantes que pueden provocar un bloqueo en los frenos y el consiguiente derrapaje de las ruedas, es importante que sepamos actuar cuando eso suceda, bien porque debemos frenar muy enérgicamente o porque hemos pisado una zona deslizante.
Cuando el neumático empieza a patinar, pierde adherencia con la superficie y hace que el conductor no tenga capacidad para cambiar de dirección o detener el coche con la máxima eficiencia. Para que ello ocurra la velocidad del neumático tiene que volver a adecuarse a la adherencia del piso, por lo que debemos levantar el pie del freno y permitir que la rueda vuelva a girar.
Una vez hecho esto, deberemos alternar una frenada enérgica con sucesivas operaciones de alivio de la frenada sobre el pedal, permitiendo así que el neumático mantenga su giro y, por tanto, sea capaz de reducir la velocidad y mantener la dirección del coche el máximo tiempo posible.
Si lo hacemos correctamente, estaremos reduciendo la distancia de frenado al máximo, reduciendo así las opciones de impactar contra otro vehículo y objeto, así como de salirnos de la calzada.
¿Cómo funciona el ABS?
Lo que acabamos de describir es lo mismo que hace el sistema antibloqueo de frenos que incorporan los coches actuales, pero de un modo automático y eficaz al máximo. Para ello, se sirve de una bomba que se incorpora al circuito del líquido de frenos, así como de una serie de sensores que controlan el giro de las ruedas.
El módulo de control analiza todos los datos y determina cuando las ruedas reducen repentinamente su velocidad de giro, aliviando la presión sobre los frenos y permitiendo que el neumático vuelva a agarrarse al asfalto (o a cualquier otra superficie por la que estemos circulando). Cuando eso ocurre, los frenos vuelven a «morder» con fuerza y así sucesivamente hasta que dejemos de aplicar presión sobre el freno.
El conductor, además de observar un testigo de accionamiento del ABS en el cuadro de instrumentos, siente una serie de impulsos bruscos en el pedal de freno cuando este sistema entra en acción, pero lo único que debe hacer es seguir pisando el mismo para que el ABS haga el resto.
Lo que sí debemos tener en cuenta es que, en algunas ocasiones, el uso del ABS es contraproducente. Si la superficie es muy deslizante, con nieve, hielo o gravilla muy suelta, puede ocurrir que el sistema entre en funcionamiento de manera casi constante, alargando mucho la frenada e impidiendo que se reduzca la velocidad. Para ello, los vehículos que incorporan este sistema incluyen un botón de apagado y encendido del mismo.