¿Cuál es la función del líquido de frenos? Cuándo y por qué es necesario cambiarlo y cómo elegir el correcto

El sistema de frenos es el elemento de seguridad activa más importante que existe en un automóvil, por lo que su óptimo mantenimiento es vital. Además de las pastillas y los discos, debemos controlar el estado del líquido de frenos.

¿Cuál es la función del líquido de frenos? Cuándo y por qué es necesario cambiarlo y cómo elegir el correcto
El mantenimiento de los frenos incluye la sustitución periódica del líquido de frenos. - Depositphotos.com

6 min. lectura

Publicado: 16/05/2022 08:00

Es relativamente habitual prestar atención a las piezas de desgaste de un vehículo, pero no tanto a los líquidos que hacen posible el funcionamiento del mismo. El más habitual en las operaciones de mantenimiento es el aceite del motor, pero existen otros igualmente relevantes que debemos monitorizar para evitar su degradación.

El líquido de frenos es uno de ellos y, no cabe duda, es vital para tu seguridad. Su función es sencilla: posibilitar que la fuerza ejercida sobre el pedal de freno sea transmitida a los cilindros que accionan los frenos.

¿Cuándo cambiar el líquido de frenos?

El líquido de frenos se aloja en un circuito cerrado, pero con el paso del tiempo va perdiendo sus propiedades y debe ser sustituido. La razón es que se trata de un líquido higroscópico, es decir, que atrae y absorbe la humedad.

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Esto es importante porque gracias a ello impide que el agua provoque corrosión y congelación. Pero, como contrapartida, el porcentaje de humedad presente en el líquido de frenos aumenta progresivamente y, si no se cambia, acabará formando burbujas de vapor, corrosión en los conductos y un incremento del desgaste de los pistones.

¿Cómo elegir el líquido de frenos correcto?

Existen varios tipos de líquidos de frenos, por lo que es obligado elegir el adecuado para nuestro vehículo. En esencia, cada producto se diferencia por su DOT, denominación que regula la calidad.

Para determinarla, es importante el punto de ebullición del líquido de frenos, ya que determina a partir de qué temperatura comienza a ‘hervir’. Es decir, que pasa de estado líquido a gaseoso.

Esto es especialmente relevante, ya que los frenos alcanzan temperaturas muy elevadas, especialmente si conducimos por carreteras secundarias y bajadas pronunciadas y largas como las de un puerto de montaña.

Imagen tomada de Recambioscoches.es

Los tipos de líquido de frenos son:

DOT 3: elaborado con base mineral a partir de éteres de glicol, es el tipo de líquido de frenos más utilizado en frenos convencionales, ya que es el más barato. Su punto de ebullición seco es de 205 ºC y húmedo de 140 ºC. Su grado de viscosidad es de 1500 unidades (cSt). Su principal inconveniente es que absorbe el agua con facilidad, por lo que es propenso a la corrosión del sistema.

DOC 4: es muy similar al anterior, pero incluye borato de ésteres. Es recomendable en frenos convencionales y sistema con ABS. Ofrece más durabilidad y prestaciones que el DOT 3, pues su punto de ebullición en seco es de 230 ºC y de 155 ºC en húmedo. Su viscosidad es de 1800 cSt.

DOC 5: es de base sintética. Su punto de ebullición es de 260 ºC y está especialmente indicado para vehículos que pasan temporadas sin moverse. La sensación que da al pisar el freno es más esponjosa, ya que tiene una baja solubilidad del aire en sus bases.

DOT 5.1: se trata de un líquido DOT 4 (también se le denomina DOT 4 plus o Super DOT 4), pero que cumple con estándares de punto de ebullición y viscosidad DOT 5. El punto de ebullición en seco es de 270 ºC y en húmedo de 180 ºC, ofreciendo una viscosidad de 900 cSt. Al ser menor de lo habitual, existe más riesgo de fuga del circuito si este tiene alguna fisura.

Síntomas que indican la necesidad de cambiar el líquido de frenos

Lo mejor que puedes hacer por tu líquido de frenos y por tu seguridad es seguir a rajatabla el calendario de mantenimiento que el fabricante ha programado para tu vehículo. Pero, en cualquier caso, es conveniente que sepas lo que ocurre cuando el líquido de frenos comienza a perder sus propiedades.

Lo primero que puedes hacer es realizar un examen visual. Primero, comprueba el nivel, que debe superar la marca mínima. Luego, abre el depósito del mismo -situado en el vano motor- con mucho cuidado, pues hablamos de un líquido corrosivo. Introduce un papel blanco absorbente y observa el color. Si es muy oscuro, es momento de realizar el cambio.

Con respecto a la conducción, si notas que el pedal de freno está más bajo, tiene más recorrido o presenta un tacto esponjoso, entonces el líquido de frenos está en mal estado o es insuficiente por alguna fuga en el sistema.

No te la juegues con los frenos, ¡velar por tu seguridad y la de los tuyos no tiene precio!

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