Dudas, opiniones y reflexiones sobre el futuro de la movilidad sostenible
Los híbridos son el presente, pero sin lugar a dudas los eléctricos son el futuro. Cada día salen nuevos modelos que nos adelantan la movilidad a ojos vista. Sin embargo, ¿son todas las propuestas realmente válidas? ¿Realmente acabaremos moviéndonos así?
11 min. lectura
Publicado: 10/06/2016 13:00
En una industria tal conservadora y clásica como es la del automóvil, hay pocos que se atrevan a dar un puñetazo sobre la mesa. Pocos que se atrevan a transgredir los estándares y revolucionar el mundo. Tesla es, sin lugar a dudas, la empresa que más mentes ha conseguido cambiar. Ellos nos introdujeron el coche eléctrico como solución real al motor de combustión. ¿Pero son todas las alternativas igual de válidas?
Hace más de 10 años, nadie, o muy pocos, se atrevían a romper las reglas. A plantar cara a una industria que mueve miles de millones por todo el mundo. Toyota fue una de esas pioneras. Logró lo que nadie antes había conseguido. No solo cambiar la industria, sino cambiar la mentalidad. Crear una sociedad más concienciada con el medio ambiente y con los problemas de emisiones y la falta de recursos minerales.
Gracias a ellos el coche híbrido es hoy una realidad más que palpable. Cada día más gente se suma a la movilidad ecológica. Hay ganas de gastar y contaminar poco, y por ello todas las marcas se han sumado a esta tendencia que sigue ganando adeptos a cada paso que da. Sin embargo, ¿son los híbridos el verdadero futuro de la industria?
Creo que corto y medio plazo sí. Modelos como el nuevo Toyota Prius demuestran que se puede gastar y contaminar muy poco a la vez que seguimos manteniendo nuestro estilo de vida, y todas las ventajas que representan los coches. Pero todo tiene un límite, y fuera de su zona de confort los híbridos no representan tanta ventaja con respecto a un coche de combustión.
A día de hoy el resto de fabricantes intenta igualar e imitar a Tesla
Lo mismo les pasa a los coches eléctricos. Sí, Tesla ha conseguido lo que nadie más había logrado, crear un coche completamente eléctrico con viabilidad real para el día a día. Pero sigue teniendo problemas, sigue siendo una alternativa poco realista para determinadas situaciones, como viajes largos.
Sin embargo cada día vemos como nuevas empresas nos presentan su modelo de movilidad futura. La mayoría de ellos emplean sistemas 100% eléctricos, muy ecológicos y sostenibles, pero hay que reconocer que el 90% de ellos no pasa del mero planteamiento del proyecto. En todo caso alguna acaba por fabricar un número muy pequeño de unidades para posteriormente cerrar. Pero, ¿por qué?
Pues por un sencillo motivo: el coche del futuro ya existe, y es el coche de hoy. No se me malinterprete, hay que cambiar el modelo de movilidad, hay que emplear tecnologías de ahorro. El petróleo no es eterno y con el paso de los años éste irá convirtiéndose en un bien escaso, por lo que el modelo actual de coches diésel y gasolina no tiene futuro. Pero las soluciones que lleguen tienen que tener las mismas ventajas que éstos, y eso no pasa por sacar coches de poco provecho, y por qué no decirlo, feos, muy feos.
Y es que al concepto de lo ecológico se ha sumado el concepto de lo raro. Lanzo una pregunta: ¿Por qué la mayoría de las propuestas sostenibles que se nos presentan son tan raras? ¿Acaso es necesario hacer un coche eléctrico o híbrido tan feo? Ciertamente, no lo creo. La mayoría de fabricantes como BMW, Mercedes, Volkswagen o Peugeot, nos presentan coches ecológicos, sostenibles, como un coche normal. Pocos detalles los distinguen de los coches convencionales. Y eso es lo que buscan los compradores.
Por eso digo que el coche del futuro ya está aquí; el coche actual. De verdad que no entiendo por qué los nuevos emprendedores, las nuevas compañías eficientes, siguen tratando de convencernos para movernos en coches que rozan lo absurdo y lo poco estético. Hagan como Tesla. Saquen un coche eléctrico pero normal. Con su carrocería trabajada, con sus cinco puertas, su volante, sus asientos... Ese es el coche que queremos.
Pero volviendo a la movilidad y a los carburantes del futuro, los eléctricos tendrán la voz cantante de aquí a unos años. ¿Quién sabe cuántos? Muchos o pocos, el coche eléctrico evolucionará en la medida que lo haga su talón de aquiles, la autonomía. No, nos echemos las manos a la cabeza, es su punto débil y todo el mundo lo sabe. A día de hoy los coches de combustión interna logran autonomías por encima de los 1.000 kilómetros. Los eléctricos no pasan de los 250.
Los eléctricos sirven como segundo coche, pero no como el único dada su limitada autonomía
En este punto hay que echar un vistazo a las baterías. Ellas son la única fuente de progreso en esta industria. El día que se logre acumular en una batería la energía suficiente como para hacer, ya no digo 1.000, sino 700-800 kilómetros, sin parar, ese día el verdadero coche del futuro será una realidad. El grafeno tiene mucho que decir en este punto, pues seguramente sea él, con sus impresionantes cualidades, el que consiga tales objetivos.
Pero sigue habiendo un problema, y es que la electricidad no sale del suelo. La electricidad hay que generarla, y a día de hoy la mayoría de la electricidad que consumimos se genera mediante la quema de recursos no renovables, como el gas, el carbón y sobre todo el petróleo. En algunos países, como Francia, es la energía nuclear la que tiene el control, pero todos sabemos los riesgos y problemas que ésta conlleva. La energía hidroeléctrica, es la alternativa más real, a la que se suman la geomotriz, la eólica y la solar, pero dado la cantidad de energía que empleamos, a día de hoy no son viables como única fuente.
¿Cuál es la alternativa? ¿Cuál es el combustible del futuro? Personalmente apuesto por el hidrógeno. El elemento más abundante en la tierra. Algunos fabricantes saben que por aquí andan los tiros, y por ello poco a poco vamos viendo modelos, prototipos, en pocos casos reales, que emplean la quema de dicho elemento como fuente de energía. Sí, hay problemas, es muy volátil, y nunca se encuentra de forma solitaria, pero los procesos de sintetización del hidrógeno han avanzado mucho en los últimos años, y ahora no es tan complicado, ni caro, separarlo del resto de elementos a los que éste se asocia.
Entonces, ¿por qué no se emplea más? Teorías conspiratorias a parte, el desarrollo de tales coches no sale barato. Honda, con el Clarity, ha demostrado que se puede, lo mismo que Toyota con el Mirai. Ambos son buenos ejemplos de por dónde irán los tiros de los coches en un futuro. El hidrógeno es la única, a mí entender, alternativa real y viable. Hay que invertir en esa tecnología, aunque a algunos no les guste.
Hablo de petroleras, de Gobiernos, de todos aquellos que se lucran a costa del petróleo. Teorías conspiratorias a un lado, los coches impulsados por pilas de combustible son la única solución real, a falta de la creación de la máquina de movimiento perpétuo, pues son ellos los únicos que reúnen todas las ventajas del coche actual, con los beneficios del coche del futuro: sostenibilidad y ecología.
¿Con todo esto qué quería decir? Pues que no hay que romperse la cabeza a la hora de inventar la movilidad del futuro. No hay que reinventar la rueda, solo hay que hacerla más eficiente, menos dañina para el mundo. Los coches del futuro ya existen. Podrán cambiar los diseños o las formas, pero no la funcionalidad y la utilidad que a éstos se les da. El primero que consiga unir ambos conceptos se llevará el gato al agua, tal y como ha hecho Tesla.