Giocattolo Group B, el juguete australiano que Alfa Romeo no quería ver
Basado en el Alfa Romeo Sprint 6C que el fabricante italiano no se atrevió a fabricar, el Giocattolo Group B fue un increíble deportivo a nivel técnico pero un desastre desde el punto de vista financiero ¡Esta entrega de 'Coches Rarunos' nos lleva hasta Australia!
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Publicado: 07/06/2020 11:00
Al otro lado del mundo, Paul Halstead comenzaba a labrar una larga trayectoria en el mundo del automóvil. En 1984 se hizo cargo de la división australiana del fabricante italiano De Tomaso y fue el responsable de exportar el motor Ford V8 australiano hasta tierras italianas para montarlo en el popular De Tomaso Pantera y al De Tomaso Longchamp.
Un año después creó The Toy Shop (“la tienda de juguetes”) en Sydney para comercializar él mismo los De Tomaso en Australia. Después su negocio se amplió más marcas exclusivas como Ferrari, Porsche, Chopard y Lamborghini además de automóviles y motocicletas clásicos. También preparó algunos De Tomaso Pantera para competición asociado con Barry Lock, ex ingeniero de McLaren en la Fórmula 1.
Cuando el Pantera abandonó las carreras, Halstead buscó un nuevo proyecto y pensó que era el momento de hacer algo propio, de crear un gran deportivo australiano que fuera razonablemente económico. En 1986 alquiló una fábrica de 1.500 metros cuadrados en Caloundra, en Queensland, uno de los seis estados de Australia, y junto a Lock se puso manos a la obra.
La fábrica de Caloundra se convirtió en la sede de una nueva marca, Giocattolo Motori. La palabra giocattolo en italiano significa “juguete” en claro guiño a la principal empresa de Halstead. Realizar un coche desde cero resultaba enormemente complejo tanto desde el punto de vista de diseño como administrativo así que buscaron un coche que sirviera de base para su deportivo.
La experiencia del emprendedor australiano en tierras italianas le hizo pensar en el Alfa Romeo Sprint 6C que se había presentado pocos años atrás. Los Sprint, la versión coupé del económico Alfa Romeo Alfasud, se comercializaban con propulsores bóxer de cuatro cilindros pero el Sprint 6C fue un concept de 1982 que se inspiraba en los rallies y contaba con la mecánica de seis cilindros del GTV 6 colocada en posición central.
Alfa Romeo hizo dos unidades del Sprint 6C pero el modelo no pasó de la fase de prototipo, la profunda crisis económica en la que estaba inmersa la marca italiana hizo que el Sprint 6C nunca se llevara a producción. Halstead y Lock pensaron que este Sprint con motor V6 sí tenía futuro y estaban dispuestos a emprender esa aventura.
Se pusieron manos a la obra. Por un lado importaban a Australia el Alfa Romeo Sprint Quadrifoglio Verde con el corazón de cuatro cilindros y 1,5 litros de 105 CV. Por otro, traían el motor 2.5 V6 de 160 CV del Alfa Romeo GTV 6. pero ojo, la tarea iba más allá de reemplazar un motor por otro. Mucho más allá.
Giocattolo cogía cada Sprint, quitaba el motor de serie y vaciaba el coche por completo. Después colocaba el V6 en posición central y para esta operación hacía falta instalar un subchasis trasero completamente nuevo además de una transmisión ZF traída desde Alemania. Tras el motor había espacio para un maletero bastante capaz y bajo el capó delantero se ubicaban los radiadores que refrigeraban la mecánica.
La carrocería también fue adaptada y además algunos componentes del chasis y la carrocería se reemplazaban por elementos en kevlar o fibra de carbono. Otras modificaciones eran los frenos delanteros procedentes del GTV 6, frenos traseros Brembo, se adoptó una suspensión trasera de doble horquilla y se calzaron unas ligeras llantas Simmons de composite de 15 pulgadas.
El Giocattolo Group B, nombre con el que se bautizó la creación, debía ser un deportivo de motor central y propulsión trasera de altas prestaciones pero también debía ser lujoso. La tapicería, los paneles de puerta y la cúpula de la instrumentación eran de cuero, los asientos ajustables estaban firmados por Recaro, se puso un volante Momo, llevaba aire acondicionado y elevalunas eléctricos, el sistema de audio era de muy alta calidad y el trabajo de pintura del coche era sencillamente exquisito.
Una de las particularidades más rocambolescas es que junto al motor se colocaba un kit de herramientas con tuercas, llaves fijas, alicates, bombillas… y una botella de ron junto con dos vasos. Se trataba de ron Bundaberg, muy conocido en Australia. La idea era que si el coche no se podía reparar al menos podrías esperar a la grúa echando un trago.
El deportivo de Halstead resultaba imponente por fuera y por dentro pero tenía una pega: en contra de lo que se buscaba, el Giocattolo Group B no era barato. Venía a costar lo mismo que la versión más potente y equipada que había en la gama del BMW Serie 5 (sin contar el BMW M5). Por ejemplo, la importación de la caja ZF, un elemento clave del Group B, era especialmente cara.
Impecable desde el punto de vista técnico pero un desastre financiero
Para reducir costes lo ideal habría sido adquirir los chasis y carrocería de los Sprint sueltos, pero Alfa se negaba a esta fórmula y sólo vendía el coche completo. Así que Giocattolo tenía que pagar por muchos elementos y piezas que después no eran usados como el motor de cuatro cilindros o la caja de cambios, que se vendían como repuestos usados para tratar de recuperar algo de dinero.
Alfa también ponía trabas para vender los motores V6 porque a los italianos no les hacía mucha gracia que alguien hiciera un coche mejor que ellos mismos. Además la importación de estos motores resultaba costosa. En definitiva, sólo se habían realizado tres prototipos del Group B y las cuentas no salían. Pero Halstead se encontró en casa un aliado inesperado: Holden.
El fabricante australiano le ofreció un propulsor de nuevo desarrollo, el motor Group A 5.0 V8 construido por Holden Special Vehicles (HSV) y conocido con el sobrenombre de The Walkinshaw. Poco había que pensarse porque como no había que importarlo era más barato que el V6 de Alfa y, además, también resultaba notablemente más potente. No sé si hay una expresión australiana que signifique “miel sobre ojuelas”.
Encantados de hacer negocios, Holden permitió usar sus instalaciones de pruebas de motores y cedió la pista de pruebas de Lang Lang. Al prototipo 003 se le extirpó el motor Alfa V6, fue reemplazado por el Walkinshaw V8 y tras los tests no había mucho que discutir: a partir de entonces todos los Giocattolo Group B se fabricaron con aquel motor de ocho cilindros.
El motor de Holden entregaba 245 CV pero en Giocattolo Motori supieron sacarle más jugo y explotarlo hasta extraer 300 CV. Era una sensacional cifra de potencia, superior incluso a lo que ofrecía un Ferrari 328. Además el Group B era muy ligero dando apenas 1.085 kg de peso a pesar de tener un habitáculo vistoso y bien equipado.
No es de extrañar que las prestaciones fueran las de un auténtico superdeportivo. El coupé australiano con acento italiano era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en sólo 5,4 segundos. Además, la velocidad máxima se situaba en los 260 km/h. Era rápido, tanto que si se pisaba a fondo el acelerador el morro se levantaba y costaba guiar el coche.
Las elevadas prestaciones atrajeron, incluso, a los cuerpos de seguridad. La policía de Queensland se interesó por el Group B como vehículo para persecuciones. Finalmente se descartó esa opción porque la conducción era demasiado exigente así que se decantaron por unos más tradicionales Holden Commodore.
El coche era fabuloso en todos los sentidos pero, a pesar del uso del V8 local, seguía resultando demasiado caro así que en los tres años que duró la aventura fue imposible rentabilizar el negocio y en 1990 Giocattolo Motori echó el cierre. Paul Halstead perdió millones.
Contando los tres prototipos iniciales, se fabricaron 15 unidades del Giocattolo Group B entre 1986 y 1989. Dos de ellas fueron destruidas en competición: una en 2001 durante el Auto Salon Sydney Race Series y otra en 2007 en la carrera de clásicos Aeromil Pacific Classic Adelaide. Las 13 restantes han sobrevivido y hoy en día se alcanzan altas sumas en subastas.
Fuente: Motoring, Which Car, Petrolicious, Retro Rides