Donde dije Diego...el Gobierno incumple su promesa eléctrica por ser demasiado cara

Europa se ha propuesto, con su agenda de electrificación, ser el adalid de la movilidad sostenible y de las cero emisiones. Los coches eléctricos son, o parecen ser, la solución a corto y medio plazo. Todos los gobiernos buscan fórmulas con las que ampliar su parque automovilístico de última generación, pero son los propios gobiernos los que deben dar ejemplo a los ciudadanos. España está en los puestos de cola en cuanto a electrificación a pesar de las ayudas que ofrece. Esas ayudas no están estimulando las ventas tanto como deberían, porque, al fin y al cabo, los coches eléctricos siguen siendo caros.

El Gobierno de España es uno de los más comprometidos con la agenda de sostenibilidad del Viejo Continente. Los objetivos son claros, tal y como quedaron detallados en el Plan de Recuperación que el ejecutivo envió a Europa con el objetivo de acceder a fondos continentales. Uno de los pliegos de dicho plan era impulsar la compra de vehículos eléctricos destinados al parque del propio Gobierno. Un total de 7.000 vehículos para una dotación estimada de 300 millones de euros. Una cuantía generosa, pero que ahora parece quedarse corta.

Hoy, el coche eléctrico apenas representa un 5% de las ventas totales de nuestro país. Una mínima participación causada por varios efectos como la baja fiabilidad de la infraestructura de carga o, sobre todo, el alto coste de los vehículos. El cliente particular no es capaz de asumir un coste significativamente más alto que un modelo de combustión. El Gobierno cuenta con el famoso Plan MOVES III para incentivar la compra. Hasta 7.000 euros de descuento por la compra de un modelo impulsado a baterías. Recientemente, el propio Pedro Sánchez, ha asegurado una deducción del 15% en el IRPF para aquellos que den el salto a la movilidad eléctrica.

El problema del precio no es algo exclusivo del cliente particular, también, al menos por lo que parece, de las autoridades. El Gobierno acaba de darse cuenta que con los 300 millones de euros presupuestados no son capaces de comprar los 7.000 coches eléctricos prometidos a Bruselas. El ejecutivo ha reducido la estimación en un 20%, fijando el nuevo objetivo en aproximadamente 5.500 coches para las autoridades y ministerios. Si echamos cuentas cada coche tendrá un precio medio de 54.500 euros, aproximadamente. Una tarifa generosa que permitirá comprar coches realmente interesantes.

Resulta curioso que quien más ejemplo debería dar es el que menos hace por cumplir con la agenda pactada. Europa, a pesar de los plazos recortados, sigue adelante con su objetivo de erradicar el coche de combustión a partir de 2035. Mientras que muchos países avanzan a buen ritmo con la agenda, España se sitúa en los puestos de cola de cuota de mercado y, lo que es peor, con un envejecimiento constante del parque automovilístico. Son necesarias más medidas de apoyo para compensar el precio del vehículo eléctrico o, de lo contrario, las medidas y los planes no tendrán el resultado esperado.

Fuente: El Mundo