¿Hay salida para tantos coches eléctricos nuevos?
Esta vez los fabricantes llevan la iniciativa, la oferta de coches eléctricos será superior a la demanda. En condiciones normales no lo harían, pero la presión medioambiental se está incrementando y si no hay suficientes clientes para los eléctricos habrá que convencer a los dudosos.
8 min. lectura
Publicado: 22/09/2018 22:00
Según nos vamos acercando al 2020 constatamos cómo llega una oleada de coches enchufables, tanto eléctricos como híbridos, y ambiciosas promesas para los años que siguen. Salvo los fabricantes que ya han hecho los deberes -fundamentalmente Renault, Nissan y Tesla- los demás están en la fase de "lo tienen que demostrar".
El diésel ha caído en desgracia y se está acelerando el proceso, pero también lo hacen iniciativas como las de Tesla, avanzadas a su tiempo
Esta segunda oleada no tiene tanto que ver con el interés de los consumidores -que lo hay- sino con la necesidad de cumplir los objetivos de reducción de emisiones que imponen los grandes mercados, como la Unión Europea. Eso está impulsando una escalada en oferta que puede ser excesiva a priori.
Ya ha ocurrido en el pasado, hubo momentos en que algunos fabricantes arriesgaron y tuvieron muy malas ventas de sus coches eléctricos o sus híbridos enchufables. Las causas son varias, pero se pueden resumir en no era el momento adecuado, ni para el cliente adecuado, ni al precio correcto.
Hay varios clientes para coches eléctricos, desde los que quieren lo último y más tecnológico -aunque sea caro-, como sería el cliente de Tesla, hasta los que no se los plantean hasta que les cueste lo mismo que un coche de gasolina. Y los enfoques para llegar a ellos son distintos.
La inversión en coches eléctricos y baterías se ha multiplicado por 10 -a nivel mundial- en ocho años, calculó la consultora AlixPartners, pasando de 25.000 millones de dólares a 255.000 millones. Incluso fabricantes que apenas han vendido eléctricos -o ninguno- han hecho anuncios que cortan la digestión a los accionistas.
La presión a la que la UE está sometiendo a los fabricantes tiene un efecto positivo a medio y largo plazo, y es que si la industria se pone a remar en una dirección, las economías de escala permitirán que los coches sean más asequibles y se dé acceso a todos los consumidores a algún modelo enchufable.
Pero la realidad es que la inmensa mayoría del mercado, en torno a tres cuartos (3/4), va a seguir confiando en la gasolina, los híbridos, el gas y de forma decreciente en los diésel. Dentro de los enchufables, los eléctricos se van a vender mejor que los híbridos enchufables, por una mera cuestión de precio.
Este empuje está dejando en un segundo plano las pilas de combustible de hidrógeno, una prometedora solución a medio plazo
Además, poco a poco empiezan a aparecer modelos que pasan de los 400-500 km de autonomía con una carga, con la posibilidad de una recarga rápida, reduciendo la necesidad de un motor convencional para poder viajar sin agobios. Los híbridos enchufables están fuera de la realidad del consumidor medio europeo.
Ahora mismo los puntos de carga y las ventas de coches eléctricos se están concentrando fundamentalmente en países con una renta per cápita muy elevada, mientras que en los países comunitarios de menores ingresos los eléctricos son una anécdota estadística. España no está en la posición que le corresponde en el tablero.
Las previsiones para 2025 barajan un cuarto del mercado o menos (25 %) de cuota para los enchufables. Algunas marcas venderán más, pero otras no llegarán a objetivos. Además, los precios no han de ir hacia abajo, también pueden ir hacia arriba cuando eso se compensa con mucha tecnología o refinamiento.
Los fabricantes Premium quieren seducir a los clientes con mejor saldo bancario con realidad aumentada, conducción semiautónoma, recarga "sin cables", aceleración de superdeportivo, tracción total, infoentretenimiento, conectividad... Así podrán elevar sus márgenes.
La industria es mucho más conservadora en sus predicciones que algunos políticos
Está claro que si los fabricantes van a rebufo simplemente de la demanda de coches eléctricos y puntualmente se ven sobrepasados por ella -como le ha pasado a Volkswagen con el e-Golf y los GTE- no se va a avanzar tan rápido que si todos se ponen de acuerdo en impulsar esto y no esperar a los consumidores.
¿Qué fue primero, la gallina o el huevo?
Si la oferta de coches eléctricos es abundante, se han hecho inversiones en puntos de recarga en las rutas principales y se han reducido los costes -sobre todo de las baterías- pues se puede estimular una demanda que está latente. Las pegas tradicionales son precio, autonomía y velocidad de recarga.
Si demanda no es suficiente, habrá que inflarla o crearla
De vez en cuando sale un estudio o encuesta de que la mayoría de los consumidores cambiaría su coche por un eléctrico o un híbrido, pero la realidad es tozuda: se lo han de poder permitir, si no, de poco sirve que el consumo sea la menor de las preocupaciones. Al menos con los híbridos convencionales eso está funcionando.
Volkswagen y otros ya lo ven claro, como Ford hace un siglo: producir mucho hace más accesibles los coches. El consumidor corriente no se va a ver atraído por un juguete caro para ricos, pero sí por un coche que es casi como el suyo, pero que no contamina -localmente-, se puede permitir, y ya tiene otras ventajas. Entonces sí.