Hertz recibe un balón de oxígeno y evita la bancarrota

Que una empresa sea demasiado grande no significa que no pueda caer. Fue el caso de Enron, de Pan Am o de General Motors. Y lo mismo se aplica a Hertz, la multinacional de alquiler de automóviles, aunque cuenta también con otras áreas de negocio a través de un holding empresarial.

Hasta hace unos días, la situación de Hertz empezada a ser crítica. Con una deuda acumulada de más de 17.000 millones de dólares y el anuncio del despido de 10.000 personas (su fuerza laboral era de 38.000 en 2019), el agua les estaba llegando hasta el cuello. Los acreedores se estaban impacientando.

Inicialmente el plazo acababa ayer lunes para encontrar una solución a los problemas financieros. Básicamente, Hertz tendría que hacer muchos recortes. La compañía ha logrado un aplazamiento hasta el 22 de mayo, apenas tres semanas hábiles, para presentar la citada solución.

De acuerdo al documento presentado por Hertz ante el regulador estadounidense del mercado de valores, Hertz se va a ocupar de "desarrollar una estrategia y una estructura de financiación que refleje mejor el impacto económico de la pandemia del COVID-19". A finales de marzo Hertz contaba con unos 1.000 millones de dólares en tesorería.

Aunque paralizar la actividad de una empresa hace que se ahorren costes variables, los fijos siguen estando ahí. Hablamos de mantenimiento de sedes, cuotas de leasing de los vehículos, seguros, la depreciación de sus activos y, obviamente, el dejar de vender sus coches usados.

La empresa está valiéndose de los servicios del bufete neoyorkino White & Case LLP y el banco Moelis & Co, de cara a reorganizarse para un mundo en el que apenas se están alquilando coches. El sector del turismo es de los más golpeados por la pandemia, y el alquiler de coches se ve seriamente afectado. Hay voces que vaticinan que Hertz acabará llegando a la bancarrota.

Sin ir más lejos, la American Car Rental Association (ACRA) ha pedido al Congreso una cantidad escandalosa de dinero para reflotar el sector turístico, 2,3 billones de dólares, así como una legislación que favorezca al sector.

Pese a que en Estados Unidos la pandemia ya ha matado más estadounidenses que todos los caídos en el conflicto de Vietnam, se empieza a vislumbrar la vuelta a la actividad pese al peaje humano esperado. En cuestión de semanas podrían tener tantas víctimas como en el 11-S, y cada día, más de 3.000.

El problema no es exclusivo de Hertz, ni mucho menos. En el caso de Europcar, en 2019 perdió 67 millones de euros, y en el primer trimestre de 2020 ha perdido otros 105 millones. Si miramos las pérdidas brutas de explotación ajustadas (Ebitda) respecto al primer trimestre de 2019, es mucho peor, de 14 a 64 millones de euros en pérdidas.

Muchas compañías de alquiler van a tener que hacer dolorosos sacrificios. Tendrán que reducir mucho sus plantillas, los clientes pueden notar menores ofertas que les sean ventajosas, y puede reducirse la variedad de vehículos empezando por los que son menos rentables. Puede que haya que vender coches antes de lo previsto, dado que habrá menos alquileres.

La situación en bolsa del holding de Hertz (Hertz Global Holdings Inc) es muy mala, cotizando en la bolsa de Nueva York en el entorno de los 3 dólares por acción, casi 5 veces menos que su valor al comenzar el año y hasta bien entrado marzo. Su subsidiaria, The Hertz Corporation, ha caído hoy en Wall Street casi un 13 % en el momento de cerrar esta información.

Hertz es una compañía que ya ha cumplido más de un siglo de existencia, fue fundada por Walter L. Jacobs en Chicago allá por 1918, ya acabada la Primera Guerra Mundial. Los primeros coches que alquiló fueron Ford Model T. Hoy opera en 150 países y cuenta con unas 10.200 sucursales y franquicias.