HSV HRT 427 Monaro: el Holden más radical y caro de la historia
Desarrollado con un solo objetivo en mente, derrotar a los todopoderosos Porsche 911 GT3 en circuito, el HSV HRT 427 Monaro fue un proyecto secreto que dió lugar al Holden más radical, raro y caro de la historia. Tanto, que cuando los contables de Holden entraron en juego cancelaron rápidamente el proyecto.
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Publicado: 22/12/2017 08:00
Hasta este año precisamente, la labor de Holden Special Vehicles (HSV) era la de preparar versiones deportivas y de competición de los modelos de tracción trasera fabricados por Holden en Australia. La desaparición de estos ha supuesto un cambio de rumbo para HSV, que a partir de ahora se dedicará a fabricar el espectacular HSV SportsCat, basado en el pick-up Colorado, y transformar los Chevrolet Camaro y Silverado a configuración de volante a la derecha.
Para despedir la antigua gama de tracción trasera, HSV y Holden lanzaban varias ediciones especiales hace unos meses, entre las que encontrábamos el HSV GTSR W1 de 644 CV, el Holden más potente de la historia, sin embargo, a pesar de su potencial y rareza, este no es el Holden más radical o caro de la historia, esos honores le corresponden al raro y brutal HSV HRT 427 Monaro, un proyecto desarrollado en secreto con la competición en mente que a día de hoy sigue siendo el automóvil fabricado en Australia más caro de la historia.
Gestado con un solo propósito, vencer a los Porsche 911 en circuito, el desarrollo del HSV HRT 427 Monaro se llevó a cabo en secreto. Sin embargo, su extrema naturaleza impidió que el proyecto fuera llevado a producción. Básicamente, fue cancelado en cuando los contables de Holden lo descubrieron, o al menos eso es lo que se dice en Australia.
El HSV HRT 427 Monaro está basado en el Holden Monaro, el mismo coupé que a principios de la década pasada dió lugar a la última generación del Pontiac GTO, aunque lo cierto es que poco o nada conservaba del modelo original.
Desarrollado conjuntamente por Holden y HSV, el concept que fue presentado en Sidney en 2002 era a simple vista muy similar al Monaro coupé del que derivaba, aunque eso era tan solo el cascarón, cuya tarea de diseño recayó en Holden, el resto del trabajo, desarrollo de ingeniería y fabricación, correspondieron a HSV. A nivel exterior tan solo cuenta con sutiles diferencias con respecto al Monaro estándar, como nuevo labio inferior en el paragolpes delantero, nuevas llantas, un capó con dos pequeñas entradas de aire, cuatro salidas de escape y un discreto spoiler trasero.
Sin embargo, una vez nos asomamos a su interior o debajo de su piel, y encontramos un vehículo completamente diferente, que poca relación guarda con el coupé australiano, comenzando con su motor, un V8 724 (7.0 litros) Big-block Chevrolet basado en el mismo motor que empleaba el Corvette C5R de competición que fue preparado por Holden Racing Team (HRT).
El V8 427 (de ahí su nombre) entregaba 530 CV (523 hp) y 780 Nm de par máximo, una cifra de potencia más que respetable incluso hoy en día, pero que en aquella época y sobre todo combinado con el afinado y aligerado bastidor del HSV HRT 427 Monaro le convertían en toda una bala.
A nivel interno no solo había sido destripado por completo, en el habitáculo prácticamente solo queda el salpicadero como recuerdo del Monaro, sino que su configuración de bastidor es más propia de un modelo de competición y cuenta con numerosos elementos fabricados en materiales exóticos, como el nuevo capó de fibra de carbono o las llantas de magnesio.
La suspensión original fue muy modificada, con nuevos brazos de aluminio y amortiguadores ajustables. El equipo de frenos también era nuevo, con enormes discos AP Racing con pinzas de 6 pistones. En el habitáculo desaparecían todos los revestimientos, guarnecidos y elementos de confort, como el sistema de audio, aire acondicionado y los propios asientos. En su lugar encontramos dos bacquets Sparco Pro 2000 de competición con arneses de seguridad, jaula antivuelco homologada, volante de carreras y panel de instrumentos digital Motec.
A nivel técnico era un auténtico modelo de carreras y los planes originales contemplaban la fabricación de una edición limitada de solo 150 ejemplares, con vistas a homologarlo para competición, donde precisamente triunfó, haciéndose con la victoria en dos ediciones de la compleja Bathurst 24, no obstante, una vez llegaron los pedidos, Holden decidía dar marcha atrás al proyecto.
La explicación que dió la marca, que confirmó que ya tenía 50 pedidos en firme y la inmensa mayoría como modelos de calle, es que producir ese volumen de coches en configuración de calle les obligaría a elevar el precio anunciado, de 215.000 dólares australianos, para poder cumplir con todas las especificaciones de seguridad y homologación requeridas. Por lo que decidían no pasarlo a producción, a pesar de que la marca ya había dado luz verde al proyecto.
Finalmente solo llegaron a ser construidos dos ejemplares, uno de ellos el presentado en 2002 con la etiqueta de concept y que quedó en posesión de la propia marca, y otro ejemplar que si llegó a manos privadas por la increíble cantidad de 920.000 dólares australianos (705.000 dólares USA) convirtiéndose en el modelo fabricado en Australia más caro de la historia. Ese mismo ejemplar cambiaba de manos recientemente por cerca de 500.000 dólares USA y de nuevo ha sido puesto a la venta, aunque en esta ocasión por 575.000 dólares USA.