Indy 500Alex Palou clasifica tercero a la batalla entre Ganassi y McLaren por la pole

En uno de los días de clasificación más intensos y ajetreados que se recuerdan en las clasificaciones de las 500 millas de Indianápolis, Alex Palou fue de los alumnos más aventajados, viendo al resto sufrir con el examen mientras él ya había acabado. El piloto español solo necesitó un único intento para desterrar cualquier duda, y poner bien alto su nombre como candidato a la pole en las sesiones finales del domingo, a la que también se han clasificado todos sus compañeros en Ganassi.

Palou empezó el día con la incógnita de montar un motor nuevo, tras detectarse algunos problemas de potencia en su discreto Fast Friday. Pese a un orden muy poco favorecedor de salida que le ubicaba el 28 entre los intentos garantizados, el campeón de 2021 no vaciló y aprovechó al máximo la ocasión con lo que hasta entonces era la vuelta más rápida (234.248 millas por hora) y el segundo mejor promedio hasta entonces (233.398 mph), solo detrás en esta última de un excelso Alexander Rossi, que fue más consistente. Eventualmente acabó en tercer lugar.

En las cinco horas siguientes, solo otro piloto le batió en ambos apartados, y fue el más veloz del día. Tras un temprano primer intento en 233 lisos que le dejaba sexto inicialmente, Felix Rosenqvist volvió a hacer acto de presencia a una hora del final cuando ya era noveno y reventó la tabla, con dos vueltas en 234 y un promedio final de 233.947 mph. Este registro es el tercero más veloz de la historia de Indianápolis tras los 236.968 de Arie Luyendyk en 1996 y la pole en 234.046 de Scott Dixon el año pasado, confirmando de camino un doblete en posiciones para una McLaren que también metió a sus cuatro pilotos en el top 12.

Rinus VeeKay fue el gran 'outsider' en cuarta posición con su único intento, muy por delante de sus compañeros de Carpenter y por delante de grandes favoritos. Dixon (5º tras cambiar también motor), Takuma Sato (7º con sustito habitual incluido) y Marcus Ericsson (10º) lograron también su billete dentro de Ganassi, al igual que Tony Kanaan (6º ante los vítores de la afición) y Pato O'Ward (8º) entre los McLaren. El mexicano, que acabó cuarto la ronda de intentos garantizados, tampoco volvió a salir, un matiz importante que no fue en prevalente absoluto en la parrilla.

De hecho, los últimos que pasaron con una sola tentativa fueron los Foyt, que dieron el campanazo confirmando sus grandes impresiones del Fast Friday. Santino Ferrucci fue noveno con un tiempo que inicialmente le había dejado quinto, y Benjamin Pedersen también se coló en undécima plaza con una inusitada solvencia para un novato sin grandes resultados. Ambos aspiran a situar un coche de Foyt en las tres primeras líneas, algo que no sucede desde hace 22 años, cuando Robby Gordon salió tercero por el exterior de la primera línea en 2001.

Los grandes que sufrieron algo más de lo que cabría esperar fueron Penske y Andretti. En especial los primeros, de los que se anticipaba bastante más, pero que no respaldaron sus buenas simulaciones entre semana en un día cambiante de viento y condiciones. Will Power salvó la honra de Penske con la duodécima posición, resistiendo el ataque final de un Josef Newgarden que cayó del 16º al 17º puesto por borrar su tiempo anterior (para tener preferencia de salida) y empeorar su registro. Entre medias, Scott McLaughlin en el puesto 14 pese a otra tardía mejora.

Ed Carpenter protagonizó un hecho muy inusual al empatar a la diezmilésima el tiempo de Kanaan, cuando el brasileño marcaba el corte del top 12 antes de su mejora, y se quedó a las puertas. Entre los Andretti, el eficiente Kyle Kirkwood fue el mejor de largo en la 15ª plaza, siendo el único Honda no-Ganassi entre los 18 primeros, mientras puntales como Colton Herta o Romain Grosjean se perdían en un mar de incomprensión de sus coches.

Pero, sin duda, fue la pelea por colarse en el top 30 la que atrajo gran parte de las miradas y el drama por las tremendas dificultades de los equipos Rahal y Juncos. El más desvencijado a primera vista, Callum Ilott, dio en la diana con el manejo de su nuevo chasis en su segundo intento y salvó los muebles para clasificar justo detrás de su compañero Agustín Canapino, que se sobrepuso a la mayor pérdida de control del día. La cenicienta, R. C. Enerson, clasificó a Abel contra todo pronóstico para su primera Indy 500 con su único intento, sin llegar nunca a sufrir en exceso.

Y por supuesto, Katherine Legge, la nueva reina histórica de la velocidad en Indianápolis destronando la marca de Sarah Fisher en 2002. Con un promedio de 231.070, Legge no solo logró clasificarse en la 30ª y última posición que garantizaba hoy competir en la Indy 500, sino que fue la única piloto de Rahal en conseguirlo, y sin llegar a hacer un segundo crono. Nada mal para una competidora que no pilotaba un IndyCar desde 2013. Quienes pagaron el pato fueron los tres pilotos a tiempo completo del equipo, que tendrán que pelear con el novato Sting Ray Robb por no perderse la carrera.

Quien tiene más números para irse al hoyo es Graham Rahal, cuyo coche intentó mandarle varias veces al muro sin éxito, ahondando en el creciente descontento con el equipo de su padre. El discutido Jack Harvey y un Christian Lundgaard muy fuera de su elemento tampoco lo lograron, siendo este último el perdedor de un tremendo duelo con David Malukas que el líder de Coyne solventó a su favor a tan solo 13 minutos del final, pasando de estar fuera de los puestos asegurados al lugar 23.

Mañana, los cuatro desafortunados se enfrentarán a un drama como nunca antes han vivido en sus carreras. Y después, las alegrías de la pole. Porque así es Indy: riesgos al límite, emociones al límite. Y sin accidentes hoy, el mejor testimonio posible del talentazo de una parrilla a la que múltiples veces se ha mirado desde Europa por encima del hombro. Ciertamente, nadie sabe lo que implica hasta que lo vive. Y ninguno ha vivido ni vivirá nada igual.

Fotos: IndyCar Media