Indy 500Josef Newgarden repite en Indianápolis tras un final de infarto; Alex Palou rescata un top 5
El piloto de Penske arriesgó al límite para arrebatarle la victoria a Pato O'Ward a dos curvas del final. Carrera muy interrumpida con ocho cautions, en la que Palou recuperó nueve posiciones sin llegar a aspirar al triunfo.
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Publicado: 27/05/2024 02:30
Desde hace un mes y tres días, su nombre había sido protagonista de múltiples crónicas negativas, críticas furibundas, descrédito general y una pérdida de imagen pública considerable a raíz de la infracción técnica que le benefició. Josef Newgarden defendía victoria en las 500 millas de Indianápolis en medio de uno de los peores momentos de su carrera, malos resultados incluídos. Y lo ha solventado como solo muy pocos han conseguido en la historia de esta prueba: revalidando el triunfo.
La firma de esta victoria, además, deja incluso un regusto mejor que la obtenida en 2023. También fue un adelantamiento en la última vuelta y en la sección opuesta de la pista, pero esta vez fue a un Pato O'Ward que le había ganado la posición camino de la primera curva tras varias vueltas de intenso duelo táctico, y al que se la devolvió de forma inesperada con un exterior por la curva 3 de los que se recuerdan décadas después. Era todo o nada, y la bolita cayó donde tocaba, reafirmándole como el piloto americano más exitoso de los últimos 30 años en monoplazas.
La carrera, en la que el español Álex Palou acumuló otro gran resultado en su palmarés con una quinta posición, fue una de esas que se guardan en el cajón de 'mejores Indy 500', ya desde un inicio que tuvo que ser postergado cuatro horas a raíz de las intensas lluvias que cumplieron los pronósticos. Por fortuna, había margen para hacer el resto del evento en el mismo día sin ahorrar vueltas y sin irse al lunes. Pareció como si nadie se lo hubiese contado a los pilotos, que tenían prisas y protagonizaron siete periodos de bandera amarilla en las primeras 117 vueltas.
La salida ya deparó el primer incidente, con una pérdida de control del rookie de óvalos Tom Blomqvist que atrapó a Marcus Ericsson y a Pietro Fittipaldi. Durante ese caution, se acabó la carrera de Marcus Armstrong, otro debutante en oval, con el primero de los tres Hondas que reventó en la primera mitad de la carrera. A esta avería le siguió la de Katherine Legge en la vuelta 22, y la de Felix Rosenqvist en la vuelta 56, siendo el sueco por entonces el segundo mejor Honda en pista. Entre medias, otro accidente de novato, el de Linus Lundqvist en la vuelta 28.
Todo esto había dejado un inicio muy interrumpido y protagonizado por varias resalidas de aúpa. El poleman Scott McLaughlin llevó la batuta en el primer cuarto de carrera mientras Newgarden y Will Power asumían un rol más secundario ante el avance de Santino Ferrucci, Alexander Rossi y Colton Herta, así como un Palou sólido que no tardó en convertir su 14ª plaza de parrilla en un puesto de top 10, llevando en ese momento a O'Ward detrás suya. Por su parte, el mediático Kyle Larson erró con las marchas en su primera resalida, pero pronto se repuso y empezó a escalar posiciones de nuevo como si llevara toda la vida haciendo esta prueba.
Durante las segundas paradas, McLaughlin concedió el liderato por primera vez a favor de Rossi, aunque lo recuperó rápido en la resalida al leer mejor una situación en la que estaban intercalados con varios pilotos a estrategia cambiada, como Conor Daly o Sting Ray Robb. Continuó su avance inexorable Herta y se puso segundo en la resalida, pero en la vuelta 86 se le fue el coche de delante al piloto de Andretti en la curva 1 y finiquitó todas sus opciones contra el perpetuo muro.
Newgarden se hallaba segundo a raíz de este hecho, y en las paradas con bandera amarilla accedió al liderato, a la vez que Palou alcanzaba el top 5. Aquí se estancaría el avance del español, que era de largo el mejor Honda en pista, pero al que le parecía faltar la velocidad punta necesaria para pelear con los coches equipados con motor Chevrolet. Llegó a ponerse cuarto antes de una nueva bandera amarilla en la vuelta 107, causada esta por un toque entre Scott Dixon y Ryan Hunter-Reay en la recta trasera que dejó trompeado y dañado a este último.
Aquí se dividió la carrera en dos estrategias: O'Ward, que era décimo en ese momento, decidió jugársela y parar para salir por delante de Daly y Robb con su estrategia. Media parrilla hizo lo mismo, entre ellos Dixon y Kyle Kirkwood desde posiciones bastante peores, habiendo sido sancionado este último antes por llevarse puesto en pits a un Callum Ilott que, a su vez, había tenido que empezar último por un problema repentino con el software.
Tras otro rápido periodo de verde a amarilla, en el que McLaughlin recuperó el liderato antes de que Marco Andretti chocase, la carrera dio comienzo de verdad, con una serie de peleas masivas al límite que fueron progresivamente a más. En ello, Newgarden tuvo que fajarse con Rossi y McLaughlin para recuperar el liderato, poco antes de un periodo de paradas crucial con bandera verde. En estas cuitas, tanto O'Ward como Rinus VeeKay emergieron por delante tras un efectivo undercut que también le funcionaría bien a Kirkwood, unos puestos por detrás.
Las paradas le costaron terreno a los dos Penske de cabeza, situándose por detrás incluso de Palou, y el tercero desapareció con el accidente que sufrió Will Power en la vuelta 147, el cual ya permitía que todos los pilotos llegaran al final con una sola parada. Eso sí, justo antes de esa amarilla, Dixon no perdió la ocasión de hacer funcionar bien su apuesta estratégica y pasar a liderar el evento, a la par que VeeKay y Daly se reenganchaban a 'lo normal' en el top 5. Fue en este periodo de paradas donde se desmoronó cualquier opción para Larson, que vio desaparecer su sexto puesto al pasarse de frenada en la entrada a pits y exceder el límite de velocidad, con el consiguiente drive-through.
Con los machetes de guerra afilados, las últimas 46 vueltas transcurrieron sin más incidentes, en un atardecer sin casi precedentes modernos. Fue el momento elegido por O'Ward y Rossi para empezar a jugar a los rebufos entre ellos nada más superar a Dixon. Detrás aparecía de nuevo Newgarden tras ganar cuatro puestos en una resalida meteórica, y obtuvo réditos al parar una vuelta antes que sus rivales, lo justo para ponerse al frente. Se quedaba un duelo a tres bandas con otros dos ex-ganadores ansiosos de victoria como Dixon y Rossi, cambiando posiciones de vez en cuando... pero O'Ward también quería ganar.
El mexicano de McLaren adelantó a Dixon, asistió brevemente a Rossi en sus duelos con Newgarden y golpeó en la vuelta 194 para ponerse segundo, iniciando el duelo de espadas final con Newgarden. Tras pasarse un par de veces, el mexicano empezó a echar el ancla en puntos clave, y a calcular donde y cuando le convenía intentarlo. Tenía grandes rebufos, y decidió lanzarse de cara a la última vuelta, pasando meta justo por delante. Parecía un movimiento decisivo, pero resultó demasiado temprano para lo que Newgarden aún tenía en el arsenal...
La victoria final del estadounidense le convierte en el primer piloto en defender victoria desde Hélio Castroneves en 2002, el primer americano en hacerlo desde Al Unser en 1971, y el primero en acumular dos triunfos en la prueba desde la de Al Unser Jr. en 1994. La primera de este último, en 1992, fue la última en la que se encadenaron dos triunfos estadounidenses. Tenía que ser la referencia del rey de los óvalos, que volvió a meterse en la grada para celebrar a una afición que creía perdida. Todo ello a costa de O'Ward, que se enfrenta ahora a la maldición de los latinos que han acabado dos veces segundos en Indianápolis sin ganar: Roberto Guerrero, Vitor Meira, Carlos Muñoz...
Completó las posiciones de podio (sin podio físico) Dixon, habiendo pasado en la vuelta final a Rossi. Otra vez cerca para ambos, otra vez sin premio. Le sirve también al neozelandés para ponerse segundo en la tabla a 20 puntos de Palou, que no figuró en la pelea final Palou, pero al que el quinto puesto le sabe muy bien tras los problemas de velocidad de este mes. Tras McLaughlin y un buen Kirkwood, prolongó Ferrucci su racha perfecta de top 10, seis de seis, que completaron VeeKay y Daly. Casi remonta Ilott, y se quedó cerca un Christian Rasmussen muy activo que estuvo buena parte del día en el top 10.
RESULTADOS FINALES DE LAS 500 MILLAS DE INDIANÁPOLIS
También mereció más Agustín Canapino, que llegó a ser séptimo tras una carrera muy sólida y al que una inoportuna infracción en pits le volvió a costar otro gran resultado. Solo hubo un puesto 18 como premio para Kyle Larson, que buscará aprender de las lecciones de esta edición en su retorno el año que viene. Por lo pronto, esta gran celebración de las carreras ha dejado una impronta de calidad, muchos coches con reparaciones pendientes y un escenario de lo más interesante para lo que se viene por delante. Pero, ante todo, buena competición y un final de aúpa. No todos tienen esa opción.
Fotos: IndyCar Media