Indy 500Oriol Servià, frustrado tras acabar 22º por un problema en pits
El piloto catalán perdió una vuelta con los líderes tras un mal primer stint y un problema con las tuercas en uno de sus neumáticos. Aseguró "no tener otra alternativa" en su desencuentro en pista con Alexander Rossi, el cual este calificó como "lo más irrespetuoso que he visto nunca".
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Publicado: 27/05/2019 08:30
Como en casi todas las ediciones de las 500 millas de Indianápolis, Oriol Servià llegaba con la confianza de aprovechar la longitud de la prueba y las viscisitudes de la misma para convertir su 19ª posición en parrilla en un coche de top 10 que pudiese tener opciones de ganar la prueba. El piloto español, no obstante, pasó una jornada tremendamente frustrante en la que solo pudo terminar en 22ª posición, con una vuelta perdida respecto a los líderes.
Servià perdió esa vuelta durante su primera parada, después de un mal primer stint que el catalán achacó a un juego de neumáticos que no funcionó como debía, y que le mandó al puesto 26. El piloto de Schmidt y Team Stange avanzó hasta la 23ª posición antes de esa detención, en la que su mecánico de la rueda delantera izquierda falló a la hora de fijar su neumático, perdiendo unos 8 segundos que resultaron cruciales para perder la vuelta con el líder de carrera y eventual ganador, Simon Pagenaud.
"Han sido las 500 millas más anodinas que he tenido nunca, todo un bajón", aseguró Servià tras la carrera. "En la primera parada tuvimos un problema con el neumático delantero izquierdo; la tuerca se cayó debajo del coche y mi gente tardó unos segundos extra. Eso nos puso detrás de los líderes, pero normalmente no es un gran problema en una carrera de 500 millas, así que no estaba muy disgustado en ese momento. Era pronto, e íbamos a recuperar la vuelta".
No obstante, los dos largos periodos que se produjeron sin bandera amarilla, ambos cubriendo prácticamente dos stints consecutivos en bandera verde, impidieron que Servià tuviese una ventana óptima para cuadrar sus paradas y recuperar la vuelta: "Estaba en tierra de nadie, esperando. Hubo un momento en el que estaba detrás de Pagenaud y Carpenter, y tenía la velocidad de los líderes, mi coche iba genial. En ese momento aún confiaba en recuperar la vuelta, y sabía que tenía un coche para pelear con los ganadores, pero nunca recuperamos la vuelta".
Fue en uno de esos periodos, en los que Servià rodó como coche doblado a buen ritmo junto a los líderes, cuando protagonizó uno de los momentos más controvertidos de la prueba. En plena persecución de los líderes, Alexander Rossi trató de superarle por el interior de la pista, pero Servià, hasta en dos ocasiones, se anticipó bloqueando de forma muy expeditiva dicha línea, lo que enfureció al piloto de Andretti.
No fue hasta un tercer intento cuando lo consiguió, levantando el brazo de forma ostensible a Servià. En la rueda de prensa posterior a la carrera, tras acabar segundo, Rossi aseguró que lo ocurrido había sido "una de las cosas más irrespetuosas que he visto nunca en un coche de carreras. Tenía vuelta perdida y estuvo a punto de ponerme en el muro a 230 millas por hora. Es inaceptable para él y para mí, y es inaceptable que IndyCar haya dejado que ocurra".
En declaraciones a KickInTheTires, Servià esgrimió su postura durante esa escaramuza: "Obviamente, no quiero que nadie esté descontento, pero estaba en una posición en la que sé que tengo un buen coche y que, si algo pasa al frente, puedo recuperar mi vuelta. Dejé pasar a todos los coches que estaban en mi interior o en paralelo, pero no puedo dejar pasar a gente uno detrás de otro, no tengo otra alternativa. Estoy vigésimo, la alternativa sería abandonar"
"De hecho, cuando (Rossi) se puso a mi lado, levanté el pie", continuó el veterano gerundense. "Nunca lo habría hecho si fuésemos en la misma vuelta. Entiendo que esté frustrado, quería ganar y estoy seguro de que quería pasarme más rápido o más fácil, pero no podía ser. No quiero molestar a nadie, pero yo tengo mi propia carrera e intento hacerlo lo mejor posible para mi equipo".
En general, Servià terminó de resumir su jornada comparándola con "un descafeinado, no un café normal, nunca fue una carrera real. Es muy frustrante", aunque se mostró orgulloso del trabajo efectuado por su equipo y el buen rendimiento de su coche, y confía en poder contar con alguna oportunidad para volver a correr este año. Con todo, pone su punto de mira en 2020. "Simplemente, no era nuestro día. Espero que tengamos otra oportunidad de redimirnos".
Fotos: IndyCar Media