Indy 500Scott McLaughlin tumba el récord de Álex Palou con una pole supersónica

Se partía con un guión bastante marcado en lo referente a la primera línea, algo que siempre rebaja un poco las expectativas, y las velocidades en principio no estaban siendo tan buenas como las del año pasado. Nada de eso importó en el segundo día de clasificación de las 500 millas de Indianápolis, que volvió a dejar un show de primer nivel en el que hasta el dominio indiscutible del Team Penske fue disfrutable. Faltaba ver quién conseguiría deshojar mejor la margarita, y fue finalmente Scott McLaughlin quien se llevó la palma, con un récord de premio.

El piloto neozelandés, que había sido segundo ayer, lideró el Fast 12 con un promedio de 233.492 millas por hora con el que solo fue marginalmente más veloz vuelta a vuelta que Will Power, quien casi le levanta el primer lugar en su último giro. Llegado el Fast 6, McLaughlin no quiso dejar lugar a dudas, con una espectacular primera vuelta en 234.5 mph, tres vueltas por encima de 234 y un promedio final de 234.220 mph (tiempo total de 2:33.701). Este registro no solo le sirvió para obtener su séptima pole en IndyCar, en una prueba donde no ha pasado del puesto 14 en carrera o clasificación en sus tres experiencias previas, sino también para batir el récord de pole que Álex Palou estableció el año pasado en 234.217 mph, por solo dos milésimas de segundo.

Hubo un momento en el que pareció que Power, sin poles en la Indy 500 siendo el récordman de la categoría, rompería finalmente su sequía tras cuatro vueltas muy consistentes, pero hubo de confomarse con igualar su segunda posición de parrilla de 2010 y 2015, firmando su quinta aparición en primera línea y la primera desde 2018. La completa el tercer Penske en liza, el de Josef Newgarden, que solo había salido en primera fila en 2016. Su desventaja de 0.4 mph respecto a McLaughlin fue la mitad que la ventaja que tuvo respecto al mejor de sus oponentes, escenificando un dominio absoluto que solo tiene comparación con la edición de 1988, en la que Rick Mears, Danny Sullivan y Al Unser ya impusieron el Penske Perfect.

Alexander Rossi arriesgó al máximo en las dos fases y llegó a abrir su intento final con una vuelta de 234, yendo al límite del agarre. En ambas ocasiones alcanzó las 233 mph de promedio, inalcanzable también para los demás competidores. Tendrá otro McLaren al lado en quinto lugar, gracias a la brillante labor de un Kyle Larson que emuló lo realizado por Fernando Alonso hace siete años, y que disputará su primera Indy 500 con las máximas garantías en cuanto a equipamiento. Completa la segunda fila Santino Ferrucci, con cuatro excelentes vueltas en el Fast 12 para meterse en la pelea final por la pole por segundo año consecutivo.

Estuvo cerca de conseguirlo por sorpresa Rinus VeeKay, que ganó cuatro puestos respecto a su posición del sábado y demostró que su coche estaba recuperado por completo del accidente. Con ello, dejó atrás a Pato O'Ward en otro de los McLaren y Felix Rosenqvist, que encabezó al discreto contingente de motores Honda en novena posición. No fue el mejor día de Takuma Sato, que bastante hizo con estar tan arriba ante el drama de su equipo, pero le bastó para completar el top 10 tras los problemas de subviraje de Kyle Kirkwood y el error en la selección de marchas de Ryan Hunter-Reay, que deparó pese a todo la mejor parrilla de Dreyer & Reinbold en la Indy 500 desde 2013.

Antes de decidirse la pole, se dilucidó quien quedaría fuera de la carrera, y esta batalla tuvo más drama del esperado. Todos los focos apuntaban a Nolan Siegel, con un coche reconvertido de circuito y muy poco eficiente, pero cada aparición del desesperado Graham Rahal en pista venía acompañada de una inexplicable pérdida de rendimiento, y ambos coches no iban muy diferente por la mañana. Aumentó la emoción durante los intentos garantizados debido al inexplicable error de Marcus Ericsson, que levantó el pie por error al inicio de la última vuelta, pese a que se le notificó por radio la salida de la bandera blanca que lo señaliza.

Supo sobreponerse Katherine Legge, visiblemente nerviosa, al manejo de un coche que quiso mandarla dos veces al muro, y batió los cronos de Rahal y Siegel, quien estaba aún a 0.4 mph de su oponente. Todos apuraron para refrigerar sus bólidos hasta el final, lo que hizo que solo hubiera tiempo para las últimas tentativas de Ericsson y Siegel. El veterano sueco se sacudió su error anterior y, aunque no batió a Legge, salió de la quema. La presión recaía en el novato Siegel, que ya no tenía nada que perder. Tras una primera vuelta insuficiente por velocidad, la segunda la terminó contra el muro de la curva 2, confirmando su estatus como el único eliminado de la edición.

Con todo ello, la parrilla final de las 500 millas de Indianápolis queda fijada y establecida para el próximo domingo, precedida por los entrenamientos del lunes y del viernes que servirán para poner a punto los coches en configuración de carrera. Sin que hubiese hoy recurrencias de los problemas de turbo que tuvieron los motores el sábado, la inquietud sobre la fiabilidad se ha visto algo aliviada, y los Penske no han estado ni mucho menos tan brillantes en ritmo de carrera. Esa es la gran esperanza de sus oponentes para evitar un baño en el jardín del Capitán.

Fotos: IndyCar Media