Indy 500Zak Brown desgrana los múltiples errores de amateur de McLaren

El jefe de equipo de McLaren ha criticado de forma lapidaria todos los errores y malas decisiones que han condenado el programa de la Indy 500. Críticas a Carlin y Bob Fernley, dos días en el dique seco por un coche mal pintado, fallos de setup incomprensibles... Alonso se negó a que el equipo le comprase un coche, y Brown mantiene su intención de volver.

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Publicado: 20/05/2019 23:15

La preparación de McLaren para su primera experiencia en las 500 millas de Indianápolis parecía un cuento de hadas europeo en busca de conquistar el sueño americano: preparación meticulosa, grandes nombres a ambos lados del charco, Alonso como gran baza, asociación con equipo del campeonato para asegurar el tiro... Nada más lejos de la realidad, ya que la aventura de McLaren en la Indy 500 de 2019 ha resultado una auténtica broma macabra de proporciones pocas veces vistas al más alto nivel.

Es la única conclusión a la que se puede llegar después de las declaraciones brutalmente honestas y lapidarias que Zak Brown, jefe de McLaren, ha concedido a Associated Press. El dirigente americano no se ha cortado ni un ápice a la hora de criticar todos y cada uno de los aspectos que han llevado a McLaren a la vergüenza de ser eliminados por equipos ocasionales con una ínfima parte de su presupuesto y pilotos, a priori, peores que el suyo.

El desastre del test de Texas

Como si de la película de Tobe Hooper se tratase, la matanza comenzó en Texas, donde McLaren hizo su primera prueba el 9 de abril con el chasis reserva que habían adquirido a Carlin, equipo al que le encargaron la preparación del mismo. No obstante, el coche no contaba con un volante operativo, y Brown tuvo que interceder ante Cosworth una semana antes para obtener uno, el cual llegó tan tarde que McLaren perdió varias horas de rodaje.

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"No salimos hasta el mediodía, nuestro volante no estaba preparado a tiempo. Eso es simplemente falta de preparación y de habilidades organizativas de gestión del proyecto. Aquí es donde todo esto se vino abajo, en la gestión del proyecto. Zak Brown no debería estar buscando volantes por ahí", afirmó, dirigiendo gran parte de la culpa hacia Bob Fernley, despedido tras la debacle del domingo.

La lluvia del jueves terminó de rematar una jornada aciaga para una McLaren incapaz de sacar a pista un coche reserva en más de 24 horas.

El desastre del coche reserva mal pintado

Por si perder medio test en Texas no fuese suficiente, el estreno de Alonso con el coche principal en el test de Indianápolis el 24 de abril fue otro completo desastre por un problema eléctrico, del que se hizo responsable a un empleado que acabó siendo despedido. Eso no impidió que el coche volviese a sufrir otro problema eléctrico en el primer día de entrenamientos oficiales el pasado martes, lo que llevó a McLaren a reemplazar todo el cableado y componentes eléctricos del coche.

El colmo de los colmos llegó con el puntapié que supuso el accidente de Fernando Alonso el miércoles. En el test de Texas, el equipo se percató de que el tono de naranja del coche no era el "papaya" que debía lucir, y mandó el vehículo a una tienda de pintura a media hora de Indianápolis. Habiendo pasado más de un mes, el coche seguía sin terminar de ser pintado en esa tienda, y la tardanza hizo que McLaren perdiese prácticamente dos días de rodaje, mientras otros equipos conseguían poner sus coches reserva en pista en cuestión de horas.

A su vez, Carlin tenía sus propios problemas, ya que, aunque Charlie Kimball iba a buen ritmo, no hubo manera de sacar a Max Chilton del fondo de la tabla de tiempos, y el accidente de Patricio O'Ward no hizo más que aumentar dichos problemas. Ambos terminarían eliminados, junto a Alonso. En palabras de Brown, Carlin apenas tenía suficiente habilidad para ayudar también en la labor de McLaren, asegurando que "ha quedado claro que no eran capaces de llevar tres coches y servirnos a nosotros".

El desastre de la incompetencia y los errores de bulto

Los problemas siguieron plagando al coche reserva de McLaren, aunque en esta ocasión por numerosos y casi inexplicables errores dignos de un equipo de Fórmula 3 de mitad de parrilla. Cuando Alonso salió a efectuar su primer intento de clasificación el sábado, su monoplaza sufrió un pinchazo en una de las ruedas traseras, pero este no fue detectado hasta que el coche llegó a boxes debido a que el equipo había comprado unos sensores de neumáticos incorrectos.

Presos del pánico, McLaren recorrió el paddock en busca de asistencia, y consiguió poner en marcha un nuevo setup con amortiguadores de primer nivel del equipo Andretti, pero las prisas generaron que los mecánicos cometiesen un error garrafal al no convertir apropiadamente las medidas del sistema imperial estadounidense al sistema métrico europeo, lo que hizo que Alonso saliese a pista con el suelo rozando constantemente el asfalto y desprendiendo múltiples chispas. Cuando quiso volver a pista, la lluvia apareció tras completar solo cinco vueltas.

El error final, la pirueta que puso la guinda al cúmulo de despropósitos, se produjo en el mismísimo final, cuando Alonso salió a efectuar su intento en el Last Row Shootout. Según Zak Brown, el coche tenía la configuración adecuada para clasificarse con solvencia, pero los encargados de ajustar la relación de marchas del vehículo erraron de forma considerable, costándole al vehículo cerca de 1.5 millas por hora en términos de promedio: "Teníamos un coche de 229, pero teníamos una relación de marchas de 227.5, así que nos derrotamos a nosotros mismos de nuevo mientras casi lo conseguimos". Alonso terminaría quedándose fuera de la Indy 500 por milésimas, con un promedio de 227.2 mph.

El desastre de fiarlo todo a Bob Fernley

La planificación de McLaren implicaba que la sección de IndyCar estaría completamente separada de la de Fórmula 1, y eso incluía al propio Zak Brown, que consideró más apropiado centrarse en el programa del Mundial, pese a las sensaciones negativas que le llegaban de todo lo que trascendía en pista. Ahora, el equipo no podrá aprovechar el tremendo éxito económico que habría supuesto la carrera, al contar con numerosos socios comerciales para la misma, y Brown se arrepiente de no haber intervenido antes.

"Debería haber estado más encima de Indy, pero nunca podía comprometer la Fórmula 1. A las 09:01 de la mañana, cuando no estábamos en pista en el primer test, ahí es cuando no nos clasificamos para las 500 millas de Indianápolis. No hicimos sonar la alarma de incendios lo suficientemente pronto, porque nos podríamos haber recuperado después del primer test. Estoy enfadado conmigo mismo, porque estaba incómodo desde el primer test, y debería haber seguido mis instintos e involucrarme más", afirmó un Brown que también reconoció haber tardado demasiado en asistir la labor del director deportivo Gil de Ferran en Indianápolis.

"Lo pusimos todo en juego, y podías sentir la ansiedad. Había auténtico heroísmo en todo ello", afirma Brown sobre las horas previas al intento final, en las que tanto él como De Ferran estaban realmente inseguros sobre las posibilidades del coche: "Gil y yo fuimos al motorhome y le dijimos a Fernando: "Vamos a intentar esto, pero podría ir muy bien o realmente mal. ¿Estás cómodo con ello?". Y Fernando dijo, "hagámoslo". Como todo el mundo sabe, Alonso no se clasificó, y Bob Fernley sería despedido esa misma noche.

El casco de Oriol Servià, con los colores de la bandera catalana, y cambiando la habitual cara de Salvador Dalí por la del actor Bill Murray.

La negativa a comprar el asiento de Oriol Servià

Después de que Kyle Kaiser sellara el destino del asturiano, la primera intención por parte de McLaren era agotar todas sus opciones, y adquirir un vehículo ya clasificado para que Alonso pudiese competir. "Fernando no ha hecho nada mal, necesita y debería estar en la carrera, y tenemos muchos socios a los que les gustaría estar en la carrera", como comentó Brown. Por ello, el equipo tanteó el asiento de Oriol Servià, intentando aprovechar la relación comercial mutua con el principal patrocinador del equipo Schmidt, Arrow Electronics.

En un principio, Alonso apoyó la idea si servía para cumplir las obligaciones de los patrocinadores, pero pronto supo que esto implicaría sustituir a otro piloto y afirmó no sentirse cómodo: "Nos dijo: 'Sé lo que implica meterse en la carrera. No sería correcto ocupar el lugar de otro piloto que se lo ha ganado, solo porque mi equipo ha comprado el asiento'. Hay mucho orgullo en Fernando y en McLaren", comentó Brown. Tanto él como De Ferran comentarían a la prensa a posteriori que McLaren quería ganarse su lugar en la parrilla y no comprarlo.

El futuro de McLaren en las 500 millas de Indianápolis

Zak Brown sigue siendo un ardiente defensor de la causa de que McLaren debe estar en Indianápolis y en la IndyCar, y ha reafirmado la intención de competir con un equipo de dos coches en la categoría, pero reconoce que no sabe cuanto puede afectar a este deseo el despropósito de este año. Con todo, considera que McLaren buscará su redención en Indianápolis, y promete que habrá represalias laborales para los responsables.

"Siento una obligación con los fans y los patrocinadores, les hemos decepcionado. No hemos cumplido nuestras promesas, y creo que merecen más que una simple disculpa", afirmó con vehemencia. "Habrá repercusiones para aquellos que no merecen trabajar en un gran equipo como McLaren. Miraremos lo que hemos aprendido aquí, y la lista es kilométrica. Espero que la gente aprecie que fuimos a por ello, que somos competidores, que Fernando es una estrella y que no somos de los que abandonan. Queremos volver".

A pesar de todo lo desgranado en sus declaraciones, Brown no considera que McLaren desestimase o infravalorase lo que implicaba Indianápolis, pese a la evidente falta de preparación, y defendió la labor de la amplia mayoría de su equipo. "No creo que viniésemos aquí con arrogancia, creo que no estábamos preparados. No merecemos estar en la carrera, y es solo culpa nuestra. No es como si hubiésemos aparecido dando el máximo, nos hemos derrotado a nosotros mismos. (...) No quiero que el mundo piense que McLaren es un montón de idiotas, porque, aunque tuvimos algunos, también tuvimos auténticas estrellas". Será difícil que el cúmulo de incompetencias pase desapercibido para un suceso tan históricamente humillante.

Fotos: IndyCar Media

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