Un informe asegura que sin la moda de los SUV las emisiones contaminantes serían un 30 % inferiores
La GFEI ha presentado un estudio en el que determina que el creciente peso y tamaño de los vehículos ligeros de pasajeros está generando un problema de emisiones contaminantes, al tiempo que permite a los fabricantes rentabilizarlos a través de un sobreprecio.
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Publicado: 28/11/2023 16:30
Las tendencias del mercado automotriz actual son muy claras: el Sport Utility Vehicle, conocido popularmente como SUV, sigue estando de moda y ya acapara más de la mitad de las ventas de coches nuevos a nivel mundial.
Los otrora apreciados monovolúmenes y berlinas han ido cayendo irremediablemente en una lenta espiral de desaparición del mercado, dejando a los SUV y a los compactos como principales actores del mismo.
Pero esta tendencia, que ya dura más de una década, genera a su vez efectos secundarios que resultan problemáticos. Al menos eso es lo que afirma el estudio realizado por la Global Fuel Economy Initiative (GFEI).
Los SUV frenan la reducción de emisiones contaminantes
El estudio «Tendencias en la flota mundial de vehículos: gestión del cambio a los SUV y la transición a vehículos eléctricos» saca varias conclusiones.
Por un lado, apunta que la tasa anual mundial de eficiencia energética de los vehículos ligeros mejoró en un 4,2 % entre 2020 y 2022. Además, señala que la principal causa de este dato es la adopción de vehículos eléctricos.
Sin embargo, también alerta del impacto de la moda de los SUV, que desde principios de la década pasada han ido ganando popularidad y presencia en el mercado.
Este tipo de vehículo representa ya el 51 % del total de automóviles nuevos vendidos a nivel mundial, por lo que no es de extrañar que el tamaño medio de un coche haya crecido hasta los 4,2 metros cuadrados de superficie y 1,5 toneladas de peso.
La consecuencia directa de este crecimiento en masa y volumen es una menor reducción de las emisiones contaminantes en el transporte ligero. En concreto, un 30 % menos a consecuencia de los SUV, indica el informe de GFEI.
Hay que actuar contra los SUV
Estos datos llevan a los autores del documento a solicitar a los gobiernos que actúen contra los SUV, acelerando paralelamente la transición al coche eléctrico.
Entre las propuestas incluidas en el informe, destacan la imposición de límites al tamaño de los vehículos, así como regulaciones medioambientales y de seguridad más estrictas para vehículos de uso intensivo como los coches de empresa, los taxis o las flotas gubernamentales.
También reversión de subsidios a los combustibles fósiles, aplicación de precios de carbono, regulaciones sobre el despliegue de carga mínima de vehículos eléctricos e instrumentos financieros diseñados para facilitar el acceso asequible a los vehículos eléctricos.
A este respecto, la subdirectora de la Fundación FIA, Sheila Watson, ha declarado que «el creciente tamaño de los vehículos es un problema enorme que amenaza muchos aspectos de la movilidad sostenible, desde el clima hasta la seguridad vial».
«Este informe muestra que debemos alejarnos de estos megavehículos si queremos alcanzar el objetivo del GFEI de duplicar la eficiencia del combustible de los automóviles para 2030. El tamaño de los vehículos importa y, en este caso, más grande está claro que no es mejor», ha ampliado.
Adicionalmente, los autores del análisis denuncian que los SUV son los modelos más rentables para los fabricantes, pues se venden con un sobreprecio por costes de fabricación proporcionalmente más bajos. Esto, afirman, lleva a la mayoría de ellos a resistir y ralentizar la transición a los vehículos eléctricos.
Europa y China lideran la reducción de emisiones
El estudio también evalúa las tendencias de reducción de emisiones en diversas regiones del mundo. Y en este aspecto, Europa y China son las que lideran por encima del resto.
Los datos revelan que las ventas mundiales de coches eléctricos alcanzaron el 15 % en 2022, liderando por tanto la reducción de emisiones contaminantes.
Esto es especialmente notorio en China y Europa, que mejoraron su eficiencia energética en un 6 %, por únicamente un 1,6 % por parte del aún reticente mercado norteamericano.