Cada vez hay más inversiones de fabricantes en coches compartidos

Los fabricantes de coches están tejiendo alianzas a largo plazo con compañías que se dedican a poner en contacto a conductores (particulares o profesionales) y pasajeros, para hacer un servicio parecido al taxi. ¿No se supone que están atacando a su negocio? No del todo.

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Publicado: 26/05/2016 19:00

En Estados Unidos podemos encontrar ofertas comerciales específicas para conductores de Uber, que pueden ir pagando su coche nuevo con las ganancias

En teoría, si las calles se llenan de coches compartidos, cada vez menos gente querrá tener coche y soportar sus gastos, por lo que las ventas de coches nuevos bajarían, ¿no? Es lo que un razonamiento simple nos induce a pensar, pero la situación es más compleja.

Los fabricantes saben que no pueden vivir eternamente de las ventas de coches nuevos, y se están empleando nuevas fórmulas para seguir ganando dinero, cambiando el paradigma de fabricar coches, a proporcionar movilidad en un sentido más general.

El histórico servicio del taxi tiene cada vez más competidores, tanto legales como bordeando o traspasando la legalidad. Todos esos conductores, al margen de que sean profesionales o no, necesitan un coche para moverse. Y si quieren sacar mucho rendimiento a la plataforma, tendrán que echar más horas (dedicación exclusiva o muy intensiva) y cambiar de coche cada cierto tiempo para cumplir con las normas de uso.

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No es ningún secreto que los coches autónomos están ligados a este tipo de negocio. Sin conductores que mantener, los costes serían muy competitivos y razonables para el usuario

A principios de año supimos que General Motors, uno de los miembros de la trinidad del motor norteamericano, anunció una inversión de 500 millones de dólares en Lyft. Esta empresa es competidora de Uber, y se dedica básicamente a lo mismo, solo que su valoración bursátil es 10 veces inferior.

En los últimos días hemos conocido otras dos grandes alianzas estratégicas. Volkswagen anunció una alianza con Gett (anteriormente GetTaxi) por un valor de 300 millones de euros. Esta empresa solo utiliza conductores profesionales, a diferencia de Uber y Lyft, y está operando en 60 ciudades del planeta. También pone en contacto a taxistas y clientes.

Por último, Toyota se ha aliado con Uber. Estas dos empresas son, respectivamente, el primer fabricante mundial de coches, y el mayor competidor de los taxistas a nivel global. La cifra de la inversión no se ha anunciado, bien podría superar las cifras de sus oponentes. Por cierto, General Motors y Volkswagen pelean por el segundo puesto de fabricante de coches, y puntualmente han batido a Toyota.

En ciudades como San Francisco los taxistas han perdido mucho terreno ante estos competidores - Fotografía: faungg's photos (Flickr) CC BY ND

¿Por qué se meten los fabricantes en esta guerra?

A muy corto plazo, es una oportunidad de negocio, para colocar sus modelos en condiciones ventajosas para los usuarios de estas plataformas. De la misma forma que los fabricantes venden algunos modelos a los taxistas, es un nicho de mercado que irá creciendo. A largo plazo, tenemos que hablar de coches autónomos que trabajen para esas compañías.

Las inversiones que hay que afrontar en las empresas de coche compartido son muy cuantiosas, pero prometen dar beneficios en el futuro. Se cree que estamos ante una revolución de la concepción del transporte, y que es un filón que hay que aprovechar ahora, cuando está en crecimiento.

Los cambios en la sociedad están llegando muy deprisa, y los fabricantes no quieren verse descolgados de las nuevas tendencias. Cada vez más hablan de que su negocio es la movilidad, no una simple actividad industrial de fabricación de medios de transporte. Sí, el servicio del taxi lleva ahí toda la vida, pero está perdiendo atractivo.

En las décadas siguientes los conductores irán siendo reemplazados por ordenadores, dando lugar a coches autónomos. Puede ser un enorme negocio, recordemos que en marzo supimos la intención de Uber de adquirir 100.000 Mercedes Clase S, un negocio que se podría cifrar en 10.000 millones de dólares, ¡mucha pasta!

Posiblemente, en el futuro, los grandes proveedores de movilidad en coches compartidos trabajen en régimen de exclusividad con unos pocos fabricantes. Es más, cabe esperar la llegada de modelos específicos para esta tarea, de la misma forma que hay soluciones 100% a medida para los taxistas.

Si en el futuro la burbuja pincha y no es para tanto, tampoco se habrá perdido tanto dinero. En cambio, si resulta ser un auténtico bombazo, ahí se van a distinguir los que se posicionaron al principio y supieron ver la oportunidad. De momento, los tres fabricantes líderes ya han escogido a sus compañeros de aventura.

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