Irlanda del Norte, clave para desatascar el "Brexit"
La premier británica, Theresa May, ha anunciado hoy que su Gobierno ha aceptado el borrador de acuerdo con la Unión Europea, por el cual Irlanda del Norte se mantendrá dentro del mercado común para evitar una frontera "dura" con Irlanda. Es un tímido paso hacia delante.
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Publicado: 14/11/2018 22:00
Ayer el Gobierno del Reino Unido anunció un "acuerdo técnico" con las autoridades de Bruselas para evitar una salida completa de la entidad europea (eso es lo que se conoce como "hard brexit", una ruptura total). El acuerdo evitaría una frontera física entre Irlanda e Irlanda del Norte, esta última parte del Reino Unido.
Hace 20 años se firmó el Acuerdo de Viernes Santo de 1998, que puso fin a 30 años de conflicto civil en Irlanda del Norte (o el Úlster) entre protestantes unionistas y católicos irlandeses. Uno de los puntos de dicho acuerdo es que no hubiese una frontera entre las dos Irlandas. Un "hard brexit" implicaría eso, ya que Irlanda seguiría en la UE y el Úlster no.
Este acuerdo sería temporal, hasta finales de 2020
El acuerdo técnico permite una salvaguarda que permite que no existan dichas fronteras, por lo que Irlanda del Norte se mantendría, en cierto modo, también en la Unión Europea. No pasaría lo mismo con Gales, Inglaterra y Escocia, que están en la isla principal, tratadas como entidad aparte.
Después de una reunión de emergencia entre los miembros del Gabinete, Theresa May ha comparecido delante de su residencia, el 10th de Downing Street, para anunciar a la prensa el respaldo al borrador. A partir de mañana se explicará ante el Parlamento en la Cámara de los Comunes (equivalente a nuestro Congreso de los Diputados).
Para que Reino Unido respalde oficialmente el acuerdo, necesita que el Parlamento lo apruebe, y May no las tiene todas consigo. Al poco de anunciarse el respaldo del Gobierno al borrador, los conservadores y euroescépticos invitan a los Comunes a votar en contra. Los escoceses no quieren una nación con dos sistemas.
El "Brexit" se consumará el 29 de marzo de 2019, dos años después de que Londres invocase el artículo 50(2) del Tratado de la UE -la puerta de salida-
Por su parte, los unionistas de Irlanda del Norte -Partido Democrático Unionista (DUP)- han anunciado que se van a oponer, dado que se considerarían "vasallos de Europa", pues tendrían que acatar las normas de Bruselas aunque el resto del Reino Unido esté fuera. En el caso de que el Parlamento apruebe el acuerdo, deberán respaldarlo los 27 miembros restantes de la UE. Si es que no, se volverá a la situación de partida.
A efectos prácticos, Irlanda del Norte seguiría en la UE, por lo que existiría un resquicio para mover mercancías y personas entre Irlanda e Irlanda del Norte. En lo que respecta al sector automovilístico, si finalmente se opta por esta solución, tendría que ir planteándose tener presencia en la isla pequeña aunque solo sea a nivel logístico.
Esta solución presenta ineficiencias en el transporte, pero evitaría los aranceles y controles aduaneros
Mientras tanto, las automovilísticas, casi todas afincadas en Inglaterra, siguen sin tener claro qué pasará con lo suyo. De momento no hay mejor acuerdo a la vista, por lo que volverán los controles aduaneros y los aranceles entre Reino Unido y la Unión Europea por vía marítima y aérea, además del Eurotúnel. Irlanda del Norte sería la excepción, e Irlanda la cabeza de puente para comerciar con el continente.
JaguarLand Rover y MINI han anunciado paros en sus fábricas por haber descendido la demanda de coches. Mientras unos fabricantes están moviendo capacidad de producción al continente, algunos van en dirección contraria. McLaren empezará a producir fibra de carbono en Sheffield en detrimento de un proveedor austríaco.
Los fabricantes japoneses siguen en una gran incertidumbre, y son Nissan, Toyota y Honda. Nissan de momento ha congelado las conversaciones con los trabajadores para cambiar sus condiciones. Toyota comprometió la producción del Corolla -antes Auris- en el Reino Unido pese a todo. Honda ya avisó de que el "Brexit" costará decenas de millones de libras.
Si algún fabricante abandona el Reino Unido, no lo hará hasta haber amortizado las inversiones en las fábricas. Por cierto, dicha inversión ha caído a la mitad en muy poco tiempo. Los fabricantes se la juegan mucho sin un acuerdo cerrado, cuando hay países más estables políticamente hablando en los que invertir. Esto beneficia a los "países del Este" europeo.
En Reino Unido los políticos prefieren que no haya acuerdo, a que haya un "mal acuerdo". Tanto una cosa como la otra supondrán un aumento en los costes de los coches -a ambos lados del Canal de la Mancha-, pérdida de competitividad de las fábricas británicas, caída del mercado interno, huida de la inversión extranjera, etc. En los 90 la industria británica llegó a estar en coma. Puede que vuelva a ocurrir.