Coches RarunosItaldesign Capsula, todos los coches en uno

El genial Giorgetto Giugiaro presentó en 1982 el Italdesign Capsula, un prototipo que de haber llegado al mercado habría supuesto una revolución total en la industria automovilística. Este automóvil llevaba hasta el extremo los conceptos de espacio, diseño y versatilidad.

Italdesign Capsula, todos los coches en uno

11 min. lectura

Publicado: 05/09/2015 09:00

Hoy en día el concepto de plataforma modular está a la orden del día. La mayoría de los fabricantes están usando esta fórmula en los últimos años para dar a luz a sus nuevos vehículos aprovechando la economía de escala, lo que permite lograr un importante ahorro de costes y una mayor flexibilidad y rapidez en la producción.

Los motores, las cajas de cambios, los mecanismos de dirección, los componentes electrónicos, los sistemas de información y entretenimiento, y las piezas de la carrocería se añaden posteriormente a la plataforma base estandarizada. Al utilizar una estructura técnica unitaria en la que se basan varios modelos y derivados se simplifica el proceso de producción ya que es posible construir diferentes tipos de vehículos en una sola línea de fabricación.

Hace más de 30 años alguien tuvo la misma visión pero fue más allá proponiendo que un chasis completo abarcase todas las posibilidades: el genial Giorgetto Giugiaro, elegido como el Diseñador Automovilístico del Siglo en 1999 por un jurado compuesto por 132 periodistas especializados de 33 países.

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Giorgetto Giugiaro ha diseñado más de 200 vehículos y algunos de ellos ya forman parte de la historia del automóvil

Con sólo 21 años ya formaba parte de la plantilla del prestigioso estudio de diseño Bertone y durante los seis años que trabajó allí dieron como frutos modelos como el BMW 3200 CS, el Fiat 850 Spider o el Fiat Dino. Después pasó a trabajar en Ghia donde su talento dio lugar al Maserati Ghibli y al De Tomaso Mangusta.

El 13 de febrero de 1968 fundó su propia compañía, que dio lugar un año más tarde al estudio de diseño Italdesign Giugiaro. Esta empresa fue una de las precursoras de que en los años 70 y 80 se pusieran de moda los diseños rectangulares con bordes rectos y líneas tensas.

En aquellos años, del innegable ingenio de Giugiaro nacieron modelos icónicos tan variados como el Volkswagen Golf, el Seat Ibiza, el Maserati Quattroporte, el Fiat Panda, el DeLorean DMC-12, el o el Lancia Delta. Además de sus diseños para modelos de producción, Italdesign siempre ha destacado por sus innovadores prototipos.

A finales de los 70 el diseñador italiano comenzó a experimentar con el espacio en sus concept cars, obsesionándose con ofrecer la mayor habitabilidad interior posible en un tamaño exterior compacto. Uno de sus resultados más llamativos fue el Lancia Megagamma (1978), un prototipo precursor de los monovolúmenes modernos.

Sobre el capó del Italdesign Capsula, en relieve, se dibujaba la silueta del motor

Máximo espacio en el mínimo tamaño

Sin embargo, el Megagamma no será el objeto de esta edición de Coches Rarunos sino un modelo mucho más sobresaliente que no sólo pretendía ser el culmen de la habitabilidad sino que podía redefinir la industria del automóvil. En el Salón del Automóvil de Turín de 1982 se presentó al público el Italdesign Capsula.

Con un principio de construcción inspirado en los autobuses, el Capsula era un prototipo donde la modularidad hacía posible tener todos los coches en uno solo. El modelo creado por Giugiaro ofrecía un chasis estándar al que se le acoplaban diferentes habitáculos independientes de manera sencilla. Máxima versatilidad.

El chasis del Capsula integraba la caja de cambios, la suspensión, el depósito de combustible, los ejes y los faros y pilotos. También incluía el motor, situado en la parte frontal. El Capsula empleaba un motor de gasolina bóxer de cuatro cilindros del Alfa Romeo Alfasud, con 1,5 litros y 105 CV, que enviaba su fuerza a las ruedas delanteras.

El maletero estaba integrado en el chasis, entre los dos ejes

Todos los componentes del chasis habían sido diseñados para ofrecer un conjunto muy compacto, había que aprovechar cada hueco al máximo. La batalla del concept car de Italdesign era de 2,40 metros y en el propio chasis se habían colocados dos portezuelas entre ambos ejes que servían como compartimento de carga, una solución que recuerda a los maleteros de los autobuses.

A pesar de las superficies lisas y planas predominaban en todo su diseño, resultaba curioso que en la parte superior del capó se hallaba un curioso esquema del motor dibujado en relieve. El chasis estaba pintado en color gris con la intención de marcar un claro contraste con la carrocería.

La carrocería era un mundo aparte: el habitáculo lo formaba una cápsula que se asentaba sobre el chasis y que había sido diseñada para que fuera rápido y sencillo reemplazarla por otra. La mayoría de cápsulas se componían de cinco piezas fundamentales: una frontal, otra trasera, las dos enormes puertas laterales de ala de gaviota y un travesaño longitudinal en el techo al que se anclaban las puertas y daban rigidez estructural a la carrocería.

La idea era que las cápsulas fueran intercambiables según las necesidades del usuario, permitiendo disfrutar de varias categorías de coche en un mismo chasis. Giugiaro diseñó un hatchback de cinco plazas, una furgoneta de reparto, una grúa, una ambulancia, un vehículo para los bomberos, un pick-up, un buggy sin puertas e incluso un minibús escolar. Las posibilidades parecían infinitas.

El prototipo del Salón de Turín contaba con un habitáculo hatchback de cinco plazas realizado en fibra de vidrio y resina epoxi, resultando una especie de monovolumen aunque ese concepto aún no se vislumbraba (hasta 1984 no nacería el que se considera el primer monovolumen moderno, el Renault Espace).

Llamaba inmediatamente la atención por su gran altura, una necesidad para lograr una habitabilidad interior inigualable. Con unos escasos 3,70 metros de longitud el prototipo ofrecía más espacio para los pasajeros que un Mercedes 380 SE (W126), el buque insignia de la marca alemana con su carrocería sedán de cinco metros de largo. A pesar de su tamaño compacto medía 1,66 metros de altura.

Italdesign planteó un interior espacioso y futurista

La estructura elevada del Italdesign Capsula le daba un aspecto insólito, resultando feo y fascinante a partes iguales. Al fin y al cabo era tan alto como un Renault Espace y casi tan corto como un Renault Twingo en sus respectivas generaciones actuales. El peso total era muy contenido arrojando 950 kilos en la báscula.

Su disposición interior no es sólo cuestión de altura. El suelo del habitáculo era completamente plano en toda su superficie y los asientos estaban realizando en poliestireno, un material ligero y suficientemente robusto como para hacer que la base de cada asiento sea muy pequeña lo que repercute en un mayor espacio para las piernas de los ocupantes. Para un mayor confort estaban tapizados en piel.

Un brazo en forma curva acercaba al conductor un volante de un único radio en cuya parte central se alojaban los botones de las luces, los intermitentes o el limpiaparabrisas. En la consola central se presentaba un módulo con el que se manejaba la climatización y el equipo de sonido.

El Capsula pretendía ser un coche válido para todas las necesidades

Innovador y revolucionario

El prototipo de Italdesign recuerda a los automóviles de principios de siglo, cuando lo habitual era adquirir un chasis y después dirigirse a un carrocero como Zagato, Vanden Plas, Fleetwood, Touring, Castagna o Mulliner. Después se fue popularizando el uso de una carrocería autoportante y prácticamente todos los coches que se han fabricado en las últimas décadas son monocasco.

Aunque resultó impactante, ningún fabricante dio el paso para convertir este prototipo en realidad. No porque fuera inviable llevarlo a producción o su propuesta no fuera atractiva sino porque era muy innovador. Demasiado. Para muchos clientes se acabaría la necesidad de cambiar de vehículo o tener varios: todo ello sin cambiar de chasis, la parte más cara en la fabricación de un automóvil, sólo haría falta comprar las cápsulas necesarias.

Los usuarios podrían tener una práctica furgoneta para el trabajo que con facilidad se pudiera transformar en un roadster biplaza durante el fin de semana o en un monovolumen durante las vacaciones de verano. Lo tendrían todo. Lanzar un coche así al mercado reescribiría las normas del juego ya que supondría una completa revolución en la industria automovilística que afectaría al diseño, fabricación, ensamblaje, comercialización, reparación y venta de automóviles.

Y tú ¿qué cápsulas tendrías?

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