Japón quiere taxis aéreos en 10 años; colaboran Uber, Airbus, Boeing...

Aunque los coches voladores son de momento un capricho para millonarios -ya existe algún modelo comercializable- evoluciona con fuerza la idea del taxi aéreo. Para entendernos, son drones de tamaño XXL que pueden cargar con pasajeros en distancias cortas. Japón quiere llevar la delantera.

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Publicado: 25/08/2018 21:00

El Cora es un prototipo de transporte aéreo de la empresa Kitty Hawk, fundada por Larry Page, uno de los padres de Google

El Ministro de Economía, Comercio e Industria de Japón (METI) ha revelado que un grupo de empresas privadas van a colaborar en un proyecto para hacer realidad el transporte aéreo personal de corta distancia, un concepto evolucionado del coche volador que tanto nos ha vendido el cine y la literatura de ciencia ficción durante décadas.

En próximo 29 de agosto comenzará la primera de una ronda mensual de reuniones entre empresas líderes como Boeing, Airbus, Cartivator (dependiente de Toyota), Yamato Holdings, Kitty Hawk, Japan Airlines, ANA Holdings... y Uber, según informó Bloomberg citando fuentes reservadas. El Gobierno japonés será el líder del proyecto.

El objetivo es contar con este tipo de transporte antes de que acabe la próxima década, una solución interesante para complementar el transporte público y privado en las grandes ciudades japonesas, pero también con interés para zonas relativamente aisladas -como islas pequeñas- o afectadas por desastres naturales. El concepto podrá exportarse a otros lugares más adelante.

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Airbus / Italdesign Pop.Up

Uber, además de amargar la vida a los taxistas del planeta, tiene ambiciosos proyectos de movilidad en el futuro, también sin necesidad de conductores. Además de invertir en coches autónomos, también invertirá 20 millones de euros en el desarrollo de taxis voladores en instalaciones ubicadas en París.

Uber quiere ofrecer servicios de taxi volador en 2023

Aunque los fabricantes japoneses de coches no se han metido todavía en este concepto de transporte -de forma directa- sí lo han empezado a hacer el Grupo Volkswagen, Daimler y Geely (que posee el 10% de Daimler). Por ejemplo, Italdesign, dependiente de Audi, ya ha presentado un proyecto de taxi volador desarrollado con Airbus, el Pop.Up.

El Pop.Up no es -propiamente hablando- un coche volador, sino un conjunto de plataforma rodante, habitáculo y módulo volador, y dependiendo de las circunstancias puede moverse por tierra o por aire, simplemente cambiando las ruedas por una especie de dron gigante que se abrocha al techo. Todo es eléctrico, no hay emisiones.

Pop.Up de segunda generación

A una menor escala, los drones han entrado en la vida de casi todos nosotros y son múltiples sus aplicaciones: evitar robos en explotaciones agrícolas o ganaderas, ayudar a los agentes de la ley, filmar en ángulos imposibles, competir en carreras o incluso proyectos de entrega de paquetería a domicilio.

Estos vehículos áereos, que han tenido que necesitar una regulación especial, funcionan bien como concepto: se mueven con motores eléctricos y eliminan los fuertes gastos de una solución como un helicóptero, mucho más pesado. Japón quiere liderar el camino con una legislación que se adelante a la de otros países y permita garantizar seguridad y operabilidad a estas empresas.

En zonas como Estados Unidos o la Unión Europea también hará falta una regulación específica, pero Japón en ese sentido es bastante independiente y puede lograr una ventaja tecnológica importante. Uber ha confirmado su pertenencia al consorcio sin dar más detalles, el resto de agentes implicados de momento guardan silencio.

La movilidad del futuro será multimodal y cada vez más apoyada en vehículos eléctricos, que no contribuyen a la contaminación de las ciudades y suponen un importante alivio a nivel acústico. No solo eso, sus costes de operación son muy bajos, especialmente si ese coste se diluye en muchos usuarios.

Ese concepto de negocio ya se aplica a coches, motos o patinetes que se alquilan por minutos en diversas ciudades grandes

Los vehículos voladores tienen la ventaja añadida de poder sortear como nadie el tráfico, y las infraestructuras son más económicas que llenar los subsuelos urbanos de agujeros. Esta última es la visión de la Boring Company (dirigida por el mandamás de Tesla, Elon Musk), mover vehículos por el subsuelo a gran velocidad en plataformas autónomas.

Eso sí, como hablamos de aviones -a nivel legislativo- se tienen que actualizar los estándares en lo relativo a señalización, navegación, control de tráfico, seguridad, transmisiones, etc. Dentro de poco tiempo, dejaremos de hablar de prototipos y serán una realidad más asequible que los helicópteros y aviones montados en kits, y sin necesidad de saber pilotarlos.

Fuente: Bloomberg

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