La edad media del parque automovilístico español es y será alta, hay que asumirlo
Cada vez más, y cada vez más antiguos. Así se resume el presente y el futuro más inmediato del parque automovilístico español. Sin haberse recuperado la renovación de vehículos desde la crisis de 2008, la crisis COVID cronificará el problema.
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Publicado: 26/09/2020 22:00
De vez en cuando vemos en los medios de información generalistas, económicos o de motor un titular recurrente: que el parque automovilístico español es cada vez más antiguo. Este artículo, aunque no lo leas en 2020, seguirá estando vigente durante un tiempo. Se trata de un problema crónico que no desaparecerá a medio plazo.
Hace 18 años, la edad media de los turismos españoles no llegaba a los 8 años, y así se mantuvo hasta 2007, el último buen año en lo económico. A partir de entonces, la edad del parque ha ido aumentando año tras año sin remedio. Más de 9 años en 2010, más de 10 años en 2013, más de 11 años en 2014, más de 12 años en 2017, y dentro de poco llegaremos a 13 años.
El parque español empezó a envejecer mucho tras la crisis de 2008
Esto, visto de otra forma, implica que más de cinco octavas partes del parque de turismos ha superado los 10 años. Desde 2017 hablamos más o menos del 65% al 66% con más de esa edad. Pese a los intentos de las administraciones públicas para estigmatizar a los «coches viejos», los españoles los aguantamos como podemos.
De acuerdo al último informe presentado por la Asociación Nacional de Comerciantes de Equipos, Recambios, Neumáticos y Accesorios de Automoción (ANCERA) y AutoInfor, para reducir la edad media el nivel de ventas en España tendría que superar los 1,5 millones de unidades al año. Eso ahora es impensable.
Con suerte, 2020 acabará con unas matriculaciones en torno a las 800.000 unidades, puede que menos. La crisis del coronavirus, que está dejando de ser exclusivamente sanitaria, se está enquistando como económica y social. Salvo para quien tenga asegurado sus ingresos, es muy mal momento para comprar un coche nuevo.
La recuperación de la crisis COVID, ya si eso a partir de 2022 o 2023
La implantación de los distintivos ambientales, que penalizan a los vehículos más antiguos (con más de 20 años no hay prácticamente ni uno con etiqueta) no ha conseguido achatarramientos masivos. Tampoco las restricciones de Madrid o Barcelona en sus zonas de circulación restringida (Madrid Central y la ZBE, respectivamente). Si no se puede, es que no se puede.
Las previsiones de ANCERA y AutoInfor apuntan a que a lo largo de la década el parque continuará aumentando en número y en edad. O lo que es lo mismo, no se producirá el deseado reemplazo generacional. Otra cosa es cuántos coches antiguos se usan realmente para circular habitualmente o su uso está convirtiéndose en esporádico. Y no, no estamos haciendo acopio de coches para convertirlos en codiciados históricos.
Y dado que el problema no tiene solución durante años, porque los españoles vamos a comprar menos coches nuevos, toca asumir la realidad, la Administración tiene que facilitar la convivencia de los vehículos con más años con los nuevos que se matriculen. Y más que perseguirlos o estigmatizarlos, lo que ha de hacer es velar por su buena salud.
Considero que habría que realizar un gran pacto entre los distintos actores del sector, no enfocando las medidas al achatarramiento y ventas de unidades nuevas a golpe de subvención -de efecto temporal y muy acotado-, sino a mantener esos vehículos en el mejor estado que sea posible. En otras palabras, abogar por una mayor cultura del mantenimiento.
El auténtico peligro que supone un parque móvil antiguo es que esté mal mantenido, especialmente en lo relativo a los sistemas más importantes: neumáticos, suspensión, frenos, dirección, etc. Igual es el momento de endurecer las ITV para que los propietarios se tomen el mantenimiento más en serio.
ITV más duras mantendrían un parque más seguro y menos contaminante, y mayor actividad económica
Está claro que los coches más modernos son más seguros por todos los avances que hay en seguridad activa y pasiva. En los modelos más antiguos eso no se puede mejorar, en todo caso se puede mantener tal y como era en su día, y también hay que meter mano a la formación de los conductores. Ahora el paradigma consiste en aprobar un examen e ir renovando carné hasta que un médico nos impida seguir conduciendo, o si nos quedamos temporalmente sin puntos por ser pecadores de la pradera.
Ese sería un enfoque realista del problema: mejorar la formación de los conductores y el estado mecánico del parque circulante. Seguir insistiendo en que esto se soluciona vendiendo más coches nuevos es negar la realidad. Y hay que decirlo, un vehículo bien mantenido contamina menos que uno que solo pisa un taller cuando se rompe.
A ver qué día entiende alguien con poder de decisión conceptos tan sencillos, empezando por la mismísima DGT.