La incomprensible adoración por la distracción al volante

El SUV chino Byton M-Byte anunció una primicia en la industria, la pantalla más grande del mercado: 49 pulgadas, prácticamente de lado a lado, de un pilar A al otro. Es el resultado de una tendencia que puede aislar al conductor del mero acto de conducir.

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Publicado: 28/09/2019 22:00

En unos años podremos ver a algunos vehículos conduciendo por sí mismos, mientras que los ocupantes viajan completamente ajenos a prioridades de paso, velocidad, ritmo del tráfico, estado de la vía o ese tipo de cosas. Conducción autónoma, lo llaman. Sabemos que no será asequible en una buena temporada.

La realidad actual es que hay distintos sistemas de conducción semiautónoma, unos permiten retirar temporalmente las manos del volante en condiciones de circulación concretas. Otros permitirán quitar la vista del volante también, pero pudiendo tomar el control cuando sea preciso. Parte delicada será cómo se hace la transición de "pasar" de conducir, a "tener" que conducir, sobre todo cuando no se puede avisar con tiempo suficiente.

En el Byton M-Byte una enorme pantalla divide la información que proporciona al conductor y al pasajero. En realidad, no hablamos de una pantalla, sino de tres. Además, se pueden manipular con controles táctiles, mediante gestos, con voz... como si nada de eso supusiese algún esfuerzo mental que distrajese la atención del conductor.

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En realidad, es un diseño simple de salpicadero, una tendencia observada en modelos como el Tesla Model 3

A este planteamiento le veo varios problemas, y no lo digo desde el prejuicio de ser un dinosaurio antitecnología, sino desde la óptica de un nativo digital. El primero que veo es que es demasiado área proporcionando información visual, y resulta que los conductores percibimos el 90% de la información mediante eso, la vista.

Se puede conducir con la lengua dormida, con el olfato neutralizado, prácticamente sordo... pero no con una importante pérdida de estímulos visuales. Toda la atención que consume el conductor con tanta pantalla se traduce en señales de tráfico que no ve, ese motorista que aparece "de la nada", ese coche-radar invisible, etc.

Otro ejemplo más de andar por casa, el Honda e, dedica una gran superficie del interior a pantallas digitales

Por otra parte, ya no es solo el área y el potencial distractor per se. Es una cuestión de contraste. Tanta luz artificial puede ser perjudicial. He llegado a esa conclusión después de haber hecho miles de kilómetros de noche, llegaba un momento en que todo exceso de luz me resultaba un incordio. Bajo la iluminación al mínimo o apago instrumentación si se puede. Algo en este plan:

Lo que acabas de ver es un Saab con la función "Nightpanel" activada, que prácticamente deja el interior a oscuras con únicamente el velocímetro visible (y con parte de la escala oculta para no incitar a correr). Se puede considerar como la antítesis de la pantalla que Byton pondrá en sus todocaminos (bueno, si es que se meten en algún camino, que esa es otra).

Una supuesta ventaja de los SUV, la "mejor visibilidad", puede quedar completamente anulada con este tipo de planteamientos en el diseño de interiores

Durante décadas la información que ha visto el automovilista conduciendo ha sido mínima. ¿Significa que eso es malo? No necesariamente. Por ejemplo, en algunos coches la mayoría de los indicadores son totalmente prescindibles, por ejemplo el tacómetro en modelos automáticos, el sensor de temperatura del aceite en la mayoría de cosas rodantes no deportivas.

En modelos con tableros de instrumentación digitales esa información llega a ser oculta de la visión del conductor por considerarse poco importante. Por ejemplo, en el SEAT Ateca se puede dejar como información principal la velocidad a la que se circula, la marcha seleccionada, y poco más. Eso puede ayudar al conductor a concentrarse más. O no. Depende. ¿Cuán complejos son los menús? Cuestión importante.

Sistema Dual View de Land Rover: conductor y pasajero no ven el mismo contenido

Cada vez se ven más ejemplos de coches que están diseñados para aislar cada vez más al conductor de lo que se supone que debe tenerle completamente atento. Frente a la filosofía "Jinba Ittai" (Mazda), "¿te gusta conducir?" (BMW) o "Fun to drive" (Toyota) vemos asientos levantados del suelo, direcciones muy asistidas, pantallas enormes, cancelación de ruidos, insonorización...

El placer de conducción puede ser similar al de ser pasajero de un autobús. Cuando uno es pasajero en un autobús el tráfico y sus circunstancias pasan a serle completamente ajenas, así que lo natural es entregarse al ocio, a la somnolencia, al teléfono móvil o a los pensamientos sobre el sexo de los ángeles o cualquier tema.

La información, como todo, puede ser mala tanto en su defecto como en su exceso. Bienvenida sea una pantalla de medio coche si este es completamente autónomo, o si media pantalla es completamente invisible al conductor o si no le distrae. Después de todo lo expuesto, me declaro tremendamente escéptico sobre la conveniencia de tanta pantalla.

A todo esto, lanzo una última pregunta... ¿qué pasará cuando falle una de las pantallas o los delicados componentes electrónicos que hacen que las mismas funcionen? ¿Será posible conducir, o habrá que llamar directamente a la grúa?

Este artículo trata sobre...

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