La industria británica está en vilo ante la votación de mañana en Westminster
El jueves se logró un acuerdo entre la Unión Europea y el Reino Unido para evitar un "Brexit" duro. La pelota pasa al Parlamento británico, que debe aprobar ese acuerdo o forzar una nueva prórroga con Bruselas. Hay mucha expectación.
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Publicado: 18/10/2019 22:30
"Cuando hay una voluntad, hay un acuerdo. ¡Y tenemos uno! Es justo y equilibrado para la UE y el Reino Unido y es un testimonio de nuestro compromiso de encontrar soluciones". Con esas palabras el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, anunciaba el acuerdo con los británicos.
Dicho acuerdo ya tiene el beneplático de los 27, ya que para Irlanda, principal afectado, le resulta aceptable. El nuevo acuerdo evita la frontera dura entre Irlanda y el lado del norte, en manos del Reino Unido. Irlanda del Norte estará dentro de la unión aduanera británica, pero también en parte dentro del mercado único europeo.
En otras palabras, los aranceles se pondrán a nivel portuario, entre los dos lados del Mar de Gales, no entre las dos Irlandas. Así se respeta el Acuerdo de Viernes Santo (Belfast) que logró la paz en el Ulster hace 20 años, que implicaba -entre otras cosas- que no habría fronteras físicas.
Para el sector de la automoción, es una buena noticia, pero se toma con cautela. Aún debe decir Westminster que aprueba el acuerdo, y ahora mismo el premier Boris Johnson no cuenta ni con el apoyo incondicional de su propio partido. La oposición laborista se verá en un brete, o apoya un "Brexit" ordenado, o alarga la incertidumbre.
Los fabricantes siguen exigiendo un acuerdo que elimine las barreras arancelarias, tanto a nivel económico como a nivel logístico, pues producirá un efecto tapón y enlentecerá toda la cadena de suministros. Para combatir eso hay que hacer mayor acopio de existencias, es decir, almacenar más, lo que aumenta los costes.
También se han intensificado últimamente los mensajes de los fabricantes, ligando su permanencia al Reino Unido a que las operaciones sean competitivas. Eso pasa porque no haya aranceles. Con una salida ordenada, habrá un tiempo de transición para lograr un acuerdo comercial, si es que se consigue llegar a uno, pero el Reino Unido estará ya fuera del mercado único.
Mike Hawes, director ejecutivo de la patronal automovilística SMMT, se declaró aliviado por evitar el impacto inminente de los aranceles a ambos lados de la frontera con un 10%, lo que dispone la Organización Mundial del Comercio cuando no hay un trato específico.
Los fabricantes están a la espera de conocer los detalles del acuerdo y, obviamente, de saber qué dirán los parlamentarios mañana. Es algo totalmente fuera de lo común que la cámara legislativa de los Comunes trabajen en fin de semana, pero las circunstancias son excepcionales.
En el caso de que rechacen el acuerdo, Johnson estaría obligado a pedir una prórroga a la UE, aunque él es más de la opinión de que o se acepta ese acuerdo, o habrá salida por las bravas. En otras palabras, el 1 de noviembre el Reino Unido se va, por las buenas o por las malas.
Muchas inversiones están paradas a la espera de conocer qué pasará con el Reino Unido en su relación con la Unión Europea. Honda decidió no esperar, en 2021 cerrará la planta de Swindon, fundada en 1992, y la primera que Honda cierra desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
PSA ha ligado la continuidad de las operaciones en Ellesmere Port a que haya un acuerdo para que no haya aranceles, si no, la fábrica está condenada al cierre. Jaguar Land Rover ha dejado caer que puede sacar producción al continente, BMW ha hecho lo propio, y Nissan también lo ha sugerido.
El único gran fabricante que ha tirado "p'alante" y se la ha jugado es Toyota, que sigue produciendo en Burnaston la nueva generación del Corolla y un derivado del mismo para Suzuki. Todos los grandes fabricantes en el Reino Unido están en manos extranjeras, fundamentalmente de asiáticos.