La industria del automóvil en España pide en bloque ayuda al Gobierno

A partir de la próxima semana se podrá reanudar el trabajo en aquellas actividades económicas que no se consideraron esenciales. Forma parte de una cadena de medidas que buscan la progresiva vuelta a la normalidad que ha alterado el coronavirus de marras.

En ocasiones anteriores nos hemos fijado en el epicentro de la pandemia, la ciudad china de Wuhan, como forma de anticipar lo que va a ocurrir aquí. Los concesionarios vuelven a abrir, las fábricas vuelven a sacar adelante coches, las carreteras vuelven a llenarse de coches... No va a ser exactamente así en España.

El miércoles hubo un comunicado conjunto de las distintas patronales del automóvil, que representan los intereses de fabricantes de vehículos, proveedores, concesionarios, talleres, renting y alquiladoras, reciclaje y desguace...y otras asociaciones de vehículos de motor.

En dicho comunicado se pide unánimemente"un plan de choque nacional de medidas urgentes y específicas para el automóvil y otros vehículos, como vehículos industriales, autobuses, motocicletas o ciclomotores". Se justifican en el impacto económico que ha supuesto la paralización de la actividad en el sector.

En España el automóvil mueve el 10% del PIB y el 9% de los empleos

De acuerdo a los cálculos del sector, 350.000 empleados se han visto afectados (contabilizando fabricantes, industria auxiliar y concesionarios) por expedientes de regulación temporal del empleo, los ERTE. Las matriculaciones han caído en marzo un 69%, en abril pueden caer un 90% y la temporada turística de verano "se da prácticamente por perdida".

La primera medida que exigen al Gobierno es impulsar la demanda, lo cual no se podrá circunscribir únicamente a vehículos de propulsión alternativa, ya que tienen una cuota de mercado muy baja todavía. También piden medidas para garantizar la liquidez, medidas de flexibilidad laboral, impulsar la inversión y la industria 4.0.

Si miramos con más perspectiva, en un ámbito europeo, España mantiene teóricamente su posición como segundo mayor fabricante de automóviles, solo por detrás de Alemania. Hemos sido un país atractivo para la fabricación por los menores costes laborales y por las facilidades de gobiernos centrales y autonómicos de distinto signo. En el futuro eso no va a bastar.

En un medio y largo plazo el cambio a la electromovilidad necesitará mayor especialización y menos mano de obra. España tiene que mantener su competitividad para evitar la tentación de los grandes grupos de llevarse la producción al país matriz (Alemania para VAG, Francia para PSA...) España sigue anclada en parte al paradigma "anticuado".

El cambio tecnológico que se está produciendo a nivel europeo está pillando a España un poco fuera de juego. Sí, estamos empezando a fabricar modelos de hibridación ligera y algunos híbridos enchufables, pero la producción de vehículos eléctricos es muy escasa todavía y depende fuertemente de proveedores que no están en nuestro suelo.

Bosch y la Organización Internacional de Constructores de Automóviles (OICA) creen que llegamos al pico histórico de producción, el cual se alcanzó en 2017

De ahí la necesidad de un plan del Gobierno de España que mire más allá de la inmediata recuperación según se alivien las medidas del confinamiento, que para la población podrían relajarse sustancialmente a partir del 12 de mayo, según ha informado a Motor.es una fuente del sector sanitario.

La producción no se va a poder restablecer a toda máquina hasta que pasen semanas o meses, pues dependemos muchos del resto de Europa, la que compra en torno al 80% de lo que producimos. El cambio de paradigma ya estaba en marcha antes de llegar el coronavirus, las bases para la supervivencia del sector se tienen que ir pensando ya.

ANFAC ya está haciendo planes para los próximos 20 años. La industria española tiene que avanzar hacia la electrificación, la digitalización, los servicios de movilidad... En pocas palabras, un mayor grado de especialización y menos intensivo en mano de obra. Si no, el pastel se lo van a empezar a llevar otros.