Licencias urbanas para los VTC, ¿la paz en el mundo del taxi?
Los taxistas están echando un pulso al Gobierno de España, exigiendo que el cumplimiento de la ratio 1 VTC cada 30 taxis se cumpla mediante licencias urbanas. Esto impediría de facto el crecimiento del negocio de Uber, Cabify y las empresas que explotan las licencias VTC.
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Publicado: 29/07/2018 21:00
¿Por qué los taxistas están paralizando Barcelona, no solamente con su cierre patronal, sino con el corte de calles? ¿Por qué están planteándose paralizar también centros neurálgicos de transporte y comunicaciones? ¿Qué les ha llevado a elevar el listón de sus protestas?
Viene de atrás. Ahora mismo la proporción de 1 VTC por cada 30 taxis está blindada legalmente. Por tanto, no se pueden conceder más licencias VTC ahora porque la proporción ya no se cumple. Las licencias VTC que se pidieron entre 2009 y 2013 se están concediendo retroactivamente por los tribunales, porque se pidieron legalmente.
En Barcelona salió un decreto para regular, a nivel local, el número de licencias de VTC que podían operar en el Área de Transportes Metropolitano (AMB) que incluye la ciudad condal y sus aledaños. La CNMC, patronal de la VTC y el Ministerio de Fomento recurrieron esa decisión por no tener Barcelona competencias para ello, y los taxistas entraron en cólera al paralizar la nueva regulación el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.
Bajo su punto de vista, la CNMC está del lado de Uber y Cabify, y el regulador pone pegas al cumplimiento de la relación 1/30, que como hemos visto antes, está rota de facto. Para algunas cosas, los taxistas exigen igualdad de condiciones, para otras no, y que los VTC tengan una regulación específica. No quieren competir en igualdad de condiciones.
Y es que los VTC no están en igualdad de condiciones. Los VTC no pueden captar clientes en la vía pública, debe haber una orden de transporte previa (puede ser vía app), y tampoco tienen puntos donde puedan esperar a los clientes. Los taxis disponen de zonas reservadas para ellos, tanto en la calle como en centros de transporte. Hay más diferencias, pero es una de las más importantes.
Mañana lunes, los representantes de los taxistas tendrán una reunión en el Ministerio de Fomento, y exigen como condición sine qua nom que se implanten licencias a nivel local para los VTC. En caso contrario, los paros continuarán, y a nivel nacional. Como muy pronto, el Gobierno podría reaccionar con un Real Decreto el 3 de agosto, transfiriendo a las CCAA el problema.
Forzando el cumpliento de la relación 1/30 a nivel local, el número de VTC que habría circulando sería muy inferior, por lo que se generaría un problema de oferta. Esto no sería bueno para el consumidor, ya que, ante un escenario de demandas superior a la oferta, los precios se incrementarían para el usuario.
Si un VTC opera sin licencia local y le pillan, la sanción sería de 4.000 euros
No obstante, eso permitiría que los taxistas recuperasen parte del negocio perdido desde que los VTC se aliaron con las aplicaciones móviles para ofrecer a los viajeros una forma distinta de moverse por la ciudad al margen del taxi. Sin embargo, dicha solución dista mucho de ser ideal.
Si los clientes eligen cada vez más viajar en un VTC y menos en un taxi, es por decisión propia. La percepción del cliente suele ser de un mejor servicio: conductores uniformados y forzados a tener buena reputación -o los despiden-, coches nuevos, precios de antemano, alguna comodidad extra a bordo, etc. Forzar la regulación local solo va a retrasar lo inevitable.
No sabemos si el Ministerio de Fomento y el Gobierno van a ceder al pulso de los taxistas. Cualquier nueva regulación que se haga ad hoc para satisfacer a los taxistas no tendrá necesariamente efectos positivos. Por ejemplo, la actividad de los VTC genera más impuestos y es más fáciles de controlar: no hay transacciones en efectivo, todo deja rastro electrónico y los cobros son en tarjetas bancarias.
La opinión pública se divide entre que apoyar al taxi es apoyar a la clase media trabajadora, y los que piensan que no se le pueden poner puertas al campo y prefieren elegir qué medio de transporte usar: VTC, taxi, transporte público, coche o moto de alquiler por minutos, andar, etc. La libertad de elección se supone que es mejor para el cliente, siempre y cuando se cumpla la legislación existente.
Se puede debatir mucho sobre dónde pagan sus impuestos Uber y Cabify, si todo esto precariza el sector y beneficia a tiburones financieros... Lo que sea. Existe una demanda de servicios alternativos al taxi, y el sector del taxi tiene una reputación que debe mejorar en múltiples sentidos. Es la mejor forma de hacer frente a un competidor que no tiene mala prensa.