Lordstown Motors tiene serios problemas: bancarrota y un pleito contra FoxConn
Hon Hai Precision Industry Co Ltd, o Foxconn para los amigos, se la ha jugado (y bien) a Lordstown Motors. Ha dejado caer a su socio estadounidense, se les ha secado la caja, y han tenido que declararse en bancarrota.
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Publicado: 27/06/2023 22:00
Lordstown Motors ha hecho dos peticiones a un tribunal de Delaware (EEUU). Por un lado, se ha acogido a la legislación de suspensión de pagos, el famoso Chapter 11 al que se acogieron en su día GM y Chrysler, para que no les embarguen hasta la camisa hasta que aparezca un inversor. La empresa está en venta.
Por otro lado, ha demandado a su socio asiático, Foxconn, por haber incumplido un acuerdo de inversión de 170 millones de dólares que eran vitales para la actividad de Lordstown Motors. Previamente, Foxconn inyectó 52,7 millones de dólares en la empresa.
Hay dos posturas enfrentadas. Lordstown acusa a Foxconn de haberles dejado sin dinero por no seguir invirtiendo, y Foxconn alega que no se han cumplido los requisitos de rendimiento financiero por el bajo precio de las acciones de Lordstown. La cosa acabará en un juicio, o quién sabe si en un acuerdo extrajudicial.
Se trata de un nuevo mazazo a otra empresa emergente que se apuntó al carro de la electromovilidad en una segunda ola, después de Tesla, y que había desafiado al Big Three anticipándose con un pick-up eléctrico, el Lordstown Endurance, con un motor por cada rueda.
Al igual que le pasó a Tesla en su día, estas empresas hacen filigranas con el dinero, que un inversor se eche para atrás puede tumbar el trabajo de años, ya que hasta que no se fabrican unidades suficientes, no hacen más que palmar pasta. Llegar al umbral de rentabilidad es imposible si no se renueva la fe de los feligreses/inversores.
La historia de Lordstown Motors no ha sido fácil, pero tampoco es demasiado larga, van unos cinco años desde que se fundó, y al final Rivian se llevó la gloria de ser el primer fabricante de EEUU en tener listo el primer pick-up eléctrico al gusto local. Después llegó el Ford F-150 Lightning, y el resto es historia.
En otoño de 2022 llegaron buenas noticias, pues la empresa anunció que comenzaba la producción en serie del Endurance, una primera tirada de 500 unidades para clientes profesionales (B2B). Las primeras entregas se iban a producir a finales de año, y el grueso durante 2023.
Pero una vez más, no fue así. En marzo la compañía declaró pérdidas otra vez y que solo había podido producir seis (6) unidades antes de tener que parar la producción de nuevo por problemas de calidad y ajustes. Esto impactó negativamente en su cotización bursátil (como para que no les afectase). En abril la producción se reanudó.
Salvo un ejercicio trimestral en el que tuvo beneficios -por vender su fábrica a FoxConn y cambiar su rol de propietario por arrendador-, Lordstown Motors ha fallado en sus objetivos de ingresos, de beneficios, de producción... de todo, prácticamente.
Una serie de catastróficas desdichas
La fábrica de Lordstown pertenecía a General Motors y producía el Chevrolet Cruze. Fue puesta a la venta en 2018, y la recién creada Lordstown Motors vio la oportunidad de hacerse con una fábrica, y así hizo.
Antes de la declaración de bancarrota, el mayor revés que se llevó la empresa fue un informe de Hindeburg Research en 2021, que les sacó los colores. Se descubrió un fraude de inflado de pedidos del Endurance. Tanto Steve Burns, fundador y CEO de Lordstown Motors, como Julio Rodríguez, responsable financiero, tuvieron que irse.
Las dificultades financieras obligaron a Lordstown Motors a vender la fábrica a Foxconn
En otoño de 2021, Foxconn anunció un acuerdo con Lordstown para adquirir la fábrica, colaborar en la producción del Endurance, e invertir en la empresa emergente. Al final, parece que Foxconn se ha convertido en un cabayo de Troya, pues cuenta con una fábrica en el corazón industrial de EEUU, y dudosamente estará por la labor de salvar a Lordstown Motors. Más bien se prepara para el Fisker PEAR, que se hará allí.