Los coches híbridos sirven para viajar por autopistas y autovías (sí, todos)
Seguro que has escuchado o leído alguna vez que los híbridos no sirven para viajar, como si sus propietarios tuviesen ciclomotores y no se hubiesen enterado de la realidad. Eso es completamente falso y equivocado, cualquier coche híbrido permite recorrer largas distancias.
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Publicado: 29/12/2020 22:15
El origen del falso mito suele ser siempre el mismo: alguien que opina de híbridos, pero que no tiene uno, o que jamás ha conducido uno. En algún caso podemos encontrar a alguien insatisfecho con una compra anterior, o simplemente alguien que no entiende el concepto.
Un coche híbrido combina dos tipos de motores, como os hemos contado muchas veces, y la combinación habitual suele ser de motor de gasolina con motor eléctrico (uno o varios). También hay híbridos con motor diésel, y un tercer tipo de híbrido que no ha resultado viable, el de aire comprimido. Modelos recientes suelen ser, además, enchufables.
Partiendo de la base de que todos los coches híbridos que ruedan por las carreteras tienen un motor de combustión, eso ya significa que pueden ir a cualquier lado mientras tengan combustible en el depósito. Si hablamos de híbridos enchufables, hasta podrían hacer cierta distancia con el depósito vacío, aunque no es algo deseable que ocurra.
Dependiendo del diseño del sistema híbrido, la parte eléctrica hará más o menos trabajo. Pongamos un ejemplo rebuscado, el Peugeot 3008 HYbrid4 de primera generación, con motor eléctrico en el eje trasero. Por encima de 130 km/h el motor diésel hace todo el trabajo, la parte eléctrica ninguno. Sigue pudiendo utilizarse para viajar, de todas formas.
El desconocedor de la tecnología de los híbrido cree que como las baterías -en modelos no enchufables- duran un par de kilómetros en impulsión 100% eléctrica, pues que no sirven para viajar o que no suponen ninguna ventaja sobre un modelo de combustión interna «puro». He aquí otro error de concepto.
Normalmente, los híbridos recuperan energía al soltar el acelerador, al frenar de forma suave o cuando se está produciendo más empuje del necesario con el motor de combustión, pero compensa por aprovechar mejor el combustible así. Toda esa energía que se recupera se traduce en asistencias al motor principal, y en cualquier momento. Por ende, reducen el consumo también en esas circunstancias.
En algunas arquitecturas híbridas, como las que usan Toyota, Lexus o Renault (e-Tech), pidiendo cargas de aceleración pequeñas, el motor eléctrico puede ser el único que haga trabajo incluso a velocidades típicas de autopista o autovía. La unidad de control puede determinar que ese es el modo más eficiente.
En los híbridos enchufables sucede más a menudo, ya que las baterías almacenan más energía y permiten mayores cargas y descargas. De hecho, un híbrido enchufable llega a cualquier lado, aunque no haya recargado, simplemente consumirá un poco más de lo que lo haría teniendo las baterías repletas de energía. Nuevamente, la unidad de control buscará la combinación más eficiente.
Un híbrido enchufable puede viajar sin recargar las baterías, lo peor que pasará es que consumirá más combustible o tendrá limitaciones puntuales de prestaciones
Servidor ha recorrido con coches híbridos casi 200.000 kilómetros, nunca he tenido limitaciones para viajar. Lo peor que me ha pasado -y tampoco fue un drama- es que algunos modelos llevaban el motor revolucionado cuesta arriba por ir justitos de potencia. Como en un gasolina o diésel de poca potencia que pide la tercera para subir con dignidad a más de 100 km/h; hasta aquí, nada nuevo.
Los fabricantes están haciendo un esfuerzo didáctico por acabar con este «cuñadismo» respecto a los coches híbridos, habida cuenta de que dejaron hace tiempo de ser una excentricidad para convertirse en algo habitual en las carreteras. Hay muchos tipos de híbridos, desde un Fiat 500 MHEV hasta un Fórmula 1 actual, y no todos son iguales.
Lo que está claro es que con todos ellos se puede viajar (vale, con el Fórmula 1 no), que normalmente se puede viajar con un consumo inferior al de un gasolina equivalente (e incluso de un diésel equivalente), con una mayor fiabilidad mecánica, y con un coste de mantenimiento más bajo. Decir lo contrario a menudo es sinónimo de no tener ni puñetera idea de lo que se habla.
No importa la marca ni el modelo, cualquier híbrido puede enfrentarse a un recorrido largo sin más problema que un coche convencional equivalente
En 19 años de profesión todavía no he conocido un coche que sea perfecto, tenga 100% de ventajas y 0% de inconvenientes, y sirva para cualquier necesidad imaginable. A las puertas de 2021 hay que ir enterrando viejas creencias que han perdido la validez, y que parece que describen los prototipos de los años 90, no modelos actuales. Hay que perder el miedo a los híbridos, ya que suelen solucionar más problemas de los que crean.