Los taxistas están intentando retrasar lo inevitable
Van seis días de cierre patronal del taxi en Barcelona y otros tres en Madrid, y continuarán indefinidamente. El sector busca que las autonomías -que ahora tienen la patata caliente- pongan trabas a los VTC para que dejen de ser competencia.
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Publicado: 23/01/2019 21:30
Érase una vez un sector de profesionales que una vez se ganó la vida sin competidores, hasta que llegó una alternativa más moderna. Podría referirme a la irrupción de los VTC combinados con aplicaciones móviles versustaxistas, o a los conductores de coches de caballos versus taxistas a motor
La historia se está repitiendo
Seguramente nos parecería una aberración en 2019 que se hubiesen tomado medidas para favorecer a los cocheros con caballos vivos frente a los taxistas con vehículos con motor. La alternativa mecánica era más rápida, más rentable a largo plazo y más conveniente para el usuario. Se impuso la lógica y los cocheros prácticamente desaparecieron.
¿Reemplazarán los VTC a los taxistas? Por mucho que se repita ese mantra, la respuesta es no. Tanto taxis como VTC proporcionan servicios similares, pero estos últimos tienen un poderoso aliado, el teléfono móvil y las aplicaciones. Esto último fuerza a que el trato con el cliente sea bueno, so pena de que un conductor reciba malas puntuaciones y acabe siendo despedido. En cambio, un mal taxista -que alguno habrá- puede ejercer hasta jubilarse mientras no viole la ley.
El auténtico "enemigo" de los taxistas será el coche autónomo, que podrá trabajar las 24 horas -salvo mantenimiento-, todos los días, sin sueldos y sin otras tantas cosas: sin malos modales, por la ruta más eficiente, todo a gusto de la clientela, sin conflictividad social, sin mala fama. Unos pocos han perjudicado a un gremio entero y su reputación está tocada.
Desde el sector del taxi se está presionando para que los VTC sean menos competitivos. En Barcelona han logrado una propuesta de la Generalitat que impide usar la geolocalización, los servicios han de pedirse con una hora de antelación y solo pueden circular llevando clientes o desde/hacia su base. Eso erradica de facto parte de su competencia.
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Sin embargo, es solo un retraso de lo que va a ser inevitable, porque cuando haya taxis autónomos va a ser imposible competir. Y los taxis autónomos también van a necesitar licencia de transporte, por lo que las licencias no pasarán a tener un valor 0. Saldrá más a cuenta mantener un taxi autónomo que genere los ingresos para su dueño o la empresa para la que trabaje.
Las legislaciones de todo el mundo se tendrán que adaptar a esta nueva realidad. El cliente se podrá beneficiar de unas tarifas más ajustadas, ya que no hay un humano al que mantener, y la figura del taxista tal y como la conocemos desaparecerá. Sí se mantendrá, no obstante, una figura mixta, como de taxista/guía, taxista/asistente (para PMR, por ejemplo), taxista/mensajero, etc.
Algún día se tendrá que autorizar la circulación de los taxis autónomos y los requisitos legales tendrán que adaptarse a una nueva realidad. La legislación actual da por sentado que hay trabajadores humanos detrás de las licencias o las autorizaciones de transporte, y el futuro de los conductores robotizados está a la vuelta de la esquina al ritmo al que avanzan las cosas.
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Los taxistas, tal y como los conocemos hoy, tendrán que asumir el mismo destino que otros profesionales que acabaron siendo obsoletos o superados por otras comodidades, como el aguador, el vendedor de hielo, el sereno, las operadoras de telefonía, telegrafistas, el encargado del videoclub, etc. El avance del progreso es inevitable.
En estos días estamos viendo cómo se hacen intentos desesperados por lograr una legislación ad hoc. Los VTC ya están regulados, de la misma forma que ya están regulados los taxis. Lo que se trata es de conseguir una menor competitividad del contrario porque está ganando cuota de mercado a toda velocidad. ¿Cuál es el secreto? Los usuarios ponen por delante la calidad del servicio a la diferencia de precio (que puede ser pequeña, tanto de más como de menos).
La Administración tendría que poner coto a todos los abusos que hay en el sector, sin distinguir bandos. Se tiene que acabar con el mercadeo de licencias de taxi y de autorizaciones de transporte de VTC: son públicas y no deberían estar sujetas a especulación. Que los trabajadores coticen en función de sus ingresos y tengan asegurada la jubilación como cualquiera, y que nadie esté trabajando más de 12 horas diarias para ir justito a fin de mes. Eso para empezar.
El taxi, tal y como lo conocemos, no se está adaptando a los nuevos tiempos. Los VTC sí lo están haciendo. Estamos en una fase de transición, y cuando se complete, los vehículos de transporte privado de pasajeros, se llamen como se llamen, serán inteligencias artificiales. La historia simplemente se repite, acordémonos de los cocheros que iniciaban las carreras al grito de "¡jiá!" a sus caballos.